Este proceso está relacionado con el calentamiento de la subsuperficie oceánica, que hace que los glaciares liberen cantidades colosales de icebergs, con la conseguiente disminución de la salinidad superficial de los océanos (imagen: un iceberg en el área de trabajo situada a lo largo de Newfoundland, en Canadá; al fondo, el buque de investigación/Crédito: Lars Max)
Este proceso está relacionado con el calentamiento de la subsuperficie oceánica, que hace que los glaciares liberen cantidades colosales de icebergs, con la conseguiente disminución de la salinidad superficial de los océanos
Este proceso está relacionado con el calentamiento de la subsuperficie oceánica, que hace que los glaciares liberen cantidades colosales de icebergs, con la conseguiente disminución de la salinidad superficial de los océanos
Este proceso está relacionado con el calentamiento de la subsuperficie oceánica, que hace que los glaciares liberen cantidades colosales de icebergs, con la conseguiente disminución de la salinidad superficial de los océanos (imagen: un iceberg en el área de trabajo situada a lo largo de Newfoundland, en Canadá; al fondo, el buque de investigación/Crédito: Lars Max)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – La Circulación Meridional de Retorno del Atlántico –que transporta las aguas cálidas del hemisferio sur al hemisferio norte, y trae las aguas frías del hemisferio norte al hemisferio sur– es un mecanismo fundamental para la regulación del clima del planeta. Este fenómeno ya entró en colapso en el pasado a causa de factores naturales: la última vez que ello ocurrió fue crucial en el proceso de deglaciación. Actualmente, dicha circulación se encuentra otra vez amenazada por el calentamiento global. Y en el marco de una investigación se descubrió cuál es la secuencia de eventos que provoca su colapso.
El referido estudio estuvo a cargo de científicos alemanes y brasileños, y el paleoclimatólogo Cristiano Mazur Chiessi, docente de la Escuela de Artes, Ciencias y Humanidades de la Universidad de São Paulo (EACH-USP), en Brasil, es uno de sus autores principales. El artículo referente al mismo salió publicado en Nature Communications.
“Al investigar sedimentos marinos recolectados entre Canadá y Groenlandia, descubrimos que, en el pasado, el calentamiento de la subsuperficie oceánica de aquella región hizo que los grandes glaciares que un día cubrieron los territorios que corresponden actualmente a Canadá y el norte de Estados Unidos liberasen cantidades colosales de icebergs en el Atlántico”, le dice Mazur Chiessi a Agência FAPESP.
Una vez en el océano, estos icebergs se derritieron y depositaron sedimentos continentales en el lecho. “Y precisamente la identificación de estos sedimentos fue lo que, junto a la reconstitución de la temperatura de la subsuperficie de la región, hizo posible determinar por primera vez que el calentamiento de la subsuperficie antecedió a la liberación masiva de icebergs.”
El enorme volumen de agua dulce producido por el derretimiento de los icebergs modificó la composición del océano en las altas latitudes del hemisferio norte. Y esto ejerció un tremendo impacto sobre el clima global, pues la región comprendida entre Canadá y Groenlandia es un sitio particularmente sensible de la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico.
“Esta gigantesca circulación transporta en la superficie aguas cálidas y de poca densidad desde el Atlántico Sur hacia el Atlántico Norte. En las altas latitudes del Atlántico Norte, dichas aguas superficiales liberan calor hacia la fría atmósfera. De este modo, su densidad aumenta y se hunden en la columna de agua. Una vez en las profundidades, las aguas entonces frías y de alta densidad regresan al sur, hasta las cercanías de la Antártida, en donde vuelven a la superficie forzadas por un intenso proceso de resurgimiento. Al llegar a la superficie, se calientan, pierden densidad y cierran la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico”, describe Mazur Chiessi.
La cuestión que cobra relieve ahora es que esa circulación no transporta únicamente una enorme cantidad de agua, de aproximadamente 18 millones de metros cúbicos por segundo. También transporta una cantidad exorbitante de energía: unas 100 mil veces la energía producida por Itaipú (la segunda central hidroeléctrica del mundo, situada en la frontera entre Brasil y Paraguay). La distribución espacial de esta energía influye decisivamente sobre el clima de diversas regiones del planeta, Brasil inclusive. Mientras que una circulación vigorosa mantiene el clima que conocemos, su colapso causa una significativa redistribución de energía y lo altera.
Este trabajo se llevó a cabo en el marco de un proyecto coordinado por Mazur Chiessi, y contó con el apoyo de la FAPESP a través de su Programa de Investigaciones sobre Cambios Climáticos Globales (PFPMCG).
La Circulación Meridional de Retorno del Atlántico colapsó diversas veces durante el último período glacial, comprendido entre aproximadamente 71 mil y 12 mil años antes del presente. Otros estudios coordinados por Mazur Chiessi, con base en sedimentos marinos recolectados entre la costa de Venezuela y el nordeste de Brasil, demostraron que esos colapsos provocaron un aumento torrencial de lluvias en el nordeste brasileño y una fuerte disminución de las precipitaciones sobre Venezuela y el extremo norte de la Amazonia. Las disminuciones de precipitaciones también se describieron para las regiones tropicales del norte de África y de Asia.
Al descubrir que el calentamiento subsuperficial de las altas latitudes del Atlántico Norte antecedió a la liberación masiva de icebergs desde Canadá y Estados Unidos hacia el océano Atlántico, los investigadores lograron determinar la secuencia de eventos responsable del colapso de la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico.
“Este proceso comienza con un debilitamiento aparentemente de menor relevancia de la Circulación, que causa el calentamiento subsuperficial en las altas latitudes del Atlántico Norte. Este calentamiento derrite la base de los glaciares con terminaciones oceánicas y hace que los mismos se muevan rápidamente en dirección al océano, liberando cantidades colosales de icebergs. El derretimiento de los icebergs disminuye la salinidad de las aguas superficiales de la región, que no alcanzan ya la densidad necesaria como para hundirse. Y esto hace que la Circulación entre en colapso”, informa Mazur Chiessi.
El monitoreo de la intensidad de la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico durante las últimas décadas muestra que la misma se está debilitando. Las tres principales causas de dicho debilitamiento son la intensificación de las lluvias en las altas latitudes del Atlántico Norte, el derretimiento del casquete de hielo existente sobre Groenlandia y el calentamiento de la superficie del planeta. Estas tres causas están asociadas al aumento de la concentración de los gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera terrestre, debido a la acción humana (lea más en: agencia.fapesp.br/23145/).
El descubrimiento hecho ahora indica que el debilitamiento en curso causará un calentamiento subsuperficial anómalo en las altas latitudes del Atlántico Norte, derritiendo la base de los glaciares con terminaciones oceánicas existentes actualmente sobre Groenlandia. Y esto en última instancia puede hacer que colapse la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico, agravando aún más y con gran repercusión la crisis climática.
Puede accederse a la lectura del artículo intitulado Subsurface ocean warming preceded Heinrich Events en el siguiente enlace www.nature.com/articles/s41467-022-31754-x.
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