Ambas especies, que aparecen descritas en la revista PLOS ONE, pertenecen a los géneros Ambidensovirus y Chapparvovirus, nunca antes hallados en humanos. Los investigadores aún no saben si pueden causar enfermedades (imagen: Wikimedia Commons)
Ambas especies, que aparecen descritas en la revista PLOS ONE, pertenecen a los géneros Ambidensovirus y Chapparvovirus, nunca antes hallados en humanos. Los investigadores aún no saben si pueden causar enfermedades
Ambas especies, que aparecen descritas en la revista PLOS ONE, pertenecen a los géneros Ambidensovirus y Chapparvovirus, nunca antes hallados en humanos. Los investigadores aún no saben si pueden causar enfermedades
Ambas especies, que aparecen descritas en la revista PLOS ONE, pertenecen a los géneros Ambidensovirus y Chapparvovirus, nunca antes hallados en humanos. Los investigadores aún no saben si pueden causar enfermedades (imagen: Wikimedia Commons)
Por Karina Toledo | Agência FAPESP – En la región norte de Brasil se han detectado dos nuevas especies de virus en la sangre de pacientes con síntomas similares a los del dengue o del zika, tales como fiebre, dolor de cabeza y manchas rojizas en la piel. Uno de los microorganismos pertenece al género Ambidensovirus y se lo halló en una muestra extraída en el estado de Amapá. El otro, presente en una muestra del estado de Tocantins, pertenece al género Chapparvovirus. Los resultados de esta investigación, que cuenta con el apoyo de la FAPESP, se publicaron en la revista PLOS ONE.
“Lo que más nos sorprendió fue encontrar en una muestra humana un Ambidensovirus. Las especies de este género solamente se habían descrito en insectos, crustáceos y otros invertebrados. Pero nunca en mamíferos”, comentó Antonio Charlys da Costa, quien realiza un posdoctorado la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP) y es uno de los autores del estudio.
Según el investigador, ya se habían descrito en mamíferos especies distintas de Chapparvovirus, pero nunca en humanos. “Con todo, aún no es posible saber si esos microorganismos se encontraban activos en los organismos humanos ni tampoco si fueron los causantes de los síntomas”, declaró Charlys da Costa a Agência FAPESP.
A juicio de Eric Delwart, investigador del Vitalant Research Institute (de Estados Unidos) y supervisor del proyecto, con base en estos resultados, otros científicos podrán investigar si esos nuevos virus están presentes en otros habitantes de la zona o en otras poblaciones, como así también se existe riesgo de propagación.
“Hasta el momento, no existen evidencias de que esos virus se hayan propagado o de que sean patogénicos. Pero resulta interesante científicamente encontrar un Ambidensovirus en huéspedes humanos. Este descubrimiento refleja cuán poco sabemos acerca de la capacidad que tiene los virus poco estudiados de infectar a distintos tipos de células”, dijo Delwart.
El investigador puso de relieve también la importancia de reaprovechar muestras clínicas preexistentes en investigaciones orientadas hacia el monitoreo de virus potencialmente emergentes. En el caso de este estudio, la extracción de las muestras analizadas estuvo a cargo de los Laboratorios Centrales de Salud Pública (Lacens) de diversos estados brasileños, en el marco de la atención de rutina.
Diversidad viral
La detección de las nuevas especies fue posible merced al empleo de una técnica conocida con el nombre de metagenómica, que permite secuenciar concomitantemente todo el material genético –de diversos organismos– contenido en muestras de sangre, de orina, de materia fecal o de saliva. Mediante este método también es posible estudiar todas las bacterias y hongos del suelo de una zona o mapear las distintas especies que componen la microbiota intestinal de un individuo, por ejemplo. Una vez que se han extraído y secuenciado todos los ácidos nucleicos de las muestras, los investigadores emplean herramientas de bioinformática para comparar los resultados con secuencias genómicas ya conocidas, descritas en bancos de datos.
Charlys da Costa aprendió a utilizar esta metodología durante su doctorado, en el marco de una pasantía realizada en el laboratorio de Delwart. En Brasil, la supervisora de la investigación fue Ester Sabino, docente de la FM-USP, quien dirigió el Instituto de Medicina Tropical de esa misma universidad (IMT-USP) entre 2015 y 2019.
En el artículo publicado en PLOS ONE se describe el análisis de 781 muestras extraídas entre 2013 y 2016. En un 80% de ellas se detectó la presencia del género Anellovirus (al que no se le ha atribuido ninguna enfermedad), un 19% contenía HPgV-1 (conocido como Pegivirus Humano tipo 1 y también sin enfermedad relacionada) y el 17% dio positivo para el parvovirus B19, causante de eritema infeccioso, un cuadro común en niños, caracterizado por fiebre leve y erupciones rojas en el rostro, los brazos, las piernas y el tronco.
Solamente en dos muestras se hallaron las especies virales que nunca se habían descrito antes, ambas pertenecientes a la familia Parvoviridae.
Los Lacens de los estados de Amapá, Tocantins, Paraíba, Mato Grosso do Sul, Piauí y Maranhão les cedieron el material a los investigadores.
“El estudio sigue adelante. En total hemos recibido hasta ahora más de 20 mil muestras para su análisis. Nos mandan las que dan negativo para la presencia de dengue, zika y chikunguña. En nuestro laboratorio, en el Instituto de Medicina Tropical, efectuamos test moleculares para detectar otros Flavivirus [los causadores de la fiebre amarilla y de la fiebre del Nilo Occidental, por ejemplo], Alphavirus [el género que incluye al mayaro y a varias especies causantes de encefalitis] y Enterovirus [que pueden causar enfermedades respiratorias y la enfermedad de manos, pies y boca, entre otros cuadros] ya conocidos. Cuando no encontramos nada, ponemos en marcha los análisis de metagenómica”, explicó Charlys da Costa.
Según el investigador, el objetivo del proyecto consiste en describir la diversidad viral existente en Brasil e identificar especies que pueden estar causando enfermedades en humanos y pasan desapercibidas en medio de brotes de arbovirosis.
En un estudio publicado en la revista Clinical Infectious Diseases en 2019, por ejemplo, se describió un brote de parvovirus B19 en medio de una epidemia de dengue ocurrida entre 2013 y 2014. Esa investigación estuvo coordinada por el investigador de la USP Paolo Zanotto, y contó con el apoyo de la FAPESP.
“Ese es un caso de relevancia para la salud pública, pues, de infectar a embarazadas, el parvovirus B19 puede causarle problemas graves a los fetos”, dijo Charlys da Costa.
Los próximos pasos
Para descubrir si las dos nuevas especies virales descritas revisten riesgos para la salud humana, será necesario realizar nuevos estudios más minuciosos.
“Intentamos infectar cultivos de células en laboratorio, pero no fue posible. No sabemos si fue porque esos virus no infectan a ese tipo de células que empleamos en el experimento o si las partículas víricas existentes en las muestras que analizamos ya no eran viables”, comentó Charlys da Costa.
No obstante, el grupo obtuvo una segunda muestra del virus identificado en el paciente del estado de Tocantins (Chapparvovirus) y trabaja ahora en el desarrollo de un test serológico. “La idea es descubrir si ese paciente y sus familiares poseen anticuerpos contra ese microorganismo, lo cual indicaría que fueron infectados en el pasado y generaron una respuesta contra el mismo”, dijo.
Esa investigación también contó con el apoyo de la FAPESP en el marco del proyecto intitulado “Metagenómica viral del dengue, el chikunguña y el zika. Seguimiento, explicación y pronóstico de la transmisión y la distribución espacio-temporal en Brasil”, coordinado por Sabino.
Puede leerse el artículo intitulado Plasma virome of 781 Brazilians with unexplained symptoms of arbovirus infection include a novel parvovirus and densovirus (doi: 10.1371/journal.pone.0229993), de Elizabeth Fahsbender, Antonio Charlys da Costa, Danielle Elise Gill, Flavio Augusto de Padua Milagres, Rafael Brustulin, Fred Julio Costa Monteiro, Marlisson Octavio de la Silva Rego, Edcelha Soares D’Athaide Ribeiro, Ester Cerdeira Sabino y Eric Delwart, en el siguiente enlace: journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0229993.
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