Un estudio demostró también que la combinación de ambas especies constituye una poderosa estrategia de supervivencia en tiempos de cambio climático, además de incrementar los ingresos de los productores (foto: Marcos José Perdoná)

El cultivo en consorcio con macadamia protege al cafeto y aumenta su productividad
16-02-2017

Un estudio demostró también que la combinación de ambas especies constituye una poderosa estrategia de supervivencia en tiempos de cambio climático, además de incrementar los ingresos de los productores

El cultivo en consorcio con macadamia protege al cafeto y aumenta su productividad

Un estudio demostró también que la combinación de ambas especies constituye una poderosa estrategia de supervivencia en tiempos de cambio climático, además de incrementar los ingresos de los productores

16-02-2017

Un estudio demostró también que la combinación de ambas especies constituye una poderosa estrategia de supervivencia en tiempos de cambio climático, además de incrementar los ingresos de los productores (foto: Marcos José Perdoná)

 

Por José Tadeu Arantes  |  Agência FAPESP – Con una producción estimada en 49,7 millones de sacos de 60 kilos en 2016, Brasil encabeza holgadamente el ranking de los mayores productores mundiales de café. Los valores consolidados de 2015 permiten establecer una comparación numérica: Brasil, 43,2 millones de sacos; Vietnam, 27,5 millones de sacos; Colombia, 13,5 millones de sacos; Indonesia, 11 millones de sacos; Etiopía, 6,4 millones de sacos. Los cafetales sembrados en el país se extienden por aproximadamente 2,26 millones de hectáreas, y el sector abarca a 290 mil propietarios y más de 8 millones de trabajadores.

Sin embargo, este vasto segmento agroindustrial tiene su talón de Aquiles: el monocultivo, practicado en más del 90% de los establecimientos dedicados a la producción cafetera. Los efectos negativos del monocultivo se han vuelto bastante conocidos para los expertos durante las últimas décadas: erosión del suelo, pérdida de la biodiversidad y un alto costo de producción, asociados al uso intensivo de fertilizantes y pesticidas.

El cultivo en consorcio constituye una poderosa estrategia tendiente a la superación de tales efectos. Y un proyecto de investigación apoyado por la FAPESP contempló específicamente el cultivo combinado de café con macadamia: “El cultivo en consorcio de cafeto arábigo (Coffea arabica L.) y variedades de nogal de macadamia (Macadamia integrifolia Maiden & Betche)”.

Los investigadores participantes en el proyecto, Rogério Peres Soratto, de la Facultad de Ciencia Agronómicas de la Universidade Estadual Paulista (UNESP) de Botucatu (São Paulo) y su exdirigido, Marcos José Perdoná, de la Agencia Paulista de Tecnología de Agronegocios (APTA), publicaron en Agronomy Journal, de la American Society of Agronomy, el artículo intitulado Arabica coffee–macadamia intercropping: a suitablemacadamia cultivar to allow mechanization practices and maximize profitability.

La publicación de dicho estudio, que también contó con el apoyo de la FAPESP, repercutió en los medios electrónicos especializados de Estados Unidos, tal como se puede verificar en los sitios web de la Soil Science Society of America, de la Crop Science Society of America y de la American Society of Agronomy, entre otros.

“Desde el punto de vista ambiental, el cultivo en consorcio contribuye con la preservación y la fertilidad del suelo, la promoción de la biodiversidad y la defensa de los cultivos contra algunas especies de malezas. Desde la óptica económica, optimiza el uso de la tierra y de la fuerza de trabajo a lo largo del año, incrementando los ingresos de los productores y protegiéndolos contra las coyunturas adversas ocasionadas por factores climáticos o por las fluctuaciones del mercado. En síntesis, hace que el sistema se vuelva más sostenible. Asimismo, genera una mejora de la productividad de ambos cultivos y favorece la mecanización de la cosecha del café”, declaró Peres Soratto a Agência FAPESP.

Otro beneficio importantísimo que genera el cultivo en consorcio, que ya había sido puesto de relieve por los investigadores en un artículo anterior, consiste en la disminución de la vulnerabilidad de la caficultura ocasionada por los cambios climáticos globales. El aumento de la temperatura media tiende a hacer que algunas regiones productoras se vuelvan impropias para este cultivo, forzando así reconfiguraciones geográficas con serios impactos económicos y sociales.

“El cafeto arábigo es un arbusto perenne que originalmente se desarrolló a la sombra de árboles más grandes. La alta temperatura y el déficit de agua le provocan grandes daños y merman su capacidad reproductiva”, informó Peres Soratto. “El cultivo en consorcio con la macadamia mitiga esos efectos, además de proteger a los cafetales contra otros riesgos climáticos como el resecado de las plantas, debido a la exposición al sol, a las heladas y a los vientos fuertes”, prosiguió.

El experimento, realizado por él y por Perdoná en la zona de Dois Córregos, en el estado de São Paulo, mostró que el consorcio elevó un 10% la producción del cafeto arábigo sin irrigación, es decir, solamente con el agua disponible de las lluvias. El riego por goteo promovió un crecimiento mucho mayor de los cultivos en consorcio e incrementó el rendimiento de cafetos y macadamias un 60% y un 133% respectivamente.

Asimismo, el cultivo en consorcio le aporta al productor dos cosechas distintas en lugar de una, lo cual, tal como se señaló antes, mejora significativamente su rendimiento comercial y lo ayuda a sortear las coyunturas desfavorables causadas por las caídas de los precios. La macadamia es un nogal leñoso originario de Australia, cuyos frutos, in natura o pelados, tienen un alto valor de mercado y poseen un potencial económico que hasta ahora no ha sido demasiado explotado en Brasil.

En el experimento se plantaron ambos cultivos al mismo tiempo: los cafetos en hileras espaciadas a 3,5 metros, con las plantas de la misma hilera separadas entre sí a una distancia de 70 centímetros, y los árboles de macadamia en hileras espaciadas a 10,5 metros, con las plantas de la misma hilera separadas unas de otras a una distancia de 4,9 metros, entremezcladas con cafetos. De este modo, cada hilera de macadamia con cafeto quedó separada de la otra por dos hileras de cafetos [véase la foto].

“Evaluamos la evolución de ambos cultivos hasta el octavo año luego del plantío. Normalmente, se estima que la vida útil de un cultivo de cafetos oscila entre los 15 y los 20 años. Pero ese límite está determinado mucho más por el manejo que por un eventual envejecimiento de las plantas. Existen cafetales con buen manejo que siguen siendo productivas durante mucho más tiempo”, afirmó el investigador.

Consumidores exigentes

Si bien el café brasileño ha sido considerado inferior al de países como Colombia, por ejemplo, hoy en día existen en Brasil marcas producidas a pequeña escala que en nada le van en zaga a las mejores del exterior. En años recientes, se ha formado también un segmento, que aún es minoritario, pero que crece, de consumidores más exigentes. Características tales como el cuerpo, el aroma, la acidez, el dulzor, el amargor y la finalización pasaron a conocerse y a valorarse entre esos apreciadores.

El cultivo en consorcio con la macadamia podrá contribuir eventualmente en esa mejora del producto, al agregarle al aroma y al sabor del café notas específicas derivadas de la cercanía con estos nogales. Pero este aspecto no quedó contemplado en el estudio en pauta, que se concentró en la sostenibilidad y en la productividad.

“No analizamos la calidad de la bebida, pues eso requeriría otro tipo de estudio, sumamente minucioso. Se sabe que los cafetales con sombra de plantas arbóreas producen granos de mejor calidad, dado que los frutos pueden alcanzar el estadio de madurez más adecuado. Pero cualquier descuido en la cosecha, en el secado o en el torrado puede ir en detrimento de esa calidad. Un excelente grano puede verse comprometido por una cosecha fuera de hora o debido a un manejo inadecuado posterior a la cosecha”, ponderó Peres Soratto.

En un nuevo proyecto con el apoyo de la FAPESP, los investigadores están estudiando ahora de qué modo insertar macadamia en cultivos de cafetos ya existentes, y la factibilidad de la cosecha totalmente mecanizada del café en esos sistemas.

Y en otro ensayo, están estudiando manejos de poda de los nogales, pues existe un momento en el cual los cafetos quedan excesivamente a la sombra, debido al crecimiento de los árboles de macadamia. Mientras que los cafetos difícilmente superan los cuatro metros, un árbol de macadamia puede llegar a medir 25 metros de altura. Y el mantenimiento de ambos cultivos en conjunto requiere la aplicación de algunos procedimientos específicos luego de varios años de cultivo en consorcio.

 

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