Un estudio realizado en la Universidad de Campinas, en Brasil, demostró que, si bien ambos tipos de entrenamiento producen un estrés metabólico análogo, la activación muscular es distinta (foto: Léo Ramos Chaves/Pesquisa FAPESP)
Un estudio realizado en la Universidad de Campinas, en Brasil, demostró que, si bien ambos tipos de entrenamiento producen un estrés metabólico análogo, la activación muscular es distinta
Un estudio realizado en la Universidad de Campinas, en Brasil, demostró que, si bien ambos tipos de entrenamiento producen un estrés metabólico análogo, la activación muscular es distinta
Un estudio realizado en la Universidad de Campinas, en Brasil, demostró que, si bien ambos tipos de entrenamiento producen un estrés metabólico análogo, la activación muscular es distinta (foto: Léo Ramos Chaves/Pesquisa FAPESP)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – ¿Qué genera más aumento de masa muscular, un entrenamiento de musculación que valora la carga o aquel que hace hincapié en la cantidad de repeticiones? De acuerdo con un estudio realizado en la Universidad de Campinas (Unicamp), en el estado de São Paulo, Brasil, da lo mismo.
Los investigadores que llevaron a cabo dicho trabajo les realizaron un seguimiento en el transcurso de ocho semanas a 18 individuos que se sometieron a diferentes protocolos de entrenamiento. Algunos realizaron ejercicios con más peso y una menor cantidad de repeticiones, mientras que los restantes ejecutaron series más largas y con menor carga. La masa muscular se midió durante la primera y en la última sesión de ejercicios. Cuando se compararon ambos grupos, no se observaron diferencias ni en términos de incremento de masa ni de estrés metabólico, este último medido mediante el análisis de las sustancias liberadas en la circulación sanguínea después tras el esfuerzo.
En el entrenamiento con cargas altas, los participantes levantaban hasta un 80 % de su propio peso. En tanto, en el entrenamiento de resistencia, con cargas bajas, ese porcentaje llegó a lo sumo al 30 %, pero las repeticiones se realizaban hasta el agotamiento (cuando los músculos no responden más). Los datos completos de la investigación, apoyada por la FAPESP, se publicaron en la revista Metabolites.
“El entrenamiento de fuerza constituye un medio reconocido para promover el crecimiento muscular. Sin embargo, aún no está completamente claro si lo más eficiente consiste en asignarle valor a las cargas o a la cantidad de repeticiones para lograr la hipertrofia. Nuestro estudio robustece la teoría de que ambos tipos de entrenamiento funcionan de manera análoga. Asimismo, logramos demostrar que la activación muscular transcurre de manera distinta en cada entrenamiento, pero el estrés metabólico es idéntico, por eso el resultado en lo que concierne a la hipertrofia fue igual”, explica Renato Barroso, docente de la Facultad de Educación Física de la Unicamp.
En las evaluaciones realizadas durante la primera y la última sesión de musculación, se tomaron muestras de sangre en tres momentos distintos: antes del entrenamiento, cinco minutos después de los ejercicios y una hora después. El material extraído se sometió a un análisis metabolómico, cuyo objetivo es identificar el conjunto de metabolitos (productos del metabolismo) existentes en la circulación. En tanto, la activación muscular se midió mediante la realización del estudio denominado electromiografía, que concreta con electrodos para monitorear en tiempo real la actividad eléctrica de los músculos.
“Lo esperable era que en el grupo que se entrenó con cargas bajas las respuestas de estrés metabólico fuesen más exacerbadas. Sucede que, en teoría, ese estrés compensaría la menor activación muscular. Pero no fue eso lo que encontramos”, comenta Barroso.
Los análisis indican que, si bien la activación muscular fue mayor en el grupo que se entrenó con cargas más altas, el estrés metabólico fue similar en ambos grupos. “Este resultado sugiere que, eventualmente, los dos tipos de entrenamiento, al presentar respuestas metabólicas muy similares, pueden actuar por las mismas vías para inducir la hipertrofia”, dice.
Las variaciones
El análisis metabolómico detectó la variación de 50 metabolitos en la sangre cuando se producía la activación de los músculos en ambos tipos de entrenamientos. Sin embargo, de los 50 metabolitos seleccionados, pocos exhibieron alguna diferencia entre los grupos de voluntarios. De esos pocos, los investigadores analizaron seis (asparagina, 3 hidroxivalerato, acetoacetato, carnitina, creatina y fosfocreatina).
Si bien los investigadores detectaron diferencias en la respuesta metabólica global, se observó que algunos metabolitos se correlacionaron con la hipertrofia muscular en ambos grupos de entrenamiento. De acuerdo con los científicos, algunas de estas correlaciones pueden estar asociadas a las características de las fibras musculares que activan los ejercicios (tipo 1 o tipo 2) y también a la demanda metabólica de los protocolos de entrenamiento aplicados en el estudio.
“Algunos metabolitos estudiados provienen de sistemas energéticos anaeróbicos, producidos mediante glucólisis [la rotura de la glucosa], que ocurre en los músculos, o por la rotura de creatina y fosfocreatina, un proceso que suministra la energía suficiente como para mantener una intensidad de ejercicios de algunos segundos. En tanto, la asparagina y el acetoacetato están más asociados al ciclo de Krebs, que emplea oxígeno y nutrientes tales como grasas, proteínas e hidrato de carbono para producir la energía destinada a los músculos y posee una duración mucho mayor”, ejemplifica Barroso.
Por ende, lo esperable es que la creatina y la fosfocreatina aparezcan con una expresión más alta cuando se emplea el metabolismo anaeróbico. “Este tipo de metabolismo es una característica de fibras de tipo 2, de contracción rápida. Mientras que la asparagina, por ejemplo, podría encontrarse cuando la etapa de la respiración celular conocida como ciclo de Krebs aparece más activa, una característica de las fibras musculares de tipo 1”, explica.
Barroso remarca que, durante los entrenamientos que valoran la carga, las fibras musculares de tipo 2 se activan con mayor predominancia. “Estas fibras musculares tienen una baja actividad oxidativa, pero una alta actividad glucolítica, y pueden ser más responsivas a la hipertrofia en comparación con las fibras musculares de tipo 1. Por otra parte, los entrenamientos que valoran las repeticiones pueden activar preferentemente las fibras musculares de tipo 1, que poseen una baja capacidad glucolítica, pero una alta capacidad oxidativa y son altamente resistentes a la fatiga”, culmina.
Puede leerse el artículo intitulado Serum Metabolites Associated with Muscle Hypertrophy after 8 Weeks of High- and Low-Load Resistance Training en el siguiente enlace: www.mdpi.com/2218-1989/13/3/335.
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