Estos patógenos están relacionados con la declinación o la extinción de poblaciones de anfibios en otras partes del mundo. La afección ya había sido registrada en Brasil, aunque solamente en animales de cautiverio (rana toro; foto: Felipe Toledo)
Estos patógenos están relacionados con la declinación o la extinción de poblaciones de anfibios en otras partes del mundo. La afección ya había sido registrada en Brasil, aunque solamente en animales de cautiverio
Estos patógenos están relacionados con la declinación o la extinción de poblaciones de anfibios en otras partes del mundo. La afección ya había sido registrada en Brasil, aunque solamente en animales de cautiverio
Estos patógenos están relacionados con la declinación o la extinción de poblaciones de anfibios en otras partes del mundo. La afección ya había sido registrada en Brasil, aunque solamente en animales de cautiverio (rana toro; foto: Felipe Toledo)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – En dos lagunas de la ciudad de Passo Fundo, en la región sur de Brasil (en el estado de Rio Grande do Sul), científicos encontraron ranas y sapos con signos claros de infección por ranavirus. Estos patógenos, que pueden ser letales para estos animales, pero que no afectan a los humanos, provocan ulceraciones en la piel, edemas y hemorragias internas.
Más allá del consiguiente exterminio de los animales, este episodio acaecido en noviembre de 2017 revelaba algo inédito: la detección de anfibios infectados por ranavirus en el Bosque Atlántico.
“Este descubrimiento causa preocupación, pues por primera vez en Brasil se ha detectado la presencia y la acción de este género de virus en la naturaleza. Había habido informes de epidemias en 2006 y 2009, pero se trataba de episodios ocurridos en criaderos, por ende, en cautiverio. Estos virus, ya detectados en la naturaleza en otras partes del mundo, están asociados a la declinación de poblaciones de anfibios, el grupo de vertebrados más amenazado del planeta”, dijo Joice Ruggeri, investigadora del Instituto de Biología de la Universidad de Campinas (IB-Unicamp) y primera autora del artículo publicado en el Journal of Wildlife Diseases.
Este descubrimiento es fruto de la investigación posdoctoral de Ruggeri, que contó con el apoyo de la FAPESP. El objetivo del proyecto consistió en identificar la dinámica de estos virus en distintas especies de anuros y su interacción con otros patógenos, como así también posibles desequilibrios o amenazas en el Bosque Atlántico.
Para ello, la investigadora capturó especímenes de anuros en la naturaleza, cubriendo un área que se extiende desde el estado de Río de Janeiro, en el sudeste de Brasil, hasta Rio Grande do Sul. Las lagunas de Passo Fundo, con los animales infectados por ranavirus, quedaron ubicadas entre los sitios de recolección.
“Encontramos en esos lagos muchos renacuajos y peces muertos. Era un escenario de destrucción. Ahora estamos analizando todos los datos recolectados, lo que nos suministrará respuestas interesantes sobre la relación entre los distintos patógenos que amenazan a las poblaciones de anuros en el Bosque Atlántico”, declaró la investigadora a Agência FAPESP.
Este descubrimiento también plantea interrogantes acerca de la relación entre especies invasoras y autóctonas. En el artículo, los investigadores informan haber encontrado tanto renacuajos de especies nativas como otros de la especie invasora llamada rana toro (Lithobates catesbeianus) infectados con virus. La rana toro es generalmente tolerante a ranavirus, y puede actuar como vector del patógeno, lo cual refuerza la hipótesis, aún no confirmada, de que las especies invasoras estarían infectando a las autóctonas.
El peso de las especies invasoras
La rana toro, originaria de América del Norte, es la principal especie de anuro criada para el consumo humano. En Brasil, el segundo productor de ranas del mundo en volumen, los criaderos se encuentran instalados sobre todo en la región del Bosque Atlántico que se extiende desde Rio Grande do Sul hasta Río de Janeiro, la misma en donde los investigadores concretaron las capturas.
“Es una actividad económica que oscila mucho. Desde 1990, varios criaderos de ranas han sido abandonados, lo cual resultó en la suelta de muchos animales en la naturaleza”, dijo Luís Felipe de Toledo, docente del IB-Unicamp y coautor del artículo.
Una de las hipótesis de los investigadores indica que el virus podría haberse propagado por el Bosque Atlántico al salir desde los criaderos. “Sabemos que muchas de esas ranas se escapan del cautiverio y pueden llevar el virus hacia la naturaleza. Pero aún no sabemos a ciencia cierta si las mismas tienen relación con el virus detectado en los anuros autóctonos de Brasil”, dijo Ruggeri.
Una doble amenaza
Pero los descubrimientos no se detienen por ahí. Dos ranas toro estudiadas presentaban una coinfección con ranavirus y con el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, también conocido como Bd o quitridio, causante de la quitridiomicosis y responsable de la mayor pérdida de biodiversidad atribuible a un mismo patógeno de toda la historia.
En una artículo publicado en la revista Science en marzo de 2019, científicos de 16 países –entre ellos De Toledo– revelaron que este hongo provocó durante los últimos 50 años la declinación de las poblaciones de al menos 501 especies de anfibios.
“Y constituye una amenaza más para estos animales. Ya se ha relacionado a este hongo con extinciones de anfibios acá en Brasil. Pero ahora que hemos encontrado casos de infección con ranavirus nos preguntamos: ¿éste patógeno también habrá causado una declinación o una extinción?”, dijo De Toledo.
Tanto el hongo como el virus son transmitidos por el agua o a través del contacto directo entre los ejemplares, lo que vuelve a la dispersión de esos microrganismos sumamente eficaz. Mientras que el hongo compromete el equilibrio electrolítico de los animales, que mueren por paro cardíaco, el virus puede causar la muerte celular en múltiples órganos.
“Al ser infectado por ambos patógenos, el anfibio se vuelve aún más vulnerable. Pero aún no sabemos cuáles son las consecuencias de esta coinfección”, dijo Ruggeri.
Mediante el análisis de los datos recolectados, los investigadores investigarán las estirpes del virus encontrado en el sur de Brasil. “Es posible que el linaje del virus sea brasileño. Investigaremos también si el linaje detectado en la naturaleza es el misma encontrado en los criaderos. Este descubrimiento abre varias líneas de investigación”, dijo De Toledo.
La matanza de animales
En una de las lagunas donde no había renacuajos de ranas toro, los renacuajos de anuros nativos que vivían allí presentaban niveles bajos de virus.
En la otra laguna se encontraron más de 20 renacuajos de ranas toro muertos y ninguna especie nativa de anuros. Todos los animales exhibían allí lesiones severas en la piel y la presencia de ranavirus. Los únicos dos renacuajos hallados vivos en esa laguna presentaban índices bajos de infección.
El hongo se detectó en siete de 19 muestras de renacuajos muertos, incluidos los nativos y las especies invasoras (de muestras recolectadas en las dos lagunas). Sin embargo, la carga de infección por quitridios era baja, lo que llevó a que los investigadores dejasen de lado a la quitridiomicosis como causa potencial de muerte de anuros en esa laguna.
Para los investigadores, pese a que de las ranas toro son generalmente tolerantes a ranavirus, se detectaron altas cargas patogénicas en la sangre de los animales y claros signos clínicos de enfermedad.
Puede leerse el artículo intitulado First Case of Wild Amphibians Infected with Ranavirus in Brazil (doi: 10.1038/s41467-019-08909-4), de Joice Ruggeri, Luisa P. Ribeiro, Mariana R. Pontes, Carlos Toffolo, Marcelo Candido, Mateus M. Carriero, Noeli Zanella, Ricardo L. M. Sousa y Luís Felipe de Toledo, en el siguiente enlace: www.jwildlifedis.org/doi/pdf/10.7589/2018-09-224.
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