Un estudio apunta que entre los atletas el 8 % padece síntomas persistentes luego de contraer COVID-19

Esta constatación estuvo a cargo de investigadores de la Universidad de São Paulo, en Brasil, y se basó en la revisión de 43 artículos científicos referentes al tema. Para los autores, estos hallazgos indican la necesidad de efectuar una evaluación criteriosa y personalizada antes del regreso a la práctica deportiva

Por Karina Toledo  |  Agência FAPESP – Tras analizar 43 artículos científicos en los que se describen los impactos del COVID-19 en atletas, investigadores de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, arribaron a la conclusión de que, si bien esta enfermedad se cursa en forma asintomática o leve en la gran mayoría de los casos (el 94 %), alrededor de un 8 % de esa población desarrolla síntomas persistentes, que pueden afectar el rendimiento e incluso atrasar el regreso a los entrenamientos y a las competencias.

Se analizaron en total datos de 11.500 atletas, incluidos aficionados y profesionales de alto rendimiento. Este trabajo contó con financiación de la FAPESP (proyectos 17/13552-2, 19/05616-6, 19/14819-8 y 20/04877-8), y sus resultados se publicaron en el British Journal of Sports Medicine.

“Estudiamos tanto el cuadro agudo de la enfermedad, en busca de evaluar sus manifestaciones y su gravedad, como también sus síntomas persistentes, registrados después de que el virus había sido eliminado del organismo. Es algo un poco más abarcador que aquello que se ha dado en llamar COVID largo”, explica Bruno Gualano, docente de la Facultad de Medicina (FM-USP) y coordinador de la investigación. “Se trata de un verdadero compendio sobre el tema, que puede orientar a los profesionales de la salud que trabajan con esta población.”

De acuerdo con el artículo, entre los atletas, el 74 % exhibió síntomas en la fase aguda, entre los cuales los más comunes fueron anosmia/ageusia (el 46,8 %), fiebre/escalofríos (el 38,6 %), dolor de cabeza (un 38,3 %), fatiga (un 37,5 %) y tos (un 28 %). Solamente el 1,3 % evolucionó hacia la forma grave de la enfermedad.

Gualano remarca que el índice de casos graves es similar al que se observa en la media de la población. En tanto, el porcentual de casos asintomáticos es más difícil de compararse. “Muchos infectados con síntomas leves pasan desapercibidos en la población en general. Pero entre los atletas, que pasan por evaluaciones frecuentes, esos casos tienden a ser más diagnosticados”, dice.

A juicio del investigador, los hallazgos más innovadores de la investigación hacen referencia a lo que sucede tras la fase aguda. Entre el 3,8 % y el 17 % de los atletas (el rango de confianza, con un valor promedio del 8 %) desarrolla síntomas persistentes, entre ellos anosmia/ageusia (un 30 %), tos (un 16 %), fatiga (el 9 %) y dolor en el pecho (el 8 %).

“Observamos que un 3 % desarrolla intolerancia a los ejercicios. No es algo grave, que ponga en riesgo la vida, pero en el contexto deportivo puede erigirse como un problema. En el caso de los atletas de élite, cualquier diferencia en la preparación puede determinar quién sube al podio, tamaña es la competencia”, comenta Gualano.

Protocolos personalizados

Los protocolos que adoptan las confederaciones deportivas en general autorizan el regreso a la práctica cinco días después del comienzo de los síntomas causados por el SARS-CoV-2. Así y todo, a juicio de Gualano, este estudio demuestra que no todos los atletas se encuentran en condiciones aptas como para regresar a los entrenamientos al cabo de ese lapso.

“Lo ideal es que el atleta se someta a una evaluación criteriosa y, en caso de exhibir síntomas persistentes, quizá se haga necesario modular la carga o incluso posponer el regreso hasta que el cuadro se resuelva”, afirma.

Si bien estudios anteriores sugerían que el COVID-19 aumentaría el riesgo de padecer miocarditis en esa población, la revisión a cargo del grupo de la FM-USP no confirmó dicha hipótesis.

“En los estudios en que había algún tipo de grupo de control, no fue posible observar una relación de causalidad entre la infección y el problema cardíaco. Una posibilidad indica que los atletas podrían ya padecer previamente miocarditis, cosa que solo se descubrió a causa de los estudios por imágenes realizados tras el COVID-19. Pero la ausencia de evidencia no significa que esta relación no exista. Será necesario realizar nuevas investigaciones al respecto de esto”, dice.

Gualano señala otras lagunas en este campo del conocimiento que habrá que ir llenando en el marco de futuros estudios. Una de ellas se refiere al impacto de la variante ómicron y sus subvariantes en los deportistas, toda vez que los artículos en su mayoría son anteriores al surgimiento de las nuevas cepas del SARS-CoV-2.

“Aparentemente, son menos los atletas que nos han consultado con síntomas persistentes, pero no sabemos si es a causa de esta variante, de la vacunación o de la inmunidad previa. Tampoco conocemos la respuesta vacunal a las subvariantes de ómicron. Hay que seguir estudiando a los atletas en este nuevo contexto de la pandemia”, argumenta.

Puede leerse el artículo intitulado Acute and post-acute COVID-19 presentations in athletes: a systematic review and meta-analysis en el siguiente enlace: bjsm.bmj.com/content/early/2022/05/26/bjsports-2022-105583.