Así y todo, la investigación científica es esencial para trasladar las innovaciones al campo y asegurar una mayor productividad sin expandir la deforestación, según afirmaron los participantes en un seminario online organizado por la FAPESP junto a la Academia de Ciencias del Estado de São Paulo (imagen: captura de pantalla durante el webinario)
Así y todo, la investigación científica es esencial para trasladar las innovaciones al campo y asegurar una mayor productividad sin expandir la deforestación, según afirmaron los participantes en un seminario online organizado por la FAPESP junto a la Academia de Ciencias del Estado de São Paulo
Así y todo, la investigación científica es esencial para trasladar las innovaciones al campo y asegurar una mayor productividad sin expandir la deforestación, según afirmaron los participantes en un seminario online organizado por la FAPESP junto a la Academia de Ciencias del Estado de São Paulo
Así y todo, la investigación científica es esencial para trasladar las innovaciones al campo y asegurar una mayor productividad sin expandir la deforestación, según afirmaron los participantes en un seminario online organizado por la FAPESP junto a la Academia de Ciencias del Estado de São Paulo (imagen: captura de pantalla durante el webinario)
Por André Julião | Agência FAPESP – Brasil cuenta con la capacidad técnica necesaria como para plasmar una agricultura sostenible, pero aún debe impedir los delitos ambientales. Y, además, debe mejorar la vida de los agricultores más pobres en el campo, quienes, pese a que poseen ingresos muy inferiores a los de los más ricos, ocupan un área equivalente del territorio. Estas fueron algunas de las conclusiones que surgieron en el webinario intitulado “Los retos de la seguridad alimentaria global y el equilibrio ambiental”, realizado el pasado 14 de septiembre como parte de la serie “La ciencia en el desarrollo nacional”, organizada por la Academia de Ciencias del Estado de São Paulo (Aciesp) y la FAPESP.
“Brasil es reconocidamente un gran productor y cumple un rol importante en la seguridad alimentaria del mundo. Y este es uno de los sectores en los cuales el desarrollo científico y tecnológico camina codo a codo con el rendimiento de la economía brasileña”, dijo durante la apertura del evento Carlos Américo Pacheco, director presidente del Consejo Técnico Administrativo de la FAPESP.
“La FAPESP se enorgullece enormemente de cumplir un papel de apoyo a las investigaciones en esta área junto a otras agencias y otras políticas. Se trata de una agenda que camina inexorablemente al lado de la sostenibilidad. Será imposible que el país cumpla un rol activo desde el punto de vista global si la producción agropecuaria de Brasil no se vuelve absolutamente sostenible en todos sus términos”, añadió Pacheco.
La moderación del webinario estuvo a cargo de Bernadette de Melo Franco, docente de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de São Paulo (FCF-USP) y coordinadora del Centro de Investigaciones en Alimentos (FoRC), un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) de la FAPESP.
De Melo Franco explicó que el concepto de seguridad alimentaria empezó a cobrar importancia a nivel global en el año 1974, con su primera definición, acuñada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“En aquel momento, se preveía la garantía de la disponibilidad de alimentos básicos y la estabilidad de precios de esos alimentos”, explicó la investigadora.
Con el tiempo se fueron añadiendo otros elementos, tales como la accesibilidad física y económica a los alimentos básicos. Posteriormente, se incorporó también el énfasis en el valor nutricional, en el modo de utilización y en la durabilidad y la calidad de los alimentos.
“Más recientemente, con el aumento de la importancia del medio ambiente, se empezaron a tener en cuenta los aspectos sociales y la sostenibilidad”, dijo.
Para Roberto Rodrigues, exministro brasileño de Agricultura y docente de la Escuela de Economía de São Paulo de la Fundación Getúlio Vargas (EESP-FGV), otro aspecto de la seguridad alimentaria reside en la estabilidad política.
Rodrigues mencionó los ejemplos recientes del gobierno de Sri Lanka, que fue derrocado en parte debido a la caída de la productividad agrícola del país, y de la Primavera Árabe, en 2010, que empezó con protestas contra el alza de los precios de los alimentos. “Con hambre no existe paz”, resumió.
Para Rodrigues, Brasil tiene una gran oportunidad por delante, a medida que va incrementándose la competencia entre Oriente, con China a la cabeza, y Occidente, con Estados Unidos y Europa a la delantera.
“El país reúne las condiciones como para erigirse en potencial proveedor de todos los bloques económicos. Dado que la seguridad alimentaria es crucial, podemos abastecer a todo el mundo. Tenemos la oportunidad de constituirnos como un player internacional, alimentando y enseñando a producir alimentos”, afirmó.
Con todo, nada de eso puede lograrse sin que la agricultura brasileña alcance niveles elevados de sostenibilidad, opinó el exministro.
Rodrigues recordó que el parlamento europeo sancionó recientemente una normativa que aún debe promulgarse y que indica que el bloque no debe importar una serie de commodities producidas en áreas deforestadas recientemente, aun cuando se trate de talas legales. “Eso tiene un destinatario: Brasil”, dijo.
La calidad de vida
Para Marcos Heil Costa, docente de la Universidad Federal de Viçosa (UFV), es posible incrementar la producción de alimentos de manera sostenible. Según el investigador, cuando aún no se hablaba de la denominada “intensificación sostenible”, Brasil ya estaba avanzando en una serie de prácticas como la producción de dos o tres cosechas por año, algo solamente posible en la agricultura tropical.
“No hay que olvidarse de que cuando se habla de la sostenibilidad existen tres dimensiones: la ambiental, la económica y la social. Puede agregarse la mejora de la calidad de vida del hombre del campo, directamente vinculado a esa producción. El trabajador rural tiene trabajo todo el año en la propiedad, que tiene empleados registrados [en el marco regulatorio que rige en las relaciones del mercado laboral en Brasil desde la década de 1940]. Esto brinda una garantía social”, dijo.
Elibio Rech Filho, ingeniero agrónomo vinculado a la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), recordó que es necesario incluir a los pequeños productores en el mercado. El investigador de la unidad descentralizada de Recursos Genéticos y Biotecnología de Embrapa exhibió datos que muestran que los agricultores más pobres poseen ingresos muy inferiores a los de los más ricos, y producen únicamente para su subsistencia. Pero juntos ocupan un área similar a la de los grandes. “Hay que darles incentivos para que entren en el mercado y mejoren sus vidas”, afirmó.
El aumento de la productividad y la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero constituyen algunos de los enfoques de los estudios de microbiomas, los conjuntos de microorganismos presentes en un determinado ambiente.
En el webinario, la aplicación de esos estudios en la agricultura constituyó el abordaje de Lucas William Mendes, docente del Centro de Energía Nuclear en la Agricultura (Cena-USP), con sede en la localidad paulista de Piracicaba, apoyado por la FAPESP.
Según el investigador, “la comprensión del funcionamiento de los microbiomas abre el camino hacia la concreción de intervenciones favorables a una producción más sostenible”, con una disminución del uso de pesticidas y fertilizantes químicos y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para Rodrigues, puesto que Brasil cuenta con un sistema de ciencia, tecnología e innovación con capacidad para abastecer a la producción agropecuaria nacional con soluciones sostenibles, es necesario terminar con la ilegalidad.
“A la deforestación ilegal, la invasión de tierras, los incendios delictivos y la minería ilegal deben aplicárseles las leyes. Existen ilegalidades de aventureros que mancillan la agricultura brasileña. Estamos en un momento de la historia bastante delicado, pero Brasil cuenta con una gran oportunidad si sabe aprovecharla; y esto pasa fundamentalmente por la sostenibilidad. Para ello hay que terminar con lo que es ilegal y contar con la tecnología. Un país que no cuida su ciencia, su tecnología y su innovación no tiene futuro. No podemos perder el tren de la historia”, culminó diciendo.
El webinario contó también con la participación de Adriano Andricopulo, docente del Instituto de Física de São Carlos (IFSC-USP) y director ejecutivo de la Aciesp.
Las conferencias se encuentran íntegramente disponibles en: youtu.be/b-vBrpXXzZw.
El webinario tuvo el objetivo de presentar y debatir el cuarto capítulo del libro FAPESP 60 anos: A Ciência no Desenvolvimento Nacional [60º aniversario de la FAPESP. La ciencia en el desarrollo nacional de Brasil], que se encuentra disponible para su lectura en: fapesp.br/eventos/2022/aciesp-cap4.pdf.
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