El diálogo tuvo lugar en el marco de tres workshops organizados por la FAPESP en colaboración con agencias de fomento de Paraguay y Argentina en el ámbito del Global Research Council. Esta serie de encuentros online apunta a promover el intercambio de experiencias y la colaboración internacional (imagen: captura de pantalla durante uno de los seminarios)

Debaten las estrategias y los desafíos que enfrentan los países latinoamericanos durante la pandemia
18-11-2021
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El diálogo tuvo lugar en el marco de tres workshops organizados por la FAPESP en colaboración con agencias de fomento de Paraguay y Argentina en el ámbito del Global Research Council. Esta serie de encuentros online apunta a promover el intercambio de experiencias y la colaboración internacional

Debaten las estrategias y los desafíos que enfrentan los países latinoamericanos durante la pandemia

El diálogo tuvo lugar en el marco de tres workshops organizados por la FAPESP en colaboración con agencias de fomento de Paraguay y Argentina en el ámbito del Global Research Council. Esta serie de encuentros online apunta a promover el intercambio de experiencias y la colaboración internacional

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El diálogo tuvo lugar en el marco de tres workshops organizados por la FAPESP en colaboración con agencias de fomento de Paraguay y Argentina en el ámbito del Global Research Council. Esta serie de encuentros online apunta a promover el intercambio de experiencias y la colaboración internacional (imagen: captura de pantalla durante uno de los seminarios)

 

Por Maria Fernanda Ziegler  |  Agência FAPESP – Aparte de provocar una elevada cantidad de muertes, la pandemia de COVID-19 agravó las desigualdades y las fragilidades existentes en el continente americano. Por otra parte, también aceleró el ritmo de la investigación científica. Frente a los retos que impuso la crisis sanitaria, los gobiernos, las agencias científicas de fomento y las universidades tuvieron que organizarse para desarrollar rápidamente respiradores y equipos de protección individual, como así también para readecuar los sistemas de salud y efectuar pruebas y ensayos de medicamentos y vacunas.

Algunas de estas experiencias se conocieron en el marco de una serie de tres workshops organizada por la FAPESP, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de Paraguay y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la República Argentina (Conicet). Esta iniciativa, cuyos objetivos consisten en crear un espacio para que los científicos debatan sus investigaciones con pares de los países vecinos, fomentar la colaboración internacional y fortalecer las redes entre agencias en el continente americano, se concibió en el ámbito del Global Research Council (GRC), un organismo que reúne a los jefes de las principales agencias de fomento de la investigación científica del mundo.

Durante el primer encuentro, realizado el pasado 13 de octubre, se debatieron investigaciones referentes a los sistemas de salud. En los siguientes, los días 10 y 11 de noviembre, se abordaron las estructuras de la investigación científica y de la educación respectivamente. Las discusiones se basan en la Agenda de Investigación de las Naciones Unidas para la Recuperación pos-COVID-19 (United Nations Research Roadmap for the COVID-19 Recovery).

“Las autoridades de la OMS [la Organización Mundial de Salud] aseveraron que la responsabilidad de las agencias científicas de fomento en el COVID-19 no se coordinó lo suficientemente a tiempo. Esto pone en evidencia la necesidad de establecer lazos más fuertes, que promuevan mecanismos e iniciativas de colaboración en todas las regiones. Y es precisamente la interacción entre las necesidades regionales y globales que van más allá de la presente crisis del COVID-19 lo que queremos debatir con los colegas científicos de América”, afirmó Luiz Eugênio Mello, director científico de la FAPESP, durante la apertura del workshop.

La presentación de la experiencia chilena en el enfrentamiento contra el nuevo coronavirus estuvo a cargo de Alexis M. Kalergis, director del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia y docente de la Universidad Católica de Chile. Según Kalergis, la pandemia mostró la importancia de que los países tengan autonomía en la producción de vacunas. “En América Latina, solamente Argentina, Brasil, Cuba y México producen vacunas. En Chile estamos poniendo en marcha un proyecto para elaborarlas también nosotros”, dijo.

En el país andino, una antigua asociación con la farmacéutica china Sinnovac para la compra de inmunógenos contra la hepatitis favoreció las negociaciones e hizo factible la adquisición de la vacuna CoronaVac. La antecedencia en la contratación de inmunizantes fue esencial para que Chile lograse una tasa de más del 88 % de su población completamente inmunizada, una de las más altas del mundo.

Kalergis comentó que se creó un consorcio entre el gobierno y universidades para la evaluación de las vacunas. “La realización de ensayos de fase III en Chile para el desarrollo de la vacuna CoronaVac nos permitió publicar tres artículos científicos e hizo posible la transferencia de tecnología al país. También pudimos realizar investigaciones importantes sobre la efectividad de la vacuna en el mundo real [y contrastarla con los resultados obtenidos en los estudios de fase III]. Asimismo, pusimos en marcha una investigación que permitió la aprobación del uso de la vacuna en niños [de 6 meses a 16 años]”, comentó.

Angélica Jiménez de Samudio, docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción, informó que en Paraguay se realizó un gran estudio multicéntrico –el mayor ya hecho en dicho país– para comprobar la ineficiencia de medicamentos tales como la ivermectina y la hidroxicloroquina.

En tanto, la exposición referente a la experiencia brasileña estuvo a cargo de André Brunoni, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP), quien coordinó un estudio sobre la salud mental durante la pandemia. Dicho trabajo se llevó a cabo en la capital paulista, con 2.117 no docentes y personal jubilado de la USP con edades entre 50 y 80 años. Los participantes integran un estudio nacional conocido como ELSA Brasil, que monitorea la salud de 15 mil empleados públicos de seis universidades y centros de investigación del país desde 2008. La investigación contó con el apoyo de la FAPESP y apuntó a comparar el estado mental de esa población antes y durante la pandemia, tanto entre personas sanas como entre personas portadoras de ansiedad y depresión (lea más en: agencia.fapesp.br/36341/).

“No detectamos diferencias en la prevalencia de los trastornos mentales antes y después de la pandemia. En realidad, lo que hubo es una merma de los síntomas. Sin embargo, un grupo específico de los investigados, que corresponde a casi el 50 % de la cohorte, arrojó un aumento. Como se trata de un proceso dinámico, estimamos que esos índices quizás cambien en el transcurso de los años”, dijo Brunoni.

Los sistemas de salud

Quien presentó los avances en el sistema de salud argentino fue Silvia Kochen, directora de la Unidad de Neurociencias y Sistemas Complejos (Enys) y del Centro de Epilepsia del Hospital Ramos Mejía. Kochen comentó que se creó una red con información sobre la disponibilidad de camas en los hospitales de la zona de Buenos Aires y también sobre pacientes hospitalizados por COVID-19.

“Eso aportó agilidad, y permitió recabar datos sobre la evolución de la enfermedad y detectar problemas en el sistema de salud. En Argentina, al igual que en Brasil y en otros países de Latinoamérica, el sistema público de salud es robusto, aunque tiene problemas. La pandemia mostró la importancia de reforzarlos”, opinó.

César Munayco, director del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades de Perú, comentó que los científicos de su país vaticinan la llegada de una epidemia de anemia infantil como una de las derivaciones del COVID-19. Alrededor del 40 % de los niños peruanos padecen problemas nutricionales, una prevalencia considerada alta. Para Munayco, el problema se centró en la disminución de la suplementación con hierro durante la pandemia.

“Esto significa que enfrentaremos un gran problema en el futuro próximo. Necesitamos entender cuál será el impacto de ello en la vida de la gente y en el sistema de salud. En este momento aún estamos enfocados en trabajar con la presión que el COVID-19 causó sobre el sistema de salud, pero esta no es la única enfermedad que debemos enfrentar”, dijo.

De acuerdo con Munayco, en su país existe una gran preocupación con las personas portadoras de factores de riesgo –tales como obesidad, hipertensión, diabetes y otras enfermedades crónicas– que no tuvieron acceso a los sistemas de salud durante la emergencia sanitaria. “Las puertas de los hospitales se cerraron para esa gente. Ahora estamos realizando un estudio sobre los determinantes sociales en la salud y sobre el impacto de las desigualdades. La idea es utilizar esta información a la hora de enfrentar futuras pandemias”, comentó.

En tanto, en México, país también muy afectado por el COVID-19, la unión entre centros de salud, universidades y un organismo del Estado permitió que el país desarrollara los primeros ventiladores mecánicos nacionales en tiempo record.

“Desde el comienzo de la pandemia listamos soluciones que podríamos desarrollar en un lapso de tres meses. En los casos de los sensores de temperatura corporal, de los ventiladores mecánicos, de los equipos de protección individual y de los test, logramos trabajar junto a la industria, al gobierno y a los hospitales para desarrollar rápidamente esos insumos”, dijo Israel Mejía, director del Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial (Cidesi, México).

El primer encuentro completo de la serie “Americas’ Regional Scientific Webinars on COVID-19” se encuentra disponible en el siguiente enlace: www.youtube.com/watch?v=7zmrIajJQTc&t=8s.

 

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