La garantía de estabilidad de los recursos es esencial para que los investigadores brasileños apliquen los instrumentos científicos que entrarán en operación durante los próximos años, según los expertos presentes en la Reunión Anual de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (foto: Elton Alisson/ Agência FAPESP)
La garantía de estabilidad de los recursos es esencial para que los investigadores brasileños apliquen los instrumentos científicos que entrarán en operación durante los próximos años, según los expertos presentes en la Reunión Anual de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia
La garantía de estabilidad de los recursos es esencial para que los investigadores brasileños apliquen los instrumentos científicos que entrarán en operación durante los próximos años, según los expertos presentes en la Reunión Anual de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia
La garantía de estabilidad de los recursos es esencial para que los investigadores brasileños apliquen los instrumentos científicos que entrarán en operación durante los próximos años, según los expertos presentes en la Reunión Anual de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (foto: Elton Alisson/ Agência FAPESP)
Por Elton Alisson, desde Campo Grande (Brasil) | Agência FAPESP – Tres de los principales logros científicos mundiales de los últimos años –la detección del bosón de Higgs en 2012 y de las ondas gravitacionales en 2015, y la obtención de la primera imagen de un agujero negro en 2019– poseen algo en común: se concretaron el marco de grandes proyectos colaborativos, con la participación de científicos de diversos países, Brasil inclusive.
Los proyectos de cooperación internacional se volverán cada vez más frecuentes durante los próximos años, cuando entrarán en actividad megatelescopios y grandes instalaciones de investigación científica en distintos lugares del mundo.
Para hacer posible la participación efectiva de la comunidad científica brasileña, se hace necesario asegurar la estabilidad de los recursos económicos. Este fue el análisis de los participantes en una mesa redonda referente a los grandes proyectos de cooperación internacional que se realizó el pasado 23 de julio, durante la 71ª Reunión Anual de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC).
“Tenemos dificultades a la hora de firmar acuerdos para formar parte de esos grandes proyectos de colaboración científica internacional, en razón de la falta de estabilidad en la financiación de los experimentos”, dijo João Ramos Torres de Mello Neto, docente de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), durante el evento, que tuvo lugar entre los días 21 y 27 de julio en la ciudad de Campo Grande (estado de Mato Grosso do Sul), cuyo tema fue “La ciencia y la innovación en las fronteras de la bioeconomía, la diversidad y el desarrollo social”.
“La participación de la comunidad científica brasileña en esas grandes colaboraciones internacionales a largo plazo se ha venido basando fuertemente en proyectos de algunos científicos individualmente o de pequeños grupos, y la mayor parte de la financiación apunta al corto plazo”, dijo.
Según Ramos Torres de Mello Neto, para modificar este panorama habría que transformar el financiamiento de la participación de Brasil en los proyectos de colaboración internacional en una política de Estado, en la cual estuviesen contemplados organismos vinculados no solo al Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones (MCTIC) del país sino también al de Economía, Industria, Comercio Exterior y Servicios. Sucede que la participación brasileña en esos proyectos resulta estratégica para todos esos sectores.
“La participación de Brasil en esos grandes proyectos científicos no solamente permitiría obtener retornos bajo la forma de conocimiento sino también desarrollar capital humano y posibilitarles a las empresas nacionales la adquisición o el desarrollo de nuevas tecnologías”, dijo.
Toda vez que esos proyectos apuntan a responder preguntas que se sitúan en la frontera del conocimiento, requieren el desarrollo de tecnologías cuya creación en buena medida está cargo de científicos en colaboración con empresas, según explicó Reinaldo Ramos de Carvalho, docente de la Universidade Cruzeiro do Sul (Unicsul, São Paulo).
El investigador mencionó como ejemplo de ello el primer sensor semiconductor destinado a la captación de imágenes (CCD, por sus siglas en inglés), actualmente utilizado en fotografía digital y presente en la mayoría de los móviles inteligentes. Este sensor se desarrolló merced a una demanda del área de Astronomía.
“La sinergia entre la ciencia y la tecnología resulta imperativa en estos grandes proyectos de colaboración internacional. Por eso requieren la participación del sector privado”, dijo Ramos de Carvalho.
El protagonismo en los proyectos
La generación de oportunidades de desarrollo tecnológico para la industrias del estado de São Paulo es uno de los criterios que la FAPESP tiene en cuenta a la hora de analizar las propuestas de participación en grandes proyectos de colaboración internacional, según destacó Roberto Marcondes Cesar Junior, docente de la Universidad de São Paulo (USP) y coordinador adjunto del área de Ciencias Exactas e Ingeniería de la FAPESP.
Otros criterios de evaluación son el protagonismo de los investigadores apoyados y la participación en el desarrollo de la instrumentación científica de esos proyectos.
“La FAPESP entiende que los investigadores a los que les brinda su apoyo deben apuntar a algo más que a la investigación científica que realizarán en esos grandes proyectos de colaboración internacional”, dijo Marcondes Cesar. “Deben apuntar al liderazgo, al protagonismo y, de ser posible, a tomar parte en la implementación y en la generación de oportunidades de desarrollo tecnológico para las industrias del estado de São Paulo.”
El investigador hizo mención al ejemplo de un grupo de científicos de la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo (Poli-USP), que ha logrado ese protagonismo anhelado en grandes proyectos de colaboración internacional. En el marco de un proyecto que contó con el apoyo de la FAPESP, esos investigadores proyectaron y desarrollaran un chip llamado Sampa, que se instalará en el sistema de detección del ALICE (A Large Ion Collider Experiment), uno de los cuatro grandes experimentos del LHC (Large Hadron Collider).
Otro grupo de investigadores de la Universidad de Campinas (Unicamp) desarrolló, también en el marco de un proyecto apoyado por la FAPESP, el detector de luz llamado Arapuca, que estará instalado en el Deep Underground Neutrino Experiment (Dune).
El Dune es un proyecto internacional cuyo objetivo consiste en descubrir nuevas propiedades de los neutrinos, partículas elementales con muy poca masa y que viajan a una velocidad muy cercana a la de la luz.
“Son proyectos de instrumentación científica brasileña de alto nivel que están funcionando muy bien”, dijo Marcondes Cesar.
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