En el marco de un artículo que contó con el aval de 407 científicos de Brasil, se calculó el valor de los servicios supeditados a la conservación de la naturaleza, tales como la polinización, el control de plagas y la seguridad hídrica (Reserva Legal en la región de Caucaia do Alto, municipio de Ibiúna, São Paulo/ foto: Jean Paul Metzger)
En el marco de un artículo que contó con el aval de 407 científicos de Brasil, se calculó el valor de los servicios supeditados a la conservación de la naturaleza, tales como la polinización, el control de plagas y la seguridad hídrica
En el marco de un artículo que contó con el aval de 407 científicos de Brasil, se calculó el valor de los servicios supeditados a la conservación de la naturaleza, tales como la polinización, el control de plagas y la seguridad hídrica
En el marco de un artículo que contó con el aval de 407 científicos de Brasil, se calculó el valor de los servicios supeditados a la conservación de la naturaleza, tales como la polinización, el control de plagas y la seguridad hídrica (Reserva Legal en la región de Caucaia do Alto, municipio de Ibiúna, São Paulo/ foto: Jean Paul Metzger)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Los 270 millones de hectáreas de vegetación autóctona preservados en propiedades rurales –entre áreas desprotegidas y de Reserva Legal– rinden en Brasil seis billones de reales al año (aproximadamente un billón y medio de dólares) en servicios ecosistémicos tales como la polinización, el control de plagas, la seguridad hídrica, la producción de lluvias y la calidad del suelo.
Este cálculo salió publicado en la revista Perspectives in Ecology and Conservation y contó con el aval de 407 científicos brasileños de 79 instituciones de investigación.
“Este artículo tiene por objeto mostrar que la preservación de la vegetación nativa no constituye un obstáculo para el desarrollo social y económico, sino que forma parte de la solución. Es un activo para el desarrollo sostenible de Brasil, de una forma distinta a lo que se hizo en Europa hace 500 años, cuando el nivel de conciencia ambiental era otro”, dijo Jean Paul Metzger, del Departamento de Ecología de la Universidad de São Paulo (USP) y primer autor del artículo.
En este trabajo se utilizaron estudios de valoración de los servicios ecosistémicos y se aplicaron esos valores a los 270 millones de hectáreas de vegetación autóctona de los biomas brasileños. Estas estimaciones se encuentran consolidadas y se han venido aplicando desde hace años, incluso en el marco de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES, por sus siglas en inglés).
“Este artículo es importante porque reúne un conjunto sólido de información tendiente a rebatir argumentos que, aunque carecen de fundamento, se emplean como justificación para efectuar alteraciones en el Código Forestal Brasileño y en las exigencias sobre Reservas Legales”, dijo Carlos Joly, coordinador del Programa FAPESP de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad (BIOTA-FAPESP) y uno de los científicos que avalaron el artículo.
Joly afirma que resulta importante resaltar que las categorías jurídicas de “Reserva Legal” y “Área de Preservación Permanente” cumplen un rol complementario. “Una no sustituye a la otra. La Reservas Legales poseen una importancia para el mantenimiento o la restauración de servicios ambientales. Son esenciales no solamente en lo que concierne a la biodiversidad sino también para la protección y la permeabilidad del suelo, la recarga de acuíferos, la protección de los recursos hídricos y las existencias de carbono, y para mantener la población de polinizadores, que es de interés de los propios agricultores”, dijo Joly.
En Brasil, el tamaño de las áreas que deben preservarse como Reservas Legales varía de acuerdo con la región: el 80% en el caso de la vegetación forestal de la Amazonia, el 35% en la transición entre la Amazonia y el Cerrado (sabana) y el 20% en las restantes regiones: el Bosque Atlántico, el Cerrado, la Caatinga, el Pantanal y la Pampa. Actualmente, las áreas de Reservas Legales constituyen casi una tercera parte de toda la vegetación nativa del país.
“Brasil preserva bastante: posee más de un 60% de cobertura de vegetación y cuenta con una legislación rigurosa. Si observamos el ranking del Banco Mundial, nos ubicamos en el trigésimo lugar, detrás de Suecia y de Finlandia, que poseen alrededor del 70%. Pero es necesario hacer hincapié en que la preservación no es mala”, dijo Metzger.
Este artículo se elaboró en respuesta al Proyecto de Ley n° 2362, de 2019, presentado en el Senado brasileño. Ese texto, cuyos autores posteriormente lo dejaron sin efecto, apuntaba a alterar o eliminar la exigencia de Reserva Legal. Una versión del artículo en portugués será remitida al Congreso y se la presentará ante diputados, senadores y auxiliares técnicos.
De aprobarse el referido proyecto de ley, podría perderse una área de 270 millones de hectáreas de vegetación autóctona, de las cuales 167 millones corresponderían a áreas de Reserva Legal y que se sumarían a los 103 millones que actualmente no están protegidos por la Ley de Protección de la Vegetación Nativa (conocida como Nuevo Código Forestal) ni como Reservas Legales, ni tampoco como Áreas de Protección Permanente (por no ubicarse a orillas de ríos, en la cima de cerros, en áreas de cuestas y otros ecosistemas considerados sensibles).
Dinero que se pierde
Uno de los argumentos que se plantean en el artículo se refiere al impacto de los polinizadores sobre la productividad de los cultivos de café. “En un estudio que realizó nuestro grupo se demostró que la producción de los cafetos es mayor en presencia de abejas, y que esto representa beneficios valuados entre 2 mil millones y 6 mil millones de reales por año en Brasil. Sin el trabajo de las abejas, seguiría existiendo la producción de café, pero sería un 20% menor”, dijo Metzger.
Así y todo, los servicios de polinización existen únicamente en áreas adyacentes a la vegetación natural, generalmente a una distancia inferior a los 300 metros, lo cual requiere la creación de interfaces entre los cultivos agrícolas y los bosques nativos.
“Es importante saber que todos los ecosistemas poseen un punto de equilibrio. De nada sirve perder un Cerrado entero para plantar soja y quedarse sin esos servicios. Esta es la base de la noción de Reserva Legal”, dijo Paulo Artaxo, miembro de la coordinación del Programa FAPESP de Cambios Climáticos Globales (PFPMCG), quien también avaló el artículo.
“Quienes tiene una visión a corto plazo, como una parte del agronegocio, piensan en tres o cuatro años de ganancias personales y después el país se queda con una enorme pérdida. Esa filosofía debe terminar y este artículo lo deja bien claro”, dijo Artaxo.
Puede leerse el artículo intitulado Why Brazil needs its Legal Reserves (doi: 10.1158/0008-5472.CAN-19-0490), de Jean Paul Metzger, Mercedes M.C. Bustamante, Joice Ferreira, Geraldo Wilson Fernandes, Felipe Librán-Embid, Valerio D. Pillar, Paula R. Prist, Ricardo Ribeiro Rodrigues, Ima Célia G. Vieira y Gerhard E. Overbeck en el siguiente enlace: www.sciencedirect.com/science/article/pii/S253006441930118X#bib0625.
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