En el Laboratorio Especial de Desarrollo de Vacunas del Instituto Butantan se elaboró la fórmula que se aplicó en las pruebas preclínicas (imágenes A: biorreactores para la producción a escala de laboratorio; imagen B: biorreactor para la producción a escala piloto/ Instituto Butantan)
Se estima que su fórmula, desarrollada en Brasil, puede brindar protección para los más de 90 serotipos de la bacteria Streptococcus pneumoníae. Las versiones disponibles actualmente en el país inmunizan a lo sumo contra 13 variantes
Se estima que su fórmula, desarrollada en Brasil, puede brindar protección para los más de 90 serotipos de la bacteria Streptococcus pneumoníae. Las versiones disponibles actualmente en el país inmunizan a lo sumo contra 13 variantes
En el Laboratorio Especial de Desarrollo de Vacunas del Instituto Butantan se elaboró la fórmula que se aplicó en las pruebas preclínicas (imágenes A: biorreactores para la producción a escala de laboratorio; imagen B: biorreactor para la producción a escala piloto/ Instituto Butantan)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Ya se están realizando en Brasil los ensayos en humanos de una nueva vacuna contra la neumonía, más barata y con acción más vasta que las versiones que actualmente se aplican en el país. Este agente inmunizante, desarrollado por investigadores del Instituto Butantan (Brasil) y del Boston Children’s Hospital, de la Universidad Harvard (Estados Unidos), posee en teoría capacidad para proteger contra todos los serotipos de la bacteria Streptococcus pneumoníae, causante de la enfermedad.
“Hemos implementado una estrategia distinta para activar la respuesta inmune. En lugar de utilizar como blanco a los polisacáridos presentes en la cápsula bacteriana, tal como se hace con las vacunas actualmente disponibles, optamos por proteínas comunes a todos los serotipos del microorganismo”, dijo Luciana Cezar de Cerqueira Leite, investigadora del Laboratorio Especial de Desarrollo de Vacunas del Instituto Butantan.
El trabajo inicial, coordinado por Cezar de Cerqueira Leite, contó con el apoyo de la FAPESP. Los ensayos clínicos de fase I y II se realizaron en África y su coordinación se concretó en Estados Unidos, a cargo del equipo de Harvard, con el apoyo de la Fundación Bill & Melinda Gates y del PATH (Program for Appropiate Technologies in Health), una organización estadounidense sin fines de lucro dedicada a desarrollar innovaciones que salvan vidas y mejoran la salud.
“Fueron más de diez años de investigaciones hasta llegar a esta vacuna celular. Inicialmente investigamos proteínas que podrían utilizarse como blancos. En el transcurso de los estudios, surgió la propuesta de la vacuna celular, y entonces desarrollamos el proceso de producción y cambiamos de adyuvante [una sustancia capaz de potenciar la respuesta inmune], y también de vía de administración. Inicialmente pretendíamos crear una vacuna de administración intranasal, pero nos percatamos de que el producto sería más eficiente por vía intramuscular”, dijo la investigadora.
Una vacuna polivalente
Se estima que existen en el mundo más de 90 serotipos de S. pneumoniae, bacteria que, amén de neumonía, causa enfermedades tales como meningitis, otitis y sinusitis. Los serotipos se definen con base en la combinación de polisacáridos presente en la cápsula que recubre al microorganismo. En las vacunas convencionales, esta combinación de moléculas determina al antígeno que, cuando se lo introduce en el organismo, induce la formación de anticuerpos. En tanto, el producto desarrollado en el Butantan es capaz de activar la respuesta inmune independientemente del serotipo de la bacteria.
“Producimos la bacteria sin cápsula en cultivo celular y empleamos una técnica especial para matarla sin que se desintegre. De este modo, la propia bacteria inactivada puede administrarse como vacuna. Asimismo, detectamos la presencia de proteínas inmunogénicas [que activan una respuesta inmunológica] comunes a todos los serotipos”, dijo.
En un artículo publicado recientemente en la revista Expert Review of Vaccines, Cezar de Cerqueira Leite y sus colaboradores ponen de relieve la importancia de desarrollar una vacuna contra la neumonía que sea accesible y que funcione para todos los serotipos de S. pneumoniae.
“En el caso específico de la neumonía, la insistencia en la inclusión de nuevos serotipos en vacunas conjugadas solo incrementa la complejidad y los costos de producción, lo cual hace que esas vacunas, que de por sí son caras, se vuelvan menos accesibles todavía para los países en desarrollo como Brasil”, dijo.
Cezar de Cerqueira Leite explica que las vacunas neumocócicas conjugadas disponibles actualmente protegen contra entre 10 y 13 serotipos de la bacteria. Una versión no conjugada comprende 23 serotipos, pero no es eficaz en niños, por eso se la aplica más entre adultos.
“La primera generación de vacunas conjugadas era eficaz contra los siete serotipos más prevalentes en Europa y en Estados Unidos [7-valente]. Sin embargo, como la prevalencia varía de una región a otra, no exhibía una cobertura muy buena para Brasil. Abarcaba únicamente alrededor del 60%”, dijo.
Con el tiempo, la capacidad de conjugar cepas variadas fue aumentando y surgieron las versiones 10-valente y a 13-valente. “Pero existe un problema en esa estrategia. Cuando se saca de circulación a las bacterias de un determinado serotipo, otras cepas [con distintos serotipos] van surgiendo naturalmente y el agente inmunizante pierde eficacia. Es la llamada sustitución serotípica”, añadió.
Aparte de tener una acción más abarcadora, la vacuna celular desarrollada en el Butantan no adolece del problema de la sustitución serotípica. Otra ventaja de esta, de acuerdo con Cezar de Cerqueira Leite, radica en su precio. “Si bien es difícil definir valores antes de que el agente inmunizante cuente con la aprobación y empiece a producírselo, se estima su precio en alrededor de 2 dólares. Actualmente, la vacuna polisacarídica [13-valente] cuesta alrededor de 60 dólares en la red privada y 15 dólares en el Sistema Único de Salud [el SUS, la red nacional pública de salud de Brasil]”, dijo.
La disminución del precio está vinculada con la menor complejidad del proceso productivo. “Para producir la vacuna 13-valente, es necesario elaborar en cultivo cada uno de los 13 distintos serotipos, y luego purificar cada una de las variaciones bacterianas para obtener los polisacáridos. El hecho de que sea una vacuna conjugada requiere a su vez que se concrete una reacción entre el polisacárido y una proteína transportadora. Son varias etapas, es sumamente trabajoso y el proceso entero tarda casi dos años”, dijo.
En tanto, el nuevo agente inmunizante puede producirse en dos meses, de acuerdo con Cezar de Cerqueira Leite.
Ya se han concluido la primera (el análisis de seguridad y toxicidad) y la segunda fase (análisis de inmunogenicidad) de los ensayos clínicos. “Pretendemos repetir la segunda fase en otro lugar, en Estados Unidos. En esta etapa se compara el tipo de respuesta inmune inducida en poblaciones de distintos países”, dijo.
La tercera fase de los ensayos clínicos, aún sin fecha de comienzo, abarca a una cantidad mayor de personas, y en ella se testea efectivamente la eficacia de la vacuna mediante la comparación entre una población inmunizada y otra a la cual se le aplica únicamente un placebo.
Puede leerse el artículo intitulado The long search for a serotype independent pneumococcal vaccine (doi: 10.1080/14760584.2020.1711055), de T.R. Converso, L. Assoni, G.O. Andréa, M. Darrieux and L.C.C. Leite, en el siguiente enlace: www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/14760584.2020.1711055.
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