El cruzamiento de datos pesqueros con información suministrada por pescadores artesanales confirma la tendencia al reemplazo de especies grandes por otras de menor valor comercial. Se apuntó que 37 especies se encuentran sobreexplotadas (pez de la especie Epinephelus marginatus, también conocido como mero; foto: Diego Delso/Wikimedia Commons)
El cruzamiento de datos pesqueros con información suministrada por pescadores artesanales confirma la tendencia al reemplazo de especies grandes por otras de menor valor comercial. Se apuntó que 37 especies se encuentran sobreexplotadas
El cruzamiento de datos pesqueros con información suministrada por pescadores artesanales confirma la tendencia al reemplazo de especies grandes por otras de menor valor comercial. Se apuntó que 37 especies se encuentran sobreexplotadas
El cruzamiento de datos pesqueros con información suministrada por pescadores artesanales confirma la tendencia al reemplazo de especies grandes por otras de menor valor comercial. Se apuntó que 37 especies se encuentran sobreexplotadas (pez de la especie Epinephelus marginatus, también conocido como mero; foto: Diego Delso/Wikimedia Commons)
Por Karina Ninni | Agência FAPESP – En un artículo publicado en la revista PLOS ONE, un grupo científicos revela que uno de los efectos de la sobreexplotación de grandes y valiosas especies de peces en la zona de Arraial do Cabo, en la región sudeste de Brasil, es su sustitución por especies menores, anteriormente menos codiciadas.
Según los autores del trabajo, la declinación de las existencias de especies tales como Pomatomus saltatrix (anchoa o pez azul), Epinephelus marginatus (mero o chernia marrón), Caranx hippos (jurel amarillo común) y Seriola fasciata (medregal listado) fue seguida de un aumento en la pesca de otras de menor valor comercial, pero más abundantes (Trichiurus lepturus, conocido como pez sable; Balistes capriscus, gallo gris o ballesta; Aluterus monoceros, lija barbuda, y Priacanthus arenatus, conocido como catalufa ojón).
En este trabajo, enfocado en la pesca artesanal, los autores informan que los pescadores pasan más tiempo en el mar para capturar la misma cantidad de peces que obtenían hace algunos años. También mencionan que los más jóvenes están saliendo de esta actividad en busca de fuentes alternativas de ingresos, como el turismo. Y a menudo son las propias familias las que los alientan a dejar la actividad pesquera.
La pesca concentrada en peces de gran porte puede provocar la merma de las principales existencias de predadores, tales como meros, tiburones y atunes, e incluso llevar a las especies a su extinción local, según se afirma en el artículo, cuya primera autora es Carine O. Fogliarini, del Laboratorio de Macroecología y Conservación Marina de la Universidad Federal de Santa Maria (UFSM), en Brasil.
El trabajo lleva la firma también de Vinicius J. Giglio Fernandes, becario de posdoctorado de la FAPESP en la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), y corrobora un concepto muy conocido: el de la pesca a lo largo de la cadena alimentaria (fishing down the food web).
“Significa que se empieza pescando en los niveles tróficos superiores [peces mayores y predadores de la cima] y, paulatinamente, como consecuencia de la sobreexplotación, se termina llegando a los peces menores, de la base de la cadena alimentaria. Ya habíamos publicado un artículo en 2014 sobre la declinación de diversas especies de mesopredadores [peces carnívoros de mediano porte] de la zona, incluidos el mero y la anchoa. Y ahora hemos logrado demostrar, combinando el conocimiento local de los pescadores con datos de desembarque, la existencia del escenario de sobreexplotación de especies de alto nivel trófico capturadas en Arraial do Cabo, y también la mengua en el tamaño promedio de esas especies en los desembarques”, resume Mariana G. Bender, coordinadora del Laboratorio de Macroecología y Conservación Marina de la UFSM y coautora del trabajo.
Para confirmar esta última información, los investigadores usaron una medida denominada nivel trófico promedio (NTP), e intentaron determinar su declinación en una serie histórica de 16 años. “Grosso modo, cuando existe una merma significativa de ese número es señal de que estamos pescando muchas más especies de un nivel trófico inferior. Tuvimos una cierta dificultad con el NTP, porque es una medida general, que tiene en cuenta el nivel trófico promedio de la biomasa desembarcada y su variación en el tiempo. Por eso dividimos el NTP en cuatro categorías: todas las especies desembarcadas, especies con nivel trófico [NT] mayor que 4, con NT mayor o igual a 3,5 y con NT menor que 3,5”, explica Fogliarini.
El grupo observó una tendencia a la declinación en el nivel trófico promedio y en los desembarques de especies con NT mayor que 4 y NT mayor o igual a 3,5. “Las capturas de nivel trófico mayor que 4 muestran un aumento y luego una caída brusca. Esto quiere decir que los desembarques de especies que tiene nivel trófico mayor que 4 [superiores] están disminuyendo efectivamente. Y existe una tendencia a la sustitución de esa captura por la pesca de peces de nivel trófico inferior”, dice Bender.
El estudio también sugiere que el análisis de los cambios con base en un solo indicador como el NTP puede enmascarar resultados, y que la aplicación de diversos abordajes, que incluyen el conocimiento de los pescadores locales, puede explicitar más aún esos cambios.
Nuevos blancos
Fueron entrevistados 155 pescadores artesanales de las comunidades pesqueras de Figueira, Monte Alto, Praia Grande, Praia dos Anjos, Prainha y Pontal, correspondientes al 10,3 % de los pescadores artesanales locales. Se los categorizó de acuerdo con sus años de práctica en cuatro grupos: menos experimentados (por debajo de los 20 años), intermedios (de 21 a 35 años), experimentados (de 36 a 40 años) y muy experimentados (más de 40 años).
“Los pescadores con más años de práctica reconocieron una cantidad significativamente mayor de especies de peces sobreexplotadas que los que poseen menos años de práctica. Observamos este mismo patrón con respecto a la cantidad de especies reconocidas como nuevas especies blanco. Con el aumento del tiempo de práctica, los pescadores hicieron mención a una cantidad mayor de especies como nuevos blancos de la pesca local”, relata Fogliarini.
Según el grupo de científicos, los pescadores locales identificaron a 37 especies sobreexplotadas. La anchoa fue la especie más citada, en todas las categorías de experiencia (el 45 % la reconoció como sobreexplotada). Pero entre el grupo más experimentado de pescadores, el mero y el jurel amarillo común fueron los más citados. “La pesca del mero ten una historia secular en aquella zona: era importante para la economía local. Siempre se valoró mucho allí a peces como el mero y el jurel. Pero ahora son cada vez más raros”, recuerda Bender.
El pez sable ocupa el segundo lugar en la lista local de los sobreexplotados y el primer lugar entre las nuevas especies blanco. “Los pescadores más experimentados cuentan que este no poseía valor y que, cuando venía junto, lo enterraban en la arena. Poco a poco fue encontrándose un mercado consumidor para el pez sable, que se transformó en una nueva especie blanco, y posteriormente también terminó siendo sobreexplotada”, revela la primera autora.
El segundo más citado como nuevo blanco fue el gallo gris, seguido por el congrio (Conger orbignyanus), la lija barbuda y el catalufa ojón. “La misma tendencia a la merma informada por los pescadores para la anchoa, el pez sable, el mero, el jurel y el medregal listado se confirmó con los datos de desembarque de pescas a los que tuvimos acceso”, culmina la investigadora. “También vimos que los pescadores más jóvenes informan acerca de las nuevas especies blanco más que los mayores, y esto también se verifica en los datos de captura más recientes disponemos.”
Los motivos
Según los pescadores de Arraial do Cabo, los motivos de la sobrepesca son el aumento de la cantidad de pescadores, el aumento de la cantidad de barcos y la pesca industrial realizada en las cercanías. También aparecen entre los motivos la pesca de arrastre y la trainera.
De acuerdo con datos referentes a la producción pesquera marina del Proyecto de Monitoreo de la Actividad Pesquera de Río de Janeiro (para el período comprendido entre enero y junio de 2020), el 59,9 % del volumen de la pesca artesanal de Arraial do Cabo se obtuvo mediante pesca tipo cerco-trainera (un barco motorizado lleva a remolque un bote al que se lo suelta en determinado lugar y sujeta una punta de la red mientras el barco lleva la otra, con lo cual se cerca al cardumen). El sistema de líneas diversas (pertrechos que utilizan línea y anzuelo) ocupa el segundo lugar, y el arrastre de playa el tercero.
“En el arrastre de playa, con los barquitos, van jalando los cardúmenes hacia la playa y retiran los peces allí en la arena. Sabemos que también existe la pesca del tiburón. Se rodea a los cardúmenes y se los lleva hacia la arena. Es una pesca altamente predatoria, dado que se captura una gran cantidad de hembras con gestaciones”, apunta Fogliarini.
Datos y políticas públicas
Mariana Bender sopesa que la serie histórica de monitoreo de la pesca local que el grupo usó es muy pequeña (de 16 años, entre 1992 y 2008), y que existen incluso datos más recientes; pero los científicos no tuvieron acceso a ellos. La investigadora hace hincapié en la necesidad de implementar políticas públicas más incisivas de monitoreo periódico y producción y disponibilidad de datos.
“Brasil cuenta con un monitoreo irregular: no se lo ejecuta en todas las áreas y está disperso en el tiempo. Idealmente, el monitoreo debería tener periodicidad [una vez al mes, por ejemplo] e incluir un seguimiento o chequeo de los desembarques en diversos puntos de la costa, pues la composición de la pesca difiere a lo largo del litoral. Y sería sumamente importante que se lo realizara con cada especie, con la mayor precisión posible, y no mediante la utilización de los nombres populares de los peces, que es como se hace actualmente. Esto dificulta la elaboración de los escenarios de existencias a lo largo de la costa. En primer lugar, porque en un grupo genérico como ‘meros’ puede haber diversas especies; después, porque mero o garoupa en el estado de Bahía no es lo mismo en Santa Catarina, es decir que los nombres comunes pueden variar de un área a otra.”
Fogliarini destaca la importancia de los consumidores. “Son pocas las iniciativas que apuntan a llegar al consumidor y, sin embargo, es la demanda lo que determinar qué se pesca. Hay que concientizar a los consumidores, y hay un largo camino por delante para llegar a un nivel razonable de conciencia sobre el consumo de pescado.”
La organización Painel Mar, de la cual la FAPESP es una de sus entidades mantenedoras, publicó en 2020 una Guia de Consumo Consciente de Pescado de la Costa del Descubrimento. La Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) también cuenta con una publicación de este tipo, editada en 2017.
Puede accederse a la lectura del artículo intitulado Telling the same story: Fishers and landing data reveal changes in fisheries on the Southeastern Brazilian Coast en el siguiente enlace: journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0252391.
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