Un panel expuso diferencias y semejanzas que surgen de estudios y que revelan parte del desafío regional de congregar a los países de la región (foto: Heitor Shimizu)

Debaten en Buenos Aires la integración latinoamericana
16-04-2015

Un panel expuso diferencias y semejanzas que surgen de estudios y que revelan parte del desafío regional de congregar a los países de la región

Debaten en Buenos Aires la integración latinoamericana

Un panel expuso diferencias y semejanzas que surgen de estudios y que revelan parte del desafío regional de congregar a los países de la región

16-04-2015

Un panel expuso diferencias y semejanzas que surgen de estudios y que revelan parte del desafío regional de congregar a los países de la región (foto: Heitor Shimizu)

 

Por Samuel Antenor, desde Buenos Aires

Agencia FAPESP
– El diálogo en pos de la integración de los países latinoamericanos implica un conocimiento en distintas áreas, que pasa específicamente por sectores estratégicos, tales como ciencia y tecnología, pero abarca también amplias temáticas políticas y culturales.

Y ésta fue precisamente la temática que se debatió durante la mesa redonda intitulada Integración Latinoamericana, coordinada por Carlos Eduardo Lins da Silva, que tuvo lugar en el horario de la tarde del jueves 9 de abril, como parte de la FAPESP Week Buenos Aires.

La mesa, compuesta por investigadores de las áreas de Defensa, Relaciones Internacionales y Estudios Latinoamericanos, puso de relieve las características que distinguen a los países de la zona. También se apuntaron las semejanzas que los identifican, en su carácter de instrumentos que pueden utilizarse para acercar a las naciones latinoamericanas en las áreas de política, economía y sociedad.

El área de Defensa, estratégica para la integración de los países de la región, constituye también uno de sus más grandes desafíos. Héctor Saint-Pierre, de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), subrayó durante su disertación que dicha área, considerada marginal desde el punto de vista de la investigación científica, puede constituir un instrumento tendiente a asegurar la democracia, siempre y cuando se conozcan a fondo sus características, y puede ayudar de este modo a crear un círculo virtuoso para la autonomía regional.

“En Brasil, Defensa pasó a considerarse un área de investigación científica, pero es necesario perfeccionar esa visión en otros países de la región y expandir los estudios conjuntos, a ejemplo de los convenios académicos existentes entre Brasil y Argentina”, sostiene.

Para Saint-Pierre, iniciativas tales como el Centro de Estudios Estratégicos de Defensa, creado en el ámbito del Consejo de Defensa Sudamericano, de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), pueden marcar la diferencia para que gobiernos y sociedades la consideren como un área de estudios capaz de generar aportes en diversos aspectos, incluso económicos y sociales.

“Los estudios en Defensa muestran que la dependencia de los países con respecto a empresas de otras regiones puede limitar su capacidad para defenderse, como así también su capacidad de planificación económica y social a nivel regional”.

Entre los motivos de ello, Saint-Pierre destaca el hecho de que algunas empresas pueden determinar qué y a quién le venden sus productos. “Se trata de una dependencia estratégica. Con base en estudios académicos es posible entender mejor este proceso y generar aportes para la toma de decisiones que combinen el conocimiento científico y tecnológico con estrategias de desarrollo económico y social”, dice.

El reequilibrio de fuerzas políticas y económicas en la región ocurrido durante las últimas décadas también permite contar con otra mirada sobre América Latina, según destacó Diana Tussie, directora de Relaciones Internacionales del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET).

Para la investigadora, durante las últimas décadas, luego de la adopción de mecanismos tales como el Mercosur y la integración económica y comercial, se han creado las condiciones para que el regionalismo adquiera una nueva dinámica, al abarcar también a la sociedad civil.

“Esta implicación ha sido significativamente crecente en distintas áreas, e incorpora temas referentes a energía, recursos hídricos, defensa, producción científica y educación. Nos hemos percatado de que se están compartiendo más las experiencias y existe una mayor interdependencia regional, al menos en América del Sur”, afirma.

El regionalismo en la sociedad

Para medir el nivel de conocimiento de la gente con respecto a esta integración en sus distintas facetas, Janina Onuki, del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de São Paulo (USP), presentó una serie de resultados de surveys realizados en el transcurso de los últimos años referentes al Mercosur.

De acuerdo con la investigadora, algunos resultados llaman la atención acerca de cómo obran los países del bloque de manera particular con distintos temas. Según Onuki, los países miembros incorporaron tan sólo una tercera parte de los acuerdos discutidos y aprobados en el Mercosur.

“Existen resistencias locales a las resoluciones regionales. En Brasil, la mayor parte de los procesos de integración se concretó durante el primer mandato del presidente Lula da Silva, sobre todo aquéllos con características más comerciales que sociales. En tanto, Paraguay incorporó la mayor parte de las resoluciones en menor tiempo. Hoy en día existen diversas demandas que van más allá de las cuestiones comerciales, aunque éstas permanecen”, sostiene.

Estos estudios, realizados en los cinco países que integran el Mercosur –Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela– revelan que el desconocimiento con relación al bloque ha disminuido y se ubica en un 30%. La metodología elegida abarca a toda la opinión pública y divide a las personas según su franja de ingresos, con el fin de establecer el nivel de conocimiento sobre el Mercosur en las distintas esferas económicas de las sociedades.

“Realizamos estudios con público en general y con las denominadas elites, y la diferencia de conocimiento entre ambos grupos fue mínima. Sin embargo, mientras que el 80% de las elites manifiesta interés en la política exterior, tan sólo el 25% del público en general demostró su preferencia por el tema”.

Según la investigadora, antes el Mercosur recibía el apoyo de los estratos más pobres, pero actualmente lo apoyan las capas más ricas de la población, lo que denota una inversión de posturas políticas con respecto a su importancia, tanto entre los gobiernos como entre sus instituciones.

El desafío para conciliar tantos y tan distintos intereses, según Mercedes Botto, directora del área de estudios latinoamericanos de la Universidad de Buenos Aires (UBA), demanda una comprensión de la complejidad de esta cooperación. Para la profesora, el fenómeno de la integración regional es bastante mutable, y el poder vinculante de los liderazgos regionales no se ha observado en el Mercosur.

“Los líderes regionales tienen la capacidad de regular las respuestas y las coincidencias de los países miembros, pero no existe en la actualidad un país líder que haga valer sus posturas en la región. Con todo, aunque los espacios de cooperación son pocos todavía, las sociedades latinoamericanas deben ocuparlos”.

Mercedes Botto afirma que las políticas comerciales, educativas y de investigación tienen distintas lógicas, pero la cantidad de agendas regionales revela más temas que una cooperación genérica o un simple intercambio de información. Según la investigadora, actualmente se comparten líneas de acción, pero la característica de no incorporar a nivel local las normas regionales sigue predominando, lo que lleva a que los efectos positivos de la integración sean lentos.

Las disertaciones que se escucharon durante la FAPESP Week Buenos Aires y toda la información sobre el simposio pueden hallarse en: www.fapesp.br/week2015/buenosaires.

 

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