En un estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, que contó con la colaboración de científicos brasileños, se evaluó potencial del país en el sector (detalle de la portada de la publicación)
En un estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, que contó con la colaboración de científicos brasileños, se evaluó potencial del país en el sector
En un estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, que contó con la colaboración de científicos brasileños, se evaluó potencial del país en el sector
En un estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, que contó con la colaboración de científicos brasileños, se evaluó potencial del país en el sector (detalle de la portada de la publicación)
Por Diego Freire | Agência FAPESP – Para cumplir con los compromisos asumidos en la 21ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 21), durante el pasado mes de diciembre, en París, Brasil debe disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 37% hasta 2025.
Para ello, una salida reside en las inversiones destinadas a la expansión del sector de biocombustibles derivados de la caña de azúcar en la matriz energética brasileña, tal como el etanol de segunda generación, según se lee en el informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), un organismo de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De acuerdo con el documento intitulado Second generation biofuel markets: state of play, trade and developing country perspectives, publicado en febrero, el país tiene capacidad como para producir 10 mil millones de litros de etanol de segunda generación en 2025. Este informe es el segundo que este organismo da a conocer en el área y sigue la propuesta de escuchar a expertos de diversas instituciones del mundo para trazar un panorama global de los desafíos y las oportunidades del sector.
En esta edición, el documento se concentra en analizar de qué manera pueden capitalizar las oportunidades de mercado surgidas con el aumento de la producción de biocombustibles de segunda generación los países en desarrollo interesados en comprometerse en el sector para cumplir con los compromisos firmados en la COP 21, promoviendo a su vez la transferencia de tecnología.
“Mediante un mapeo de las iniciativas en etanol celulósico, y haciéndose eco de lecciones políticas recientes provenientes de todo el mundo, el informe de la UNCTAD apunta a proporcionarles a los gestores públicos y a la iniciativa privada un panorama del sector de biocombustibles avanzados producidos a partir de biomasa, también conocidos como de segunda generación, que se han convertido en una realidad comercial, una alternativa energética que no compite con la producción de alimentos”, explica Laís Forti Thomaz, quien participó de la redacción del documento y es investigadora del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología para Estudios sobre Estados Unidos (INCT-INEU), en Brasil, apoyado por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) y por la FAPESP.
El primer informe de la UNCTAD sobre el estado de las tecnologías de biocombustibles, en 2007, destacaba la existencia de un sector con gran potencial, pero que aún se encontraba muy lejos de los mercados. Con las naciones asumiendo compromisos en 2015, en la COP 21, y con la producción de biocombustibles de segunda generación a escala comercial finalmente despegando, el desafío consiste ahora en saber cómo aprovechar las oportunidades del mercado.
En tal sentido, el informe formula sugerencias para el desarrollo responsable de la industria de biocombustibles de segunda generación, entre ellas, la creación de marcos regulatorios para el mercado de bioenergía avanzada adaptados a las circunstancias nacionales, concentrándose en las demandas locales existentes, la promoción de la cooperación entre organizaciones nacionales y empresas extranjeras, con el fin de facilitar la transferencia de tecnología, y el combate contra los bloqueos al desarrollo industrial en sectores y tecnologías específicos, tales como biomateriales.
También se defiende una mayor flexibilidad para que los agentes del mercado que operan biorrefinerías actúen en otros segmentos, tales como los de materiales, de alimentos y de energía.
“Estas sugerencias son importantes para que el país evite el surgimiento de un gran foso tecnológico entre la primera y la segunda generación de etanol, por ejemplo. Es necesario promover de manera constante el diálogo técnico entre las distintas áreas de producción de los biocombustibles avanzados”, dice Forti Thomaz.
Litro por litro
El mercado mundial de etanol celulósico está liderado por Estados Unidos, con sus 490,37 millones de litros, que representan un 34% del total. Luego aparecen China, con 340,19 millones, equivalentes al 24%, Canadá, con 303,45 millones (21%), Brasil, con 177,34 millones (12%), y la Unión Europea, con 130,83 millones (9%).
Para llegar a la marca de 10 mil millones hasta 2025, dice el informe, Brasil debe avanzar en la molienda de caña y en la modernización e integración de las producciones de etanol de primera y segunda generación en las centrales existentes. También se hace necesaria la construcción de nuevas unidades exclusivamente destinadas al biocombustible celulósico.
Con la modernización de 81 plantas en operación, cuya capacidad de molienda sumada llega a los 275 millones de toneladas de caña anuales, se producirían 5 mil millones de litros hasta 2025. Los 5 mil millones restantes provendrían de agregados de 100 millones de toneladas de caña en la molienda por parte del 80% de las empresas del sector, que llevarían a la producción de 1.500 millones de litros, y de la producción en las nuevas unidades, que, según el informe, responderían por la producción de 3.500 millones.
La versión completa del informe intitulado Second generation biofuel markets: state of play, trade and developing country perspectives se encuentra disponible para su descarga en unctad.org/en/PublicationsLibrary/ditcted2015d8_en.pdf. Además de Forti Thomaz, participaron en la elaboración del documento representantes de otras instituciones brasileñas, entre ellas la Universidad de São Paulo (USP), la Unión de la Industria de la Caña de Azúcar (Unica) y la Asociación Brasileña de Biotecnología Industrial (ABBI).
The Agency FAPESP licenses news via Creative Commons (CC-BY-NC-ND) so that they can be republished free of charge and in a simple way by other digital or printed vehicles. Agência FAPESP must be credited as the source of the content being republished and the name of the reporter (if any) must be attributed. Using the HMTL button below allows compliance with these rules, detailed in Digital Republishing Policy FAPESP.