La ciudad fotografiada desde Pico do Jaraguá, su punto más alto, durante un día de inversión térmica del invierno. La imagen muestra el contraste entre el cielo azul en lo alto y la densa cúpula de contaminación en la franja de la atmósfera más cercana al suelo (foto: Regina Maura de Miranda/USP)
Científicos brasileños analizaron indicadores de polución del aire en el área metropolitana de la capital paulista entre los inviernos de 2019 y de 2020, cuando el movimiento en la mayor ciudad del hemisferio sur se encontraba reducido en razón del aislamiento social. Aun así, las medias diarias excedieron durante 75 días el estándar de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud
Científicos brasileños analizaron indicadores de polución del aire en el área metropolitana de la capital paulista entre los inviernos de 2019 y de 2020, cuando el movimiento en la mayor ciudad del hemisferio sur se encontraba reducido en razón del aislamiento social. Aun así, las medias diarias excedieron durante 75 días el estándar de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud
La ciudad fotografiada desde Pico do Jaraguá, su punto más alto, durante un día de inversión térmica del invierno. La imagen muestra el contraste entre el cielo azul en lo alto y la densa cúpula de contaminación en la franja de la atmósfera más cercana al suelo (foto: Regina Maura de Miranda/USP)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – Los habitantes de la ciudad de São Paulo, en Brasil, seguramente se acuerdan de lo que sucedió el 19 de agosto de 2019, cuando nubes oscuras cubrieron el cielo y el día se transformó en noche en la ciudad. Dicho fenómeno no fue causado por la contaminación local ni por emisiones generadas en el propio estado de São Paulo, sino por el enorme aporte de material en partículas proveniente de incendios acaecidos en la región amazónica, a miles de kilómetros de distancia. Esa oscuridad dejó claro –si es que ya no lo estaba– que todo se encuentra interconectado y lo que ocurre en un rincón puede repercutir muy lejos de su lugar de origen.
Pero independientemente de los eventos extremos como el anteriormente mencionado, la calidad del aire en la mayor metrópolis del hemisferio sur excede durante algunas épocas del año los estándares estipulados por la Compañía Ambiental del Estado de São Paulo (Cetesb), y se ubica aún más lejos de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que son más rigurosas. Quien así lo afirma es la investigadora Regina Maura de Miranda, docente de la Escuela de Artes, Ciencias y Humanidades de la Universidad de São Paulo (EACH-USP). De Miranda coordinó junto a colaboradores un estudio que registró durante el período comprendido entre el invierno de 2019 y el invierno de 2020 indicadores de contaminación del aire en el Área Metropolitana de São Paulo. Y los resultados se publicaron en la revista Atmosphere.
“Con respecto al material en partículas, que constituye el foco de nuestro estudio, verificamos que la situación tiende a agravarse durante los meses de invierno, cuando se registran incendios en el interior del estado, en otras regiones del país e incluso en otros países como Bolivia y Paraguay, y las condiciones de circulación atmosférica son favorables para que esa contaminación llegue cerca de la superficie de la ciudad de São Paulo. Durante esos períodos, se detecta una mayor contribución de partículas de diámetros menores, que interactúan más eficientemente con la radiación solar e intensifican así su efecto climático y su impacto en la salud humana”, afirma De Miranda.
En la investigación se caracterizó el material en partículas finas, el llamado MP2,5, que abarca partículas con diámetro inferior a 2,5 micrones, y se relacionaron datos de composición química obtenidos en la superficie con parámetros ópticos observados en la columna atmosférica. Las mediciones se concretaron cada 60 segundos y posteriormente se calculó la media diaria. De acuerdo con el estudio, esos promedios diarios excedieron el estándar de calidad del aire que recomienda la OMS durante 75 días.
“Mediante la aplicación de un modelo apropiado para el análisis de datos ambientales, detectamos cuatro fuentes principales de aerosoles: vehículos pesados [un 42 %], polvo del suelo más fuentes locales [un 38,7 %], vehículos livianos [un 9,9 %] y fuentes locales [un 8,6 %]”, informa De Miranda. En el apartado “fuentes locales” se encuadran tanto el material originado en emisiones industriales o incendios provocados en las periferias de la ciudad y en el interior del estado como el material proveniente de incendios lejanos. “Durante el período seco, fundamentalmente entre julio y octubre, la quema de biomasa en la zona central de Brasil y en el interior paulista libera grandes cantidades de gases y partículas. Transportados por procesos turbulentos generados por los incendios hacia las capas relativamente elevadas de la atmósfera, esos gases y partículas son arrastrados por los vientos y pueden llegar al Área Metropolitana de São Paulo, tal como sucedió en forma explícita en agosto de 2019”, añade la investigadora.
La emisión de los vehículos
Entre los diversos tipos de contaminantes, De Miranda pone de relieve, a causa de las fuentes existentes en la zona estudiada, la importancia del llamado black carbon (BC) o carbono negro, constituido fundamentalmente por el carbono emitido por los vehículos pesados impulsados con gasoil o por la quema de biomasa. Aparte de los males que puede causar al sistema respiratorio, ese material preocupa por otro motivo. Al absorber la radiación solar en la franja del espectro visible y en el infrarrojo cercano, el BC puede contribuir para el calentamiento de la atmósfera localmente y agravar los efectos del calentamiento global. Durante los años 2019 y 2020, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil reveló que se registraron 197.632 y 222.797 focos de incendio en el país respectivamente.
“Nuestro estudio se concretó en el campus de la EACH-USP, en la zona este de São Paulo. Se trata de un área con más de seis millones de habitantes, bastante industrializada y atravesada por carreteras con un intenso tránsito de vehículos. Allí también se ubica el mayor aeropuerto del país. Los suelos impermeabilizados por el asfalto y otros tipos de coberturas terrestres, las islas de calor y la alta concentración de contaminantes forman parte de ese contexto. Para caracterizar los tipos y las concentraciones de los aerosoles, su composición química, sus propiedades ópticas y su variabilidad estacional, se realizó el estudio en distintas estaciones, tanto en el período seco como en el lluvioso”, comenta De Miranda.
En cuanto a su composición química, el estudio mostró una elevada concentración de elementos provenientes del suelo, tales como aluminio (Al), silicio (Si), calcio (Ca) y hierro (Fe). Pero también se identificaron diversos elementos que se arrojan al aire como resultado de las actividades humanas, tales como azufre (S), producto fundamentalmente de los procesos de combustión, bromo (Br) y calcio (Ca), utilizados en lubricantes y aditivos para vehículos livianos, cobre (Cu) y zinc (Zn), empleados como antioxidantes en aceites de motores, potasio (K), proveniente de la quema de biomasa, y cloro (Cl), liberado por los plásticos que se queman junto a los residuos domiciliarios.
“El período de tiempo estudiado fue de alguna manera atípico, pues en el apogeo de la pandemia se registró una mengua drástica en la emisión de contaminantes. De todos modos, los mismos excedieron las recomendaciones de la OMS. Pretendemos divulgar en un próximo artículo los datos recabados durante los años siguientes. Y avanzar en el estudio investigando los aerosoles secundarios que generan las reacciones químicas de los contaminantes primarios en la atmósfera”, comenta la investigadora.
Esta investigación forma parte del trabajo de maestría de Erick Vinícius Ramos Vieira, dirigido por Regina Maura de Miranda y autor principal del artículo. Y contó con el apoyo de la FAPESP mediante una Ayuda de Investigación, otorgada a De Miranda.
Puede leerse el artículo intitulado Chemical Characterization and Optical Properties of the Aerosol in São Paulo, Brazil en el siguiente enlace: www.mdpi.com/2073-4433/14/9/1460.
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