Esta conclusión aparece en un artículo basado en un sondeo con 1.183 médicos de dos estados brasileños. El análisis muestra que el crecimiento de esta modalidad transcurrió de manera dispar y privilegió a los servicios de salud privados (foto: DCStudio/Freepik)
Esta conclusión aparece en un artículo basado en un sondeo con 1.183 médicos de dos estados brasileños. El análisis muestra que el crecimiento de esta modalidad transcurrió de manera dispar y privilegió a los servicios de salud privados
Esta conclusión aparece en un artículo basado en un sondeo con 1.183 médicos de dos estados brasileños. El análisis muestra que el crecimiento de esta modalidad transcurrió de manera dispar y privilegió a los servicios de salud privados
Esta conclusión aparece en un artículo basado en un sondeo con 1.183 médicos de dos estados brasileños. El análisis muestra que el crecimiento de esta modalidad transcurrió de manera dispar y privilegió a los servicios de salud privados (foto: DCStudio/Freepik)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Una investigación realizada en Brasil con 1.183 médicos de los estados de São Paulo y de Maranhão mostró que los diversos usos de la telemedicina –que despuntaron como alternativa durante la crisis sanitaria causada por el COVID-19– perdurarán en el sistema de salud brasileño. Dicho estudio, que contó con el apoyo por la FAPESP y del Newton Fund (del Reino Unido), estuvo a cargo de investigadores de la Universidad de São Paulo (USP), de la Universidad Federal del Maranhão (UFMA) y de la Queen Mary University of London (del Reino Unido).
“Los múltiples usos de la telemedicina han llegado para quedarse. Esta tecnología aporta muchas ventajas, pero no se trata de una panacea. Hay que regularla y monitorearla. Para determinados usos y especialidades puede producirse una merma de la calidad con el modo online. La atención no presencial significa muchas veces una atención de baja calidad”, afirma Mário César Scheffer, docente del Departamento de Medicina Preventiva de la Facultad de Medicina (FM) de la USP y autor del estudio.
El artículo referente a este trabajo, publicado en la revista Globalization and Health, es el resultado de un estudio mayor, en el cual se analiza el impacto de las crisis económicas sobre la salud y se buscan soluciones tendientes a perfeccionar la gestión de políticas y el servicio que se le brinda a la población (lea más en portugués, en: agencia.fapesp.br/37410/).
“Los sistemas de salud, al adaptarse a las crisis –económicas, políticas o sanitarias–, terminan hallando soluciones y alternativas que pueden ser transitorias o permanentes. Como nuestro proyecto de investigación estaba en marcha cuando llegó la pandemia, apuntamos a entender los cambios en la salud que puedan haberse acelerado debido al COVID-19 partiendo del estudio del trabajo de los médicos”, le explica el investigador a Agência FAPESP.
El sondeo mostró que la telemedicina se utilizó más frecuentemente para conectar a los profesionales en la discusión de casos clínicos (un 55 %), en reuniones de trabajo (un 48 %) y en la capacitación y la actualización de conocimientos (un 40 %). Menos de una tercera parte de los médicos declararon haber realizado consultas y orientado a los pacientes, una práctica más comúnmente conocida como “teleconsulta”.
La telemedicina fue más utilizada por médicos que trabajan en el sector privado que por los profesionales del SUS (el “Sistema Único de Salud”), tal como se la conoce a la red nacional de salud pública de Brasil. Entre los profesionales que trabajan en la atención primaria, en servicios ambulatorios y hospitalarios del SUS, la telemedicina se empleó mayoritariamente en servicios de atención de pacientes con COVID-19. “En tanto, entre los médicos que trabajan en consultorios y clínicas, que atienden vía seguros de salud y en forma particular, prevaleció el uso de la telemedicina para problemas de salud no relacionados con el COVID-19”, afirma.
El investigador explica que la telemedicina es un concepto más amplio que las consultas online. Entre sus múltiples usos se encuentran las reuniones con equipos multidisciplinarios para la toma de decisiones sobre los tratamientos, la capacitación de profesionales de la salud, la difusión de nuevos protocolos clínicos y las teleconsultas.
“De este modo, la tecnología hizo posible durante la pandemia el acceso a especialistas que no se encontraban disponibles en un servicio o en una UTI en un determinado momento para brindar una opinión y contribuir en el diagnóstico y el tratamiento adecuado de los pacientes, por ejemplo”, comenta.
Otro abordaje importante fue el uso de la telemedicina para la concreción de actividades educativas a distancia, tales como cursos, charlas y foros de discusión. “En casos de urgencia sanitaria, como lo fue la pandemia, o incluso cuando se trata de otros problemas de salud pública, también es posible utilizar la tecnología para uniformar y difundir directrices clínicas, consensos terapéuticos y orientaciones de vigilancia y salud pública que se encuentran en constante evolución”, afirma Scheffer.
El uso indiscriminado
En el artículo, los investigadores apuntan los potenciales riesgos del uso indiscriminado de la telemedicina. “Se hacen necesarios más estudios, pues nuestra hipótesis indica que, para determinados problemas de salud y determinadas especialidades, la telemedicina no constituye una forma eficaz de atención. Puede servir de ayuda, fundamentalmente en admisiones y orientaciones, pero existen situaciones en las cuales la relación médico-paciente presencial resulta irreemplazable”, dice.
Otros puntos negativos de la telemedicina que los autores comentaron son los siguientes: posibles fallas en la notificación de enfermedades, la definición de la remuneración de los médicos y cuestiones éticas que comprenden la seguridad de los datos sensibles de los pacientes atendidos en forma online, por ejemplo.
Los investigadores remarcan que hay aún mucho por debatirse. “La pandemia aceleró la utilización de la telemedicina y también mostró de qué manera la regulación debe avanzar. Nos preocupa la forma en que viene explotándose la telemedicina en el ámbito de los seguros de salud y las clínicas populares para vender servicios de menor precio y peor calidad”, sostiene.
Desde el 19 de marzo de 2020, dos días después de que los estados brasileños decretaran la cuarentena y el cierre de los servicios y el comercio debido a la pandemia de COVID-19, el Consejo Federal de Medicina (CFM) de Brasil y el Senado Federal autorizaron provisoriamente el uso de la telemedicina. Más recientemente, en mayo de 2022, el CFM reguló esta práctica en forma definitiva. Pese a la habilitación, el colegio médico hizo hincapié en la importancia de la consulta presencial.
Las desigualdades
Este trabajo sobre telemedicina se basa en un sondeo realizado con 1.183 médicos, una muestra representativa de los 152.511 profesionales activos en ambos estados brasileños. São Paulo y Maranhão son bastante heterogéneos, tanto en densidad de médicos como con relación al tamaño del sistema de salud y a sus indicadores socioeconómicos.
“Los resultados de ese sondeo también muestran desigualdades en el uso de la telemedicina y esto constituye un llamado de atención. Observamos que la tecnología fue mucho más utilizada en el sector privado que en el público y también en la capital que en el interior, y más en São Paulo que en Maranhão”, lista el autor.
El estudio apuntó otro aspecto importante del uso desigual de la telemedicina: el hecho de que, durante la pandemia, las consultas online estuvieron mucho más relacionadas con la atención no referente al COVID-19. “Durante una emergencia sanitaria, una pandemia, hay pacientes con otros problemas de salud que deben seguir siendo atendidos. La teleconsulta se activó para mantener los servicios y los consultorios funcionando, aun cuando no fuese del modo ideal”, dice.
Puede leerse el artículo intitulado The multiple uses of telemedicine during the pandemic: the evidence from a cross-sectional survey of medical doctors in Brazil en el siguiente enlace: globalizationandhealth.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12992-022-00875-9.
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