Se realizó un seguimiento con 700 trabajadores caucheros del municipio de Xapuri, en el estado de Acre, Brasil (foto: divulgación)
En un artículo publicado en Scientific Reports, científicos informan alteraciones en el ciclo circadiano y en la producción de melatonina en trabajadores de Xapuri, en el estado de Acre, Brasil
En un artículo publicado en Scientific Reports, científicos informan alteraciones en el ciclo circadiano y en la producción de melatonina en trabajadores de Xapuri, en el estado de Acre, Brasil
Se realizó un seguimiento con 700 trabajadores caucheros del municipio de Xapuri, en el estado de Acre, Brasil (foto: divulgación)
Por Diego Freire
Agência FAPESP – En una reciente investigación, científicos de Brasil, el Reino Unido y Suecia compararon patrones de sueño de una población de caucheros y obreros que viven y trabajan en áreas remotas de la Amazonia brasileña. Y observaron diferencias en el ciclo diario y en la producción de melatonina entre personas que cuentan energía eléctrica en sus viviendas –y se exponen a la luz artificial por las noches– y quienes no tienen acceso a la electricidad.
Se estudió una población de alrededor de 700 trabajadores del caucho del municipio de Xapuri, en el estado de Acre, residentes en la Reserva Extractiva Chico Mendes. Los resultados, publicados en un artículo en la revista Scientific Reports, del grupo Nature, podrán ayudar a evaluar el impacto de la organización del trabajo sobre la salud y el bienestar de los trabajadores.
“La sociedad actual queda sumamente expuesta a la iluminación eléctrica artificial agregada al ciclo de luz natural. Esto tiene impacto sobre la duración y la calidad del sueño, y, por consiguiente, sobre la salud y el bienestar. Restricciones al sueño ha sido asociadas a problemas tales como obesidad y diabetes tipo 2, entre otros”, dijo Claudia Roberta de Castro Moreno, de la Facultad de Salud Pública (FSP) de la Universidad de São Paulo (USP).
Castro Moreno fue responsable de la investigación intitulada La organización temporal del trabajo y sus repercusiones sobre la salud y el bienestar de caucheros y obreros que trabajan en una reserva extractiva amazónica, realizada con el apoyo de la FAPESP. Este trabajo contó con la colaboración de investigadores de la Universidad Federal de Acre (UFAC), de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), de la Universidad Católica de Santos (Unisantos), de la University of Surrey, en Inglaterra, y de la Stockholm University, en Suecia.
De acuerdo con Castro Moreno, los estudios que evalúan el impacto de la exposición a la luz eléctrica sobre el sueño y sobre la salud son raros, debido a la omnipresencia de la electricidad entre la mayor parte de la población económicamente activa.
“El estudio de las comunidades en su ambiente natural, sin electricidad, ayudará a entender mejor la sincronización del ciclo natural de luz con el sistema de temporización circadiano, un proceso rítmico que ocurre en el organismo todos los días más o menos en los mismos horarios, independientemente de factores externos.”
La realización del estudio en la reserva extractiva también se benefició debido a las semejanzas biológicas de la población, en su mayoría descendiente del mismo grupo étnico.
“Se trata del primer estudio realizado en una población de trabajadores no solamente con hábitos similares, sino también con origen étnico homogéneo: la mayoría desciende de nordestinos y vive allí desde hace generaciones. Hasta ahora, todo lo que teníamos eran estudios de laboratorio y muchas discusiones sobre si la exposición a la luz intensa ‘arrastraba’ el ritmo biológico, pero sin comparaciones en la especie humana”, afirmó.
Según Castro Moreno, los caucheros se despiertan muy temprano –a las cuatro de la mañana–, salen a trabajar al cauchal, regresan a la tarde y se acuestan para dormir al anochecer, pues no tienen energía eléctrica en sus hogares. Están expuestos a una alternancia de 12 horas en la claridad y otras 12 al oscuro. “Es como volver al pasado”, dijo.
Resultados
Los investigadores observaron que la electricidad en las viviendas tiene impacto sobre la duración del sueño de los trabajadores. Los caucheros con luz eléctrica en sus casas duermen 30 minutos menos por día que los que no tienen electricidad, y esto equivale a una pérdida de dos horas y media de sueño por semana.
El estudio se realizó en dos etapas. Durante la primera, los participantes fueron entrevistados por un equipo de la UFAC que recabó datos demográficos y de estilos de vida, e información sobre el sueño de cada uno. En la siguiente etapa, se seleccionaron tres grupos de trabajadores, de acuerdo con el horario y el ambiente de trabajo: obreros que trabajan solamente durante el día, solamente por las noches y caucheros que trabajan tanto de día como de noche.
Durante esta segunda etapa, se realizó un seguimiento de 20 trabajadores de cada grupo en el transcurso de 15 días, con el objetivo de registrar datos referentes a la exposición a la luz y al ciclo del sueño. Se recabó información sobre el patrón de sueño y vigilia –este último, el período en que están despiertos– mediante el uso de actímetros, monitores portátiles de actividad física. El registro de los movimientos de los individuos, estimado según el movimiento del brazo no dominante, se confrontó con los horarios de exposición a la luz.
También se recolectó saliva. Las muestras se enviaron a São Paulo y luego a la University of Surrey, donde se analizaron los niveles de melatonina, la hormona producida por el cerebro durante la noche y que regula el sueño.
Entre los resultados, el análisis de las muestras de la segunda etapa mostró un atraso significativo en el tiempo de surgimiento de la melatonina en los trabajadores con luz eléctrica al comparárselos con los del otro grupo.
“La iluminación eléctrica atrasó el inicio del sueño y redujo su duración durante la semana de trabajo. También parece interferir en el alineamiento del sistema de temporización circadiano al ciclo claro-oscuro natural. Durante los fines de semana, esto lleva a un ‘efecto reboot’: hace con que los trabajadores duerman más”, comentó Castro Moreno.
El ciclo circadiano, popularmente conocido como “reloj biológico”, es el mecanismo interno de funcionamiento del organismo que ejecuta un ciclo de 24 horas en los procesos bioquímicos, fisiológicos y conductuales del individuo, durante el cual la temperatura del cuerpo, la actividad cerebral y la producción de hormonas varían con la misma regularidad.
“La sociedad moderna promueve un estilo de vida que opera contra el alineamiento circadiano, con el aumento de la exposición a la luz artificial y el uso de aparatos electrónicos. Este estudio contribuyó para expandir la comprensión sobre el equilibrio deseable entre la exposición a la luz artificial y a la luz natural y su influjo sobre la salud de la gente”, explicó Castro Moreno.
Los investigadores estudian ahora el patrón alimentario de trabajadores de la zona, que comen una comida robusta a las cinco de la mañana, al comenzar la jornada de trabajo. “Creemos que el efecto de la alimentación también puede derivar en diferencias importantes en el funcionamiento del organismo en comparación con poblaciones que consumen únicamente pan y café al amanecer, por ejemplo.”
Puede accederse a los resultados de la investigación publicados en la revista Scientific Reports en: www.nature.com/articles/srep14074.
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