Se descubrieron gránulos en los sedimentos existentes a entre 180 y 224 metros de profundidad en el interior de ese cráter ubicado en São Paulo, Brasil. La forma de los mismos sugiere que las rocas locales fueron pulverizadas, vaporizadas y arrojadas a lo alto debido a la colisión (foto: Víctor Velázquez Fernández)
Se descubrieron gránulos en los sedimentos existentes a entre 180 y 224 metros de profundidad en el interior de ese cráter ubicado en São Paulo, Brasil. La forma de los mismos sugiere que las rocas locales fueron pulverizadas, vaporizadas y arrojadas a lo alto debido a la colisión
Se descubrieron gránulos en los sedimentos existentes a entre 180 y 224 metros de profundidad en el interior de ese cráter ubicado en São Paulo, Brasil. La forma de los mismos sugiere que las rocas locales fueron pulverizadas, vaporizadas y arrojadas a lo alto debido a la colisión
Se descubrieron gránulos en los sedimentos existentes a entre 180 y 224 metros de profundidad en el interior de ese cráter ubicado en São Paulo, Brasil. La forma de los mismos sugiere que las rocas locales fueron pulverizadas, vaporizadas y arrojadas a lo alto debido a la colisión (foto: Víctor Velázquez Fernández)
José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – Con sus 3,6 kilómetros de diámetro, alrededor de 300 metros de profundidad y un borde erguido de 120 metros, el cráter de Colônia es una formación geológica situada en Parelheiros, en la zona sur de la ciudad de São Paulo, a menos de 40 kilómetros de la Praça da Sé, la plaza central y zona cero de la ciudad más populosa de Brasil. Con su interior lleno de sedimentos y su borde cubierto por vegetación, esta estructura estuvo escondida hasta comienzos de la década de 1960, cuando fotos aéreas y posteriormente imágenes satelitales mostraron su forma circular casi perfecta.
Su origen −el impacto de un cuerpo extraterrestre− solamente se confirmó en el año 2013, mediante el análisis microscópico de sedimentos recolectados a distintos niveles de profundidad. Este estudio y otros realizados posteriormente, todos ellos a cargo del geólogo Víctor Velázquez Fernández, docente de la Escuela de Artes, Ciencias y Humanidades de la Universidad de São Paulo (EACH-USP), ya fueron objeto de un reportaje anterior de Agência FAPESP.
Ahora, una investigación de Velázquez Fernández aporta evidencias aún más robustas sobre el impacto que produjo el cráter. Y un artículo al respecto salió publicado en la revista Solid Earth Sciences, intitulado “Morphological aspects, textural features and chemical composition of spherules from the Colônia impact crater, São Paulo, Brazil”.
“Encontramos gránulos en el interior del cráter a profundidades ubicadas entre los 180 y los 224 metros, cuya forma solamente puede explicarse debido al impacto de un cuerpo extraterrestre, que generó temperaturas del orden de 5.000 grados Celsius y presiones del orden de los 40 kilobares, equivalentes a 40 mil veces la presión atmosférica normal”, comenta Velázquez Fernández.
Según el investigador, el hecho de que los gránulos hayan sido hallados en el interior del cráter y no fuera de él es bastante raro, pues normalmente los impactos eyectan sedimentos hacia fuera. “Nuestra explicación indica que la energía del impacto transformó las rocas existentes en el lugar en una nube densa y sobrecalentada. Este material fue arrojado entonces arriba, se congeló y volvió a caer sobre la base del cráter recién formado”, dice.
Los tamaños de los gránulos, en sus ejes de mayor longitud, varían de 0,1 a 0,5 milímetro, con prevalencia de 0,4 milímetro. En cuanto a su forma, el 44% es oval, el 30 % posee apariencia de gota, el 18% es esférico y el 8% posee un formato de disco (esferoide prolato u oblongo). Las restantes no se encuadran en esas clasificaciones.
“El hecho de que no son todos esféricos es importante, pues indica que no puede clasificárselos como micrometeoritos, toda vez que estos, debido al rozamiento con la atmósfera, son siempre esféricos. Las formas ovales, de disco y de gota son especialmente relevantes, pues solamente pueden explicarse con nuestra hipótesis de la nube sobrecalentada, la eyección vertical y la posterior solidificación y caída del material”, comenta Velázquez Fernández.
Otra información importante que la investigación aporta surge de la composición química de los gránulos, coincidente con la esperable para las rocas que componen el borde del cráter. “Se hace oportuno poner de relieve, entre tantos otros elementos, el silicio, el aluminio, el cromo y el níquel. La falta de evidencias de que hayan recibido material del objeto que impactó sobre el área sugiere fuertemente que ese objeto habría sido un cometa y no un asteroide metálico o rocoso”, argumenta el investigador.
Pero aún no es posible establecer una afirmación definitiva con relación a esto, lo que requeriría la realización de otras investigaciones. “Aunque desconozcamos el tamaño del objeto, su velocidad y su ángulo de incidencia, por comparación con otros impactos podemos decir que la colisión generó una devastación de 20 kilómetros de radio. Otro aspecto que ignoramos también es la fecha del suceso, estimada por ahora en un intervalo que se extiende entre los 5 millones y los 36 millones de años en el pasado”, resume Velázquez Fernández.
Este estudio contó con el apoyo de la FAPESP mediante dos ayudas regulares: la primera sobre el registro de elementos geológicos y geomorfológicos del cráter de Colônia y la segunda referente a los registros geológicos en la zona, concedidas al investigador.
Puede leerse el artículo completo intitulado “Morphological aspects, textural features and chemical composition of spherules from the Colônia impact crater, São Paulo, Brazil” en el siguiente enlace: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2451912X20300635.
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