El centro de investigación paulista suscribió un acuerdo con Merck Sharp & Dohme que prevé el intercambio de información referente a procesos propietarios y ensayos clínicos de antígenos (foto: Instituto Butantan)

El Instituto Butantan y una compañía farmacéutica colaborarán en la vacuna contra el dengue
20-12-2018
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El centro de investigación paulista suscribió un acuerdo con Merck Sharp & Dohme que prevé el intercambio de información referente a procesos propietarios y ensayos clínicos de antígenos

El Instituto Butantan y una compañía farmacéutica colaborarán en la vacuna contra el dengue

El centro de investigación paulista suscribió un acuerdo con Merck Sharp & Dohme que prevé el intercambio de información referente a procesos propietarios y ensayos clínicos de antígenos

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El centro de investigación paulista suscribió un acuerdo con Merck Sharp & Dohme que prevé el intercambio de información referente a procesos propietarios y ensayos clínicos de antígenos (foto: Instituto Butantan)

 

Por Elton Alisson  |  Agência FAPESP – El Instituto Butantan suscribió el pasado 12 de diciembre un acuerdo de colaboración con Merck Sharp & Dohme (MSD) para el desarrollo de vacunas contra el dengue. La institución de investigación paulista y la compañía farmacéutica –que desarrollan vacunas con base en una misma fórmula elaborada por los National Institutes of Health (NIH), de Estados Unidos– intercambiarán información sobre procesos propietarios y ensayos clínicos de vacunas que se encuentran en distintos estadios de desarrollo. 

La vacuna desarrollada en el Butantan con el apoyo de la FAPESP se encuentra en la última fase de los ensayos en humanos, con la participación de 17 mil voluntarios. En tanto, la vacuna de MSD está en la primera fase de ensayos clínicos, cuando se la evalúa en un pequeño grupo de personas.

Por este motivo, durante la primera etapa del acuerdo, el Instituto Butantan percibirá un pago anticipado por valor de 26 millones de dólares de MSD, y podrá hacerse acreedor a otros 75 millones de dólares a medida que la farmacéutica estadounidense supere etapas en el desarrollo y la comercialización de su vacuna experimental.

“Es un hecho inédito en la vida de los institutos de investigación brasileños y representa la vitoria de una manera de pensar la interacción entre los sectores públicos y privados, que seguramente aportará muchos beneficios en el futuro”, dijo Marco Antonio Zago, secretario de salud del estado de São Paulo y presidente de la FAPESP, durante la ceremonia de firma del acuerdo.

“Es una satisfacción ver que un proyecto que empezó con estudios financiados por la FAPESP, en el transcurso de casi 20 años se ha transformado en un producto que dentro de algunos años más podrá salir al mercado mundial”, añadió.

Mediante este acuerdo, el Butantan pondrá a disposición de MSD la información referente al proceso de producción de su vacuna y a los ensayos clínicos en curso hasta que ambos socios se nivelen en desarrollo. A partir de ese momento, la colaboración transcurrirá libremente, aun cuando cada uno de los socios produzca su propia vacuna.

El acuerdo también prevé licenciarle con exclusividad las patentes relacionadas con la vacuna contra el dengue desarrollada por el Butantan a MSD, aun cuando la empresa no las vaya a utilizar parcial o totalmente. Si durante el desarrollo de su propia vacuna MSD obtuviera patentes sobre su tecnología, el Butantan tendrá acceso gratuito a las mismas. MSD no podrá comercializar en Brasil la vacuna que pueda desarrollar y le pagará al Butantan regalías referentes a las ventas de la misma en el exterior.

“Este acuerdo muestra que el Butantan ha llegado un nivel de excelencia internacional en el desarrollo de vacunas de interés global. Con nuevos aportes económicos, podremos invertir más aún en la producción de vacunas y en la investigación científica”, dijo Dimas Tadeu Covas, director del Instituto Butantan. 

Las vacunas en desarrollo en el Butantan y en MSD se basan en cepas de los cuatro serotipos del virus del dengue modificadas por científicos de centros de investigación de los NIH. Estas cepas virales atenuadas difieren de los virus lo suficiente como para no provocar la enfermedad, y tienen no sólo la capacidad de desencadenar la protección a través de anticuerpos sino también la de estimular a células específicas del sistema inmunológico que guardan la memoria de la infección por el dengue.

Una formula inicial líquida y congelada de estas cepas –aún no es una vacuna apta para salir al mercado– se testeó experimentalmente en los NIH, en animales y en humanos, y exhibió buenos resultados.

En 2009, el Butantan obtuvo la licencia de uso de estas cepas virales atenuadas para el desarrollo de una vacuna distribuida únicamente en Brasil. Y en 2014, MSD hizo lo propio para desarrollar una vacuna comercializada en Estados Unidos, Canadá, China, Japón y los países de la Unión Europea, entre otros países, a excepción de Brasil.

“El acuerdo le permitirá al Butantan también acelerar los estudios clínicos de su vacuna contra el dengue e incorporar parte de su know how en la vacuna que MSD comercializará en el exterior, percibiendo por ello regalías sobre las ventas”, declaró Fábio de Carvalho Groff, gestor del Núcleo de Innovación Tecnológica del Instituto Butantan, a Agência FAPESP

“Es una relación en la cual ambos lados ganan. Con base en el know how y en los datos de los ensayos clínicos de la vacuna contra el dengue del Butantan, MSD podrá acelerar su programa de desarrollo y el instituto se verá recompensado económicamente por ello”, dijo De Carvalho Groff.

Patente y eficacia

En el transcurso de los últimos años, el Butantan desarrolló una vacuna con los cuatro virus del dengue y liofilizada (en polvo), que se diluye antes de aplicársela y puede conservársela en refrigeradores. En septiembre de 2015, el instituto depositó en la Oficina Estadounidenses de Patentes y Marcas (USPTO) la solicitud de patente sobre el proceso que desarrolló con base en las cepas de los NIH, y la obtuvo en junio de este año.

Como los virus que se emplearon en el desarrollo de la vacuna eran los mismos que utilizaron los colegas de los NIH en Estados Unidos, los investigadores del Butantan obtuvieron la autorización de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de Brasil para poner en marcha el estudio clínico en la fase II, en la cual se debe demostrar que la vacuna es segura y es capaz de desencadenar una respuesta inmunológica.

“Generamos un avance más rápido en el desarrollo de la vacuna precisamente por el hecho de haber empezado en la fase II”, dijo Alexander Precioso, director de la división de ensayos clínicos y control farmacológico del Instituto Butantan.

Una vez culminada la fase II, la institución presentó inmediatamente una solicitud de aprobación de ensayos fase III ante Anvisa, en 2013 –autorizados en 2015–, en los cuales se debe demostrar que la vacuna es tetravalente, es decir, que es capaz de dotar de protección contra la infección por cualquiera de los cuatro tipos distintos del virus del dengue. 

Una vez comprobada su eficacia, la institución podrá solicitar ante Anvisa el registro de la vacuna para que la misma quede disponible gratuitamente en el programa nacional de vacunación de Brasil.

“Hasta el momento, todos los datos recabados tanto durante la fase II como en la III han confirmado la seguridad de la vacuna, que ha causado poquísimas reacciones adversas, similares a las de otras vacunas”, dijo Precioso. “Los resultados preliminares también han demostrado que, con tan sólo una dosis, la vacuna es capaz de estimular al sistema inmunológico de los vacunados de manera tal que sea posible protegerlos contra los cuatro tipos de dengue.”

Con todo, los investigadores han tenido que afrontar contratiempos para la concreción de esta tercera y última fase del estudio clínico de la vacuna, que empezó en 2016 y está realizándose en 14 centros de investigación clínica, distribuidos por cinco regiones de Brasil. 

Durante los últimos años, la cantidad de casos de dengue mermó en el país y la circulación de virus es baja, lo que ha retrasado la finalización de los ensayos clínicos. Y aún están reclutándose participantes de 2 a 6 años para tomar parte en el estudio, que es la franja etaria más difícil de reclutar.

“La dificultad de reclutamiento en esa franja etaria se debe al hecho de que se requiere la autorización de los padres para la participación de esos niños como voluntarios, y siempre existe una preocupación de éstos a la hora de autorizarlos”, dijo Precioso.

“Pero ya contamos con una gran cantidad de niños de esa franja etaria vacunados, y estimamos que dentro de algunos meses llegaremos a un número mínimo de voluntarios”, sostuvo.

De los 17 mil voluntarios previstos para participar en el estudio, divididos en tres franjas etarias –de 2 a 6 años, de 7 a 17 años y de 18 a 59 años–, 15,5 mil ya se han reclutado.

Toda vez que esos grupos deberán ser objeto de seguimiento durante cinco años para comprobar la eficacia de la vacuna cuando se infectan con los virus del dengue, la estimación para la conclusión del desarrollo de la misma puede variar entre 6 y 15 años.

“El tiempo clásico para el desarrollo de una vacuna es habitualmente de entre 6 y 15 años, más cerca precisamente de los 15 años. Entre 12 y 15 años es el período considerado más recurrente para el desarrollo de nuevas vacunas”, dijo Precioso. 

Además de las vacunas contra el dengue que están desarrollándose en el Instituto Butantan y en MSD, existen candidatas tales como la Dengvaxia de Sanofi y la de la industria farmacéutica Takeda, entre otras.

Algunas diferencias entre la vacuna desarrollada por el Butantan y esas candidatas indican que su eficacia se obtiene con una dosis única –mientras que las otras dependen de dos o de hasta tres dosis–, es tetravalente y podrá aplicársela a una amplia franja etaria, mientras que existen candidatas que sólo abarcan franjas etarias específicas.

 

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