La cantidad de agua pluvial en los sistemas de flujo está disminuyendo en todas las regiones del país, según apuntan estudios (foto: Léo Ramos/ FAPESP)
La cantidad de agua pluvial en los sistemas de flujo está disminuyendo en todas las regiones del país, según apuntan estudios
La cantidad de agua pluvial en los sistemas de flujo está disminuyendo en todas las regiones del país, según apuntan estudios
La cantidad de agua pluvial en los sistemas de flujo está disminuyendo en todas las regiones del país, según apuntan estudios (foto: Léo Ramos/ FAPESP)
Por Elton Alisson, desde São Carlos (interior de São Paulo)
Agência FAPESP – El déficit de lluvias en todo Brasil ha venido agudizándose en las últimas décadas, y se ha vuelto más grave en los últimos años.
La región sudeste de Brasil, por ejemplo, que afrontó en 2014 y 2015 el mayor período de sequía de los últimos 70 años, estará a mediados de agosto –cuando comienza la estación más seca del año– con menos agua que la que tenía en 2014.
Estas constataciones surgen de estudios realizados por científicos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe, por sus siglas en portugués).
Algunos de los resultados de estos estudios se presentaron en el marco de una conferencia sobre la problemática de la sequía en el sudeste brasileño, realizada el 17 de julio, durante la 67ª Reunión Anual de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC). Dicho evento se extendió hasta el 18 del pasado mes en el campus de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar).
“Nos encontramos ante una situación de déficit de lluvias tremendo en todo el país, que representa una situación sumamente grave. La cantidad de lluvias que entra en los sistemas de flujo está disminuyendo y esto contribuye a dejar nuestra cuenta bancaria hídrica cada vez más en rojo”, dijo Paulo Nobre, investigador del Inpe.
Los científicos del Inpe realizaron un estudio en el cual compararon los datos de registros de lluvias en Brasil durante el período comprendido entre 1960 y 1990 con los de este año, a los efectos de estimar cuál es el actual “saldo de la cuenta bancaria de agua” del país.
Las proyecciones indicaron que la región norte posee un saldo negativo de 6 metros cúbicos (m³) por metro cuadrado (m²).
La región nordeste tiene un déficit hídrico de alrededor de 4 m³ por m², y la región sur se encuentra en una situación de equilibrio.
En tanto, la región sudeste está “girando en descubierto” con un saldo negativo de 3,5 m³ por m².
“Esto representa grandes volúmenes de agua que no se utilizaron para el crecimiento de plantas o para el consumo humano, sino que, sencillamente, no entraron en el ciclo hidrológico”, dijo Nobre.
En otro estudio, los científicos analizaron la cantidad de lluvias durante los veranos en la región sudeste de Brasil a partir de la década de 1960 y hasta los últimos años.
Algunas de las constataciones indicaron que, durante las décadas comprendidas entre 1960 y 1980, llegaron a registrarse durante un mes al menos dos lluvias de mil milímetros.
En las décadas entre 1980 y 2000, esas lluvias se volvieron menos frecuentes y raramente excedieron los 900 milímetros.
En tanto, en el transcurso de la década de 2000 y en los últimos años, las lluvias durante el verano apenas si rebasaron el volumen de 100 milímetros en el sudeste del país.
“Desde 2010 viene lloviendo por debajo de la precipitación media en el sudeste de Brasil. Por eso el nivel de los reservorios de la región ha ido bajando, y así es como tuvimos la gran sequía de 2014 y 2015”, afirmó.
El total de lluvias que cae sobre el sistema hídrico Cantareira –uno de los que abastecen São Paulo y que se convirtió en símbolo de la sequía en el estado de São Paulo– ha venido disminuyendo de una década a otra, afirmó el investigador.
“La sequía de 2014 y 2015 es producto de un evento extremo de disminución de largo efecto, que hizo que el caudal del reservatorio fuese decayendo en los últimos 20 años”, sostuvo Paulo Nobre.
El aumento de la temperatura
De acuerdo con el investigador, uno de los factores que contribuyó a generar la mayor depresión pluviométrica registrada en el sudeste del país este año desde 1945 fue el aumento de la temperatura en la zona y en otras partes de Brasil.
Un estudio que realizó junto a colaboradores sobre las temperaturas medias en todas las regiones de Brasil entre 1960 y 2010 apuntó que la temperatura del país como un todo está aumentando.
“Estamos constatando que, año tras año, Brasil está volviéndose más cálido. Y esto se debe en gran medida al hecho de que la temperatura del planeta está subiendo, a causa –entre otros factores– del aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera”, afirmó.
El aumento de la temperatura de la atmósfera induce rápidamente el surgimiento de eventos extremos, tales como sequías e inundaciones, en el ciclo hidrológico, explicó Nobre.
Sucede que, cuando el aire está más caliente, disuelve más rápido el vapor de agua capturado en la superficie y logra generar nubes mayores, ocasionando lluvias más intensas.
“Las lluvias intensas afectan a toda la circulación planetaria, ocasionando precipitaciones en un determinado lugar y sequía en otros”, detalló.
El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, tales como el CO2, combinado con la elevación de la temperatura, tiende a agravar aún más las crisis hídricas, subrayó el investigador.
Mediante la utilización del Modelo Brasileño del Sistema Terrestre (BESM, por sus siglas en inglés), desarrollado con la ayuda de la FAPESP, los científicos realizaron una simulación en la cual cuadruplican la actual cantidad de CO2 hallada en la atmósfera en el país –de 300 partes por millón (ppm)– para estimar qué sucedería en la dinámica de la atmósfera.
Los análisis de las simulaciones indicaron que la presencia de 1.200 ppm de CO2 en la atmósfera induciría un aumento de la cantidad de días secos consecutivos en Brasil.
La sequía que se registró en la región sudeste del país podría volverse más frecuente y habría un incremento de períodos largos y secos en el nordeste y en la Amazonia, y en América del Sur en general.
En contrapartida, también habría un aumento de la frecuencia de días con precipitaciones intensas, distribuidas en períodos secos más largos.
“Las proyecciones apuntan que el clima de Brasil en el futuro tendrá más condiciones como las que estamos viviendo ahora, con inundaciones en los valles de los ríos Itajaí y Tubarão, en Santa Catarina, y en el del río Madeira, en la Amazonia, y sequías más frecuentes en el nordeste y en el sudeste”, afirmó Nobre.
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