Aproximadamente el 60% de las 74 especies de mamíferos terrestres que pesan 100 kg o más se encuentra bajo amenaza de extinción, y las consecuencias para el ecosistema serán grandes. El único representante brasileño entre ellas es el tapir (foto: Mauro Galetti)
Aproximadamente el 60% de las 74 especies de mamíferos terrestres que pesan 100 kg o más se encuentra bajo amenaza de extinción, y las consecuencias para el ecosistema serán grandes, advierten científicos
Aproximadamente el 60% de las 74 especies de mamíferos terrestres que pesan 100 kg o más se encuentra bajo amenaza de extinción, y las consecuencias para el ecosistema serán grandes, advierten científicos
Aproximadamente el 60% de las 74 especies de mamíferos terrestres que pesan 100 kg o más se encuentra bajo amenaza de extinción, y las consecuencias para el ecosistema serán grandes. El único representante brasileño entre ellas es el tapir (foto: Mauro Galetti)
Por Karina Toledo
Agência FAPESP – De acuerdo con una revisión publicada recientemente en la revista Science Advances, el 60% de las especies remanentes de los grandes mamíferos herbívoros –aquéllos que poseen masa corporal igual a 100 kilogramos o más– se encuentra en riesgo de extinción. Casi todas las poblaciones amenazadas viven en las naciones en desarrollo.
Estos datos pertenecen a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) y fueron recabados por científicos de diversos países bajo la coordinación de Willian Ripple, de la Oregon State University, de Estados Unidos. Entre los autores se encuentra el investigador brasileño Mauro Galetti, del Departamento de Ecología de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), de la ciudad de Rio Claro, en el estado de São Paulo.
“Lugares tales como la sabana africana están convirtiéndose en paisajes vacíos, y esto no es únicamente una cuestión ética o estética. Afecta el funcionamiento de los ecosistemas naturales. Todas esas especies desempeñan funciones ecológicas importantes y, en caso de desaparecer, no será posible reemplazarlas”, dijo Galetti en entrevista a Agência FAPESP.
De las 74 especies de mamíferos terrestres que componen el grupo de los grandes herbívoros, 71 habitan en países en desarrollo y solamente 10 en los países desarrollados. La única especie representante brasileña en el grupo es el tapir (Tapirus terrestres), que puede llegar a pesar 300 kg y también se encuentra amenazado de extinción.
De acuerdo con el artículo, los grandes herbívoros ocupan actualmente tan sólo un 19% de sus áreas de existencia históricas, en promedio. “Los ejemplos pueden hallarse en el elefante (Loxodonta africana), el hipopótamo (Hippopotamus amphibius) y el rinoceronte negro occidental (Diceros bicornis), que actualmente ocupan pequeñas fracciones de sus áreas históricas en el África. Asimismo, muchas de esas especies en declinación son poco conocidas científicamente y demandan seriamente investigaciones ecológicas de base”, subrayan los investigadores.
También en el caso del tapir, dijo Galetti, su área de existencia ha venido achicándose en los últimos años. Los científicos no saben con seguridad cuál es el tamaño de la población remanente en el país. “Originariamente se podía hallar al tapir prácticamente todos los biomas brasileños, pero en la actualidad ya existen varios lugares del Bosque Atlántico en donde ha desaparecido. Las causas principales de esto son la caza ilegal, el desmonte, la expansión agrícola y los atropellos”, afirmó.
En el artículo, se apunta a la caza, a la expansión de la ganadería y a los cambios en el uso de la tierra –que incluyen la pérdida de hábitat, la invasión humana (con la consiguiente construcción de carreteras), las plantaciones y el desmonte– como las principales amenazas a los grandes herbívoros. La vulnerabilidad de estos animales se ve agravada debido a su lenta reproducción.
La caza ilegal destinada a la obtención de partes valiosas del cuerpo, tales como colmillos y cuernos, ha causado una declinación dramática en la población de elefantes y rinocerontes en partes de África y en Asia Meridional, con la reversión de décadas de esfuerzos de conservación, se sostiene en el artículo.
La pérdida de hábitat constituye una amenaza significativa, fundamentalmente en Latinoamérica, en África y en el sudeste de Asia, y, según los autores, la causa de ello tiene su origen en los países desarrollados y en su demanda de productos agrícolas y otras commodities.
“El sudeste de África exhibe el mayor índice de deforestación tropical y, de mantenerse ese ritmo, la región podrá perder el 75% de sus selvas originarias y casi la mitad de su biodiversidad al final de este siglo”, remarcaron los científicos.
En el caso de América del Sur, el proceso de defaunación puede haberse iniciado hace 10 mil años, en coincidencia con la llegada del hombre al continente. “Había especies de perezosos gigantes, armadillos del tamaño de un auto escarabajo y otras menos conocidas, pero la región ya se ha transformado en una paisaje vacío. Existe una controversia en la literatura científica con respecto a la principal causa, si fue el clima o las acciones humanas. Los impactos para el ecosistema están recién empezando a comprenderse”, dijo Galetti.
Consecuencias
Por consumir grandes cantidades de vegetación, explicó el investigador, esos mamíferos ayudan a moldear la estructura de los ecosistemas, prestando servicios tales como el ciclado de nutrientes, la dispersión de semillas y el control del fuego.
“La cantidad de materia orgánica que reciclan esos animales es enorme. Si desaparecen en biomas tales como el cerrado brasileño o la sabana africana, la vegetación crecerá, se secará y eventualmente se prenderá fuego”, dijo Galetti.
En Brasil, añadió el investigador, especies de plantas que poseen semillas grandes, tales como el guapinol (Hymenaea courbaril), el aguaje (Mauritia flexuosa) y el palmito amargo (Syagrus oleracea), y muchas otras plantas, son dependientes del tapir para la dispersión.
“Asimismo, los tapires compiten por el alimento con diversos roedores, y así ayudan a controlar poblaciones perjudiciales para la salud humana, pues transmiten enfermedades tales como las causadas por hantavirus. El tapir también es uno de los pocos animales que sirven de presa y ayudan a sostener a las poblaciones de jaguares (Panthera onca), que a su vez controlan a varios animales que pueden ser dañinos para el hombre”, dijo Galetti.
Los grandes herbívoros constituyen la principal fuente de alimento de animales como el león (Panthera leo), la hiena (Crocuta crocuta), el tigre (Panthera tigris) y también de animales menores que se alimentan de las carcasas con restos, como los coyotes (Canis latrans), los zorros rojos (Vulpes vulpes), los cuervos grandes (Corvus corax) y los pigargos (Haliaeetus spp.).
La declinación de los grandes herbívoros genera también efectos directos en los humanos, especialmente en lo que se refiere a la seguridad alimentaria de las regiones en desarrollo, se subraya en el artículo.
“Se estima que mil millones de personas dependen de la carne de caza para su subsistencia, y la disponibilidad de la misma disminuirá un 80% en las selvas africanas durante los próximos 50 años. Asimismo, los más carismáticos y emblemáticos herbívoros atraen a muchos turistas hacia áreas protegidas. La declinación del turismo tendrá efectos sobre las balanzas comerciales y sobre los índices de empleo, fundamentalmente en las áreas rurales del mundo en desarrollo”, dice el texto.
Direcciones futuras
A juicio de los autores, el esfuerzo por salvar a los grandes herbívoros remanentes debe contemplar la disminución de los índices de natalidad humana, la merma del consumo de carne de rumiantes, el combate contra la caza ilegal, la expansión y la mayor financiación de áreas protegidas y el combate contra los cambios climáticos.
El artículo pone de relieve la necesidad de realizar investigaciones sobre las especies más amenazadas en el sudeste asiático, África y Latinoamérica, entre ellas el tamarao (Bubalus mindorensis), la cabra montés de Etiopía (Capra walie), porcinos de la especie Sus cebifrons y Sus oliveri y otras sobre las cuales también hay menos de diez artículos científicos publicados. En Brasil, una especie de tapir descrita recientemente y denominada Tapirus kabomanii puede estar críticamente amenazada por la caza y la minería en su área de existencia.
“En particular, se hacen necesarias más investigaciones destinadas a entender de qué manera el aumento de la densidad humana y de la ganadería, el cambio climático, la pérdida de hábitat, la caza y las distintas combinaciones de estos factores afectan a esos grandes herbívoros”, afirmaron.
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