Es una investigación que muestra que el acto de poner a los recién nacidos a observar a los adultos mientras realizan sus actividades diarias incentiva su desarrollo social, motor y cognitivo (bebé estimulado mediante los ejercicios que se proponen el trabajo/foto: Priscilla Ferronato)
Es una investigación que muestra que el acto de poner a los recién nacidos a observar a los adultos mientras realizan sus actividades diarias incentiva su desarrollo social, motor y cognitivo
Es una investigación que muestra que el acto de poner a los recién nacidos a observar a los adultos mientras realizan sus actividades diarias incentiva su desarrollo social, motor y cognitivo
Es una investigación que muestra que el acto de poner a los recién nacidos a observar a los adultos mientras realizan sus actividades diarias incentiva su desarrollo social, motor y cognitivo (bebé estimulado mediante los ejercicios que se proponen el trabajo/foto: Priscilla Ferronato)
Por Luciana Constantino | Agência FAPESP – Los recién nacidos y los bebés de hasta tres meses de edad deben recibir estímulos tendientes a que manipulen objetos y observen a los adultos llevando a cabo sus tareas cotidianas. Este incentivo ayuda en su desarrollo social, motor y cognitivo. Esto es lo que sugieren los investigadores que suscriben un artículo publicado en la revista científica Infant Behavior & Development, en su edición del mes de mayo.
Este estudio propone que, desde su nacimiento, los bebés presencien cotidianamente la labor de los adultos durante sus actividades, al manipular utensilios o cuando los llevan para guardarlos dentro de los armarios, por ejemplo. Asimismo, también deben tener contacto frecuente con objetos, a los efectos de desarrollar las habilidades de sujetar y llegar (extender el brazo para alcanzar algo con la mano).
Mediante estas interacciones sociales, los bebés logran aprender a usar sus propios cuerpos de manera funcional desde sus primeros días de vida, y a percibir las relaciones entre sus movimientos y sus consecuencias en el ambiente.
“Hemos reunido evidencias de que las actividades de imitación y manipuleo neonatal se conectan, por eso proponemos prácticas de estimulación basadas en diseños experimentales en las cuales debe ponerse a los bebés en posturas favorables para que observen a las personas ejecutando labores. Esto tendrá impacto sobre su forma de entender el mundo social y la cadena de acciones posibles en el ambiente”, escriben los investigadores en el artículo intitulado Interweaving social and manipulative development in early infancy: Some direction for infant caregiving.
Este trabajo contó con el apoyo de la FAPESP en colaboración con la fundación Maria Cecília Souto Vidigal (FMCSV).
La profesora Priscilla Ferronato, del Instituto de Ciencias de la Salud de la UNIP – Universidade Paulista (São Paulo, Brasil), y primera autora del trabajo, sostiene que una novedad de este estudio consiste en que establece un nexo entre los sistemas sociales de imitación y el motor de acción manipulativa. “Desde la década de 1970 existían investigaciones que mostraban que los bebés logran copiar expresiones faciales ni bien nacen. Nosotros sugerimos que ellos imitan todo, tanto las expresiones como las acciones motoras de manipuleo. Al ver a los adultos empleando sus manos, ellos los copian y aprenden a usarlas.”
Ferronato explica que los bebés durante los primeros tres meses en general no logran hacer por sí solos los movimientos tendientes a llegar a las cosas. “Quienes los cuidan normalmente los estimulan a usar las manos a partir del momento en que aprenden el movimiento de alcanzar las cosas. Nuestra propuesta va en el sentido contrario: hay que incentivarlos durante el período en que aún no lo logran.”
En el artículo, los investigadores efectuaron una revisión de estudios y perspectivas teóricas y plantearon un nuevo abordaje como alternativa para comprender la imitación y las actividades manuales.
Sus sugerencias se basan en la reproducción de escenarios que replican las situaciones experimentales de estudios clásicos del desarrollo infantil, pero que son sencillos y de fácil adaptación.
Uno de los ejercicios propuestos consiste en poner en las manos del niño un objeto con una textura lisa. Luego repetir este acto, pero aportándole rugosidad a la superficie para que el bebé sienta la diferencia en la forma de agarrarlo. Otra sugerencia consiste en ofrecerle un dedo para que el bebé lo agarre y, cuando lo logre, el adulto sonría para que se concrete la asociación del tacto con el estímulo visual.
Otra actividad que se propone es disponer un haz de luz (de una linterna o de un teléfono celular) en un ambiente con baja luminosidad, y que dicho haz de luz que atraviese horizontalmente al bebé a la altura de su pecho para que este intente controlar los brazos al buscarlo.
“Nuestro objetivo final es que esta información les llegue no solamente a las educadoras de las guarderías para su aplicación práctica, sino también a los padres, pues generalmente los bebés están en casa durante ese tiempo. Los padres en su mayoría no tienen idea de que los bebés son capaces de aprender desde los primeros meses de vida”, añade Ferronato.
En la investigación intitulada “La primerísima Infancia y sus interacciones. Los comportamientos de los padres y los cuidadores de niños de cero a tres años”, publicada el año pasado por la fundación Maria Cecília Souto Vidigal, entre los padres entrevistados, el 21 % dijo que los niños empiezan a aprender a partir de los seis meses de edad, y otro 21 %, desde el año en adelante. Del 58 % que contestó que los bebés aprenden desde que están en el útero o enseguida después de nacer, la mayoría posee educación superior e ingresos más altos.
Para desarrollar habilidades
En Brasil, la ley 13.257/2016 define a la primera infancia como el período que comprende los primeros seis años completos del niño. Pero investigadores y entidades están haciendo hincapié en lo que denominan como “primerísima infancia”, es decir, hasta los tres años. En esa franja etaria se cuentan alrededor 10 millones de niños en el país, de acuerdo con la Investigación Nacional por Muestra de Domicilios (PNAD, en portugués) Continua 2019.
Incluso antes de ese período, se considera que los primeros 1.000 días de un bebé (desde el embarazo hasta los dos años) son los más importantes para el desarrollo físico y mental del ser humano, ya que pueden determinar innumerables factores de la vida adulta. Ese lapso de tiempo, denominado “intervalo de oro”, posee la impronta de una gran plasticidad cerebral, y es sumamente favorable a las situaciones de aprendizaje.
En febrero, la FAPESP concretó la presentación del Centro Brasileño para el Desarrollo en la Primera Infancia, en colaboración con la FMCSV y con sede en el Instituto de Ensino e Pesquisa (Insper), en São Paulo.
Entre los objetivos de dicho centro se encuentran la realización de investigaciones en el área de medición del desarrollo en la primera infancia (DPI) y la integración de datos de DPI registrados por diferentes fuentes, aparte de ofrecer cursos y talleres (lea más en: agencia.fapesp.br/35212/).
El artículo intitulado Interweaving social and manipulative development in early infancy: Some direction for infant caregiving se encuentra disponible en el siguiente enlace: www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0163638321000394?via%3Dihub.
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