El anuncio contó con la presencia del gobernador del estado de São Paulo, João Doria, de la secretaria de Desarrollo Económico del estado, Patrícia Ellen, del vicepresidente de la FAPESP, Ronaldo Aloise Pilli, en representación del presidente de la Fundación, Marco Antonio Zago, del CEO de Shell de Brasil, André Lopes de Araújo, del rector de la USP, Vahan Agopyan, y del director general del RCGI, Julio Meneghini (foto: Daniel Oliveira/Agência FAPESP)
Los recursos se destinarán al Research Centre for Greenhouse Gas Innovation, un centro de investigaciones e innovación en gases de efecto invernadero con sede en la Universidad de São Paulo, en Brasil
Los recursos se destinarán al Research Centre for Greenhouse Gas Innovation, un centro de investigaciones e innovación en gases de efecto invernadero con sede en la Universidad de São Paulo, en Brasil
El anuncio contó con la presencia del gobernador del estado de São Paulo, João Doria, de la secretaria de Desarrollo Económico del estado, Patrícia Ellen, del vicepresidente de la FAPESP, Ronaldo Aloise Pilli, en representación del presidente de la Fundación, Marco Antonio Zago, del CEO de Shell de Brasil, André Lopes de Araújo, del rector de la USP, Vahan Agopyan, y del director general del RCGI, Julio Meneghini (foto: Daniel Oliveira/Agência FAPESP)
Agência FAPESP – La FAPESP y la compañía Shell anunciaron el pasado 8 de octubre inversiones por un monto de 63 millones de reales en el Research Centre for Gas Innovation (RCGI), un Centro de Investigaciones en Ingeniería (CPE) con sede en la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil. De ese total, 51 millones de reales los aportará Shell y otros 12 millones de reales quedarán a cargo de la Fundación. Estos recursos le permitirán al RCGI ampliar su campo de investigación para estudiar también estrategias de mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
El anuncio, realizado en el marco de una ceremonia que tuvo lugar en la USP, contó con la presencia del gobernador del estado de São Paulo, João Doria, de la secretaria de Desarrollo Económico del estado, Patrícia Ellen, del vicepresidente de la FAPESP, Ronaldo Aloise Pilli, en representación del presidente de la Fundación, Marco Antonio Zago, del CEO de Shell de Brasil, André Lopes de Araújo, del rector de la USP, Vahan Agopyan y del director general del RCGI, Julio Meneghini.
“El buen papel es este. Cuando el sector privado y el sector público, es decir, la academia, establecen juntos metas y principios para la ejecución de tareas. Es la continuidad de esto lo que nos da la satisfacción de saber que estamos en el camino correcto”, dijo el gobernador. “El ejemplo de esta asociación entre Shell, la FAPESP y la USP es sumamente simbólico. Estamos yendo más allá en el trabajo de disminución de los gases de efecto invernadero y la innovación del uso sostenible del gas natural pensando en el biogás y en el hidrógeno, y también avanzando en la captura y el almacenamiento de carbono”, afirmó la secretaria de Desarrollo Económico.
El RGCI, constituido por la FAPESP y Shell en el año 2015, cuenta con unos 400 investigadores que trabajan en 46 proyectos de investigación enfocados en estudios avanzados en el uso sostenible de gas natural, biogás, hidrógeno, gestión, transporte, almacenamiento y uso de CO2. A juicio del presidente de la FAPESP, la ampliación del campo de investigación orienta al RCGI hacia investigaciones relacionadas no solamente con el uso sostenible de la energía, sino también con los cambios climáticos. “El combate contra las causas de los cambios climáticos globales constituye un importante desafío de la humanidad, al asumir su lugar como la principal meta de todos los países, a medida que la amenaza de la pandemia de COVID-19 va disminuyendo”, subraya.
Con el cambio de foco, el nombre del RCGI pasa a ser Research Centre for Greenhouse Gas Innovation pero manteniendo las mismas siglas, e incorpora cinco nuevos programas: Nature Based Solutions (NBS), Carbon Capture and Utilization (CCU), Bioenergy with Carbon Capture and Storage (BECCS), Greenhouse Gases (GHG) y Advocacy. Los cinco programas articulan 19 proyectos de investigación, varios con potencial para ser disruptivos.
“El enfoque en la mitigación del impacto de los cambios climáticos se alinea a las estrategias de Shell de Brasil, con la mira puesta en la descarbonización”, dijo el CEO de Shell de Brasil. El RCGI fue el primer CPE constituido por la empresa en asociación con la FAPESP; el segundo es el Centro de Innovaciones en Nuevas Energías (CINE), con sede en las universidades de Campinas (Unicamp) y de São Paulo (USP) y en el Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (Ipen). Lopes de Araújo informó que se está planificando un nuevo CPE: el Offshore Innovations Science. “La ciencia y la tecnología son fundamentales para la transformación de la sociedad.”
Durante el evento, el vicepresidente de la FAPESP subrayó que, con la nueva inversión de la Fundación en el RCGI, el total de recursos destinados a los 22 CPE constituidos por la FAPESP en asociación con empresas y universidades llega a la marca de 1.000 millones de reales. “Se trata de una inversión a largo plazo y orientada hacia la solución de problemas. La investigación enfocada en la misión ha venido orientando a la FAPESP durante los últimos años”, remarcó.
El director general del RCGI efectuó la presentación de sus nuevos objetivos. “Sabemos que no bastan las soluciones que disminuyan las emisiones de gases de efecto invernadero. Es necesario ir más allá: capturar y almacenar carbono, transformar el CO2 en materia prima para la industria química y superar los cuellos de botella del mercado, la regulación y la percepción pública”, destacó Meneghini. “Con este panorama actuaremos en nuestros proyectos”, resumió.
El programa Nature Based Solutions, por ejemplo, apuntará a hallar soluciones tendientes a promover el secuestro de carbono en la vegetación y en el suelo mediante proyectos de reforestación de especies autóctonas, restauración de pasturas degradadas y sistemas integrados de cultivos-bosques-ganadería. También apoyará la prestación de servicios ecosistémicos, aparte de brindar soporte para la elaboración de políticas públicas e incentivar el bienestar social.
El avance en nuevas rutas químicas, biológicas o electroquímicas, transformando el CO2 en materia prima para la industria química, se encuentra en el radio de acción del programa Carbon Capture and Utilization. Otra propuesta innovadora es la aplicación de la tecnología de captura y almacenamiento de carbono para la industria de bioenergía, lo que está previsto en el programa Bioenergy with Carbon Capture and Storage. En este caso, el desafío consistirá en obtener una huella de carbono negativa en la cadena de bioenergía, lo que catapultaría a Brasil al liderazgo mundial referente a este combustible.
En tanto, el programa Greenhouse Gases trabajará en pos de hallar medios para aportar una mayor confiabilidad en el inventario de emisión de gases de efecto invernadero de Brasil, aparte de desarrollar nuevas tecnologías para contenerlas. “De nada sirve que contemos con productos y procesos económicamente viables, con huella cero de emisiones, si no tenemos créditos de carbono de calidad para comercializarlos”, remarcó Meneghini. “Asimismo, será necesario evaluar la factibilidad de cada uno de los proyectos en términos económicos, jurídicos y sociales, con el fin de desarrollar estrategias y poder presentárselos a los grupos de interés, lo que le competerá al programa Advocacy.”
El vicedirector general del RCGI, Alexandre Breda, ejecutivo de Shell, también destaca que algunos de los nuevos retos del RCGI van al encuentro de las estrategias globales de la empresa, que pretende ser neutra en carbono en el año 2050. “Aparte de un equipo excelente de alrededor de 400 investigadores, el centro tiene actualmente un nivel de madurez y de organización que lo habilita para afrontar desafíos complejos”, afirma.
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