En el estudio se detectó algún nivel de obstrucción arterial en el 42,2% de una muestra compuesta por 90 pacientes sin historial de enfermedades cardiovasculares (foto: Wikimedia)
En el estudio se detectó algún nivel de obstrucción arterial en el 42,2% de una muestra compuesta por 90 pacientes sin historial de enfermedades cardiovasculares
En el estudio se detectó algún nivel de obstrucción arterial en el 42,2% de una muestra compuesta por 90 pacientes sin historial de enfermedades cardiovasculares
En el estudio se detectó algún nivel de obstrucción arterial en el 42,2% de una muestra compuesta por 90 pacientes sin historial de enfermedades cardiovasculares (foto: Wikimedia)
Por Karina Toledo
Agência FAPESP – Al evaluar mediante la aplicación de tomografías computarizadas a un grupo de 90 diabéticos sin historial y sin síntomas de enfermedad cardiovascular, investigadores de la Universidad de São Paulo (USP) verificaron que el 42,2% (38) de los pacientes presentaba algún nivel de obstrucción de las arterias coronarias. En un 15,5% (14) de los casos, se consideró como significativa la incidencia de la enfermedad de las arterias coronarias, es decir, había vasos con más de un 50% de obstrucción.
Al comparar los estudios de diabéticos con la glucemia bajo control con los de pacientes con diabetes descompensada, los científicos observaron que en este segundo grupo fue más frecuente la presencia de placas de ateromas consideradas “vulnerables” (no calcificadas y que ocasionan remodelación local del vaso), cuya ruptura sería responsable por alrededor de las dos terceras partes de los infartos.
El proyecto intitulado Diagnóstico de enfermedad cardiovascular asintomática en portadores de Diabetes tipo 2 contó con la coordinación del médico Antonio Carlos Lerario, del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la USP, y recibió apoyo de la FAPESP.
“Nuestro objetivo consistía en evaluar si ese método de diagnóstico por imágenes no invasivo sería tan eficaz como el método estándar para detectar precozmente la enfermedad de las arterias coronarias en pacientes diabéticos. En este grupo, el infarto agudo de miocardio y el accidente cerebrovascular constituyen la principal causa de muerte. Asimismo, la incidencia de estos problemas es mayor que en la población en general”, afirmó Lerario.
De acuerdo con el investigador, estudios anteriores ya habían demostrado que la diabetes favorece el surgimiento de factores de riesgo cardiovascular, tales como dislipidemia e hipertensión. Asimismo, la enfermedad está relacionada con la mayor inflamación y el mayor estrés oxidativo en las células del endotelio, lo que causa una especie de envejecimiento precoz de los vasos sanguíneos.
De acuerdo con el investigador, la técnica más común en la actualidad para la evaluación de la enfermedad coronaria es el cateterismo, que consiste en insertar un tubo largo, delgado y flexible a través de un vaso del brazo, del muslo o del cuello, para llegar hasta el corazón. Este estudio es invasivo: requiere anestesia y la aplicación de contraste para visualizar las placas de ateromas.
En tanto, la angiografía por tomografía computarizada permite obtener de manera no invasiva imágenes tridimensionales detalladas del corazón y de los vasos sanguíneos, mediante la aplicación de rayos X y con equipamientos complejos accionados por computadoras de alta tecnología. Entre sus desventajas se encuentran su alto costo y la demora del procedimiento.
“La mayoría de los métodos de diagnóstico de la enfermedad de las arterias coronarias no sirve para evaluar la presencia de placas vulnerables. Con la tomografía sería posible detectar los procesos ateroscleróticos, medir el grado de estenosis (estrechamiento de los vasos) y estimar la cantidad de calcio presente en las placas”, explicó Lerario.
Otra posibilidad consistiría en realizar una ecografía intravascular, un tipo de cateterismo en el cual se coloca un aparato de ultrasonido en la punta del catéter. Con todo, según Lerario, este método es más caro todavía que la tomografía y demanda una gran habilidad por parte del que lo aplica.
Evaluación
El estudio se realizó con diabéticos de ambos sexos que ya se sometían a un seguimiento ambulatorio en el HC-USP. Tan sólo la mitad se encontraba con la glucemia bajo control. Sus edades oscilaban entre 40 y 65 años, pero todos habían sido diagnosticados como diabéticos hacía menos de diez años.
Todos pasaron por un examen clínico y por una prueba de esfuerzo con electrocardiograma, estudios que no revelaron problemas cardiovasculares. En tanto, la angiografía por tomografía computarizada mostró que el 42,2% de los 90 pacientes padecía algún grado de obstrucción. Cuando se consideró únicamente al grupo que exhibía la glucemia descompensada, dicho índice se elevó al 60%.
En tanto, el índice de pacientes con obstrucción significativa fue del 15,5% cuando se consideró al conjunto de diabéticos, y trepó al 24,4% cuando se consideró únicamente a aquéllos que tenían la glucemia descompensada. También en ese grupo fue mayor la cantidad de segmentos coronarios afectados y de placas no calcificadas consideradas de mayor riesgo.
A juicio de Lerario, la investigación no presenta evidencias lo suficientemente robustas como para recomendar la tomografía computarizada como examen diagnóstico de rutina en estos casos. Para ello, sería necesaria la realización de nuevos estudios con una casuística mayor.
No obstante, el investigador afirmó que los resultados comprueban que la tomografía sirve efectivamente para diagnosticar la enfermedad de las arterias coronarias de manera tan sensible como el cateterismo, pero de un modo menos invasivo. “Asimismo, los resultados muestran que una placa pequeña puede en ocasiones ser más peligrosa que una grande. Estimo que el principal mensaje de esto apunta que, al evaluar el riesgo, hay que tener en cuenta no sólo el nivel de obstrucción, sino también el tipo de placa”, afirmó Lerario.
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