Una madre carga a su cría en la Estación Ecológica de Barreiro Rico, en Anhembi. El combate contra los incendios hizo su aporte para que nacieran dos de estos monos en 2023 y 2024, pero los corredores ecológicos son fundamentales para que el grupo se conecte con otros semejantes (foto: Beatriz Robbi/UFV)

Biodiversidad
El mayor primate de América es una pieza clave en la reforestación de un área del interior de São Paulo
31-10-2024
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En la Estación Ecológica de Barreiro Rico, en el municipio de Anhembi, científicos comparten distintos enfoques para entender la relación de los bosques con el mono araña muriquí del sur y conectar poblaciones a través de corredores ecológicos. La prevención de los incendios en la zona hizo que este grupo de animales volviese a prosperar luego de casi desaparecer

Biodiversidad
El mayor primate de América es una pieza clave en la reforestación de un área del interior de São Paulo

En la Estación Ecológica de Barreiro Rico, en el municipio de Anhembi, científicos comparten distintos enfoques para entender la relación de los bosques con el mono araña muriquí del sur y conectar poblaciones a través de corredores ecológicos. La prevención de los incendios en la zona hizo que este grupo de animales volviese a prosperar luego de casi desaparecer

31-10-2024
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Una madre carga a su cría en la Estación Ecológica de Barreiro Rico, en Anhembi. El combate contra los incendios hizo su aporte para que nacieran dos de estos monos en 2023 y 2024, pero los corredores ecológicos son fundamentales para que el grupo se conecte con otros semejantes (foto: Beatriz Robbi/UFV)

 

Por André Julião, desde Anhembi  |  Agência FAPESP* – Rodeada de pasturas y plantaciones de caña de azúcar, eucaliptos y naranjales, una extensión de 292 hectáreas situada en el interior del estado de São Paulo (Brasil) constituye la morada de cinco de los aproximadamente 1.300 ejemplares remanentes en la naturaleza del mono araña muriquí del sur (Brachyteles arachnoides). Junto con el mono araña muriquí del norte (B. hypoxanthus), éstos son los primates más grandes del continente americano, endémicos del Bosque Atlántico y exclusivos del territorio brasileño.

La observación desde el suelo de la familia residente en la Estación Ecológica de Barreiro Rico, una unidad de conservación integral del estado de São Paulo creada en el año 2006, no resulta fácil para los humanos, primates que hace mucho tiempo perdieron la habilidad de treparse a los árboles con destreza.

Por eso mismo, durante una mañana del mes de agosto, la doctoranda Beatriz Robbi, del Laboratorio de Manejo y Conservación de la Fauna de la Universidad Federal de Viçosa (UFV), accede a un sobrevuelo por encima de la copa de los árboles mediante el empleo de un dron. El pequeño vehículo aéreo manejado por control remoto está dotado de un sensor termal y de una cámara.

Al comienzo de la mañana y al final de la tarde, cuando las temperaturas son más clementes y las ramas y las hojas están más frías, se hace más probable detectar a los muriquíes por el calor que emanan sus cuerpos, con sus brazos alargados y panzas protuberantes.

Con una autonomía de 20 minutos en cada batería (son cuatro en total), el dron recorre una gran parte del área. Cuando detecta a los monos, es posible ir hasta ellos en el medio del bosque. Y así se puede observar si están juntos o separados, o qué están comiendo, si están reproduciéndose, si están con sus crías o si hay hembras embarazadas, entre otras informaciones. El recabado de datos se extiende hasta el final del día, cuando paran para dormir. No se detectó ninguno cuando el equipo de Agência FAPESP estuvo en el lugar, durante los días 21 y 22 de agosto de 2024.

“En total, son 12 ejemplares conocidos en la denominada Área de Protección Ambiental de Barreiro Rico, que junto con la Estación Ecológica compone un mosaico de unas 30.000 hectáreas, con granjas, empresas y fragmentos de Bosque Atlántico. No obstante, en el camino entre esas parcelas forestales existen carreteras, cables de alta tensión, cultivos, pasturas y construcciones, lo que estorba, cuando no imposibilita que los grupos se encuentren y se reproduzcan entre sí”, explica Robbi.

La conexión de la población de monos muriquíes es esencial para la conservación de la especie. Las medidas destinadas a su conservación pueden contribuir especialmente con las otras cuatro especies de primates existentes en el área: guaiba o carayá marrón, mono capuchino robusto, tití de orejas blancas y tití enmascarado. Y también con las más de 200 especies de aves y más de 30 de mamíferos terrestres, tales como cuatíes, ocelotes, pumas, osos hormigueros gigantes, pecaríes barbiblancos y pecaríes de collar.

La principal forma de establecer la conexión del área con otros fragmentos remanentes la constituyen los denominados corredores ecológicos, bosques que conecten los fragmentos de Bosque Atlántico hasta ese momento aislados. Y éste es el objetivo de un grupo de científicos, diversas ONG y la Fundación Forestal, el organismo que administra las unidades de conservación del estado de São Paulo.

La restauración

Según Luana Carvalho, maestranda en el Laboratorio de Silvicultura Tropical (Lastrop) de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo (Esalq-USP), quien también desarrolla su investigación en el lugar, mediante el estudio de la ecología del paisaje y la teledetección será posible identificar los fragmentos forestales de mayor valor ecológico para el mono muriquí, es decir, aquellos que poseen todavía la calidad necesaria para su reproducción, su alimentación y su refugio.

“Con base en ello podremos determinar dónde y cómo conectar esos fragmentos. Estamos priorizando especies arbóreas importantes para la alimentación y el uso de los muriquíes, lo que nos permitirá orientar una restauración forestal enfocada en esta especie. Así podremos también crear corredores ecológicos, que además de expandir la cobertura forestal, suministrarán los recursos alimentarios necesarios respetando las exigencias de cada especie arbórea”, afirma.


Los investigadores están recabando datos de las plantas que más usan los muriquíes del sur en la región de Anhembi. El objetivo es orientar la reforestación que conectará fragmentos del Bosque Atlántico (foto: Beatriz Robbi/UFV)

Su proyecto, dirigido por Edson Vidal, uno de los coordinadores del Lastrop y docente de la Esalq-USP, apunta a entender la estructura del bosque y de qué manera la misma sostiene a las especies. El área estudiada forma parte del 4 % remanente de bosque estacional semidecidual que queda en el Bosque Atlántico. Más seco que el bosque ombrófilo, una fitofisonomía más conocida debido a áreas como la de Serra do Mar, por ejemplo, el bosque estacional semidecidual pierde parte de las hojas durante los meses de sequía como forma de conservar el agua en las plantas.

La restauración planificada en esa zona forma parte del proyecto Corredor Caipira, una iniciativa financiada por Petrobras que apunta a establecer corredores ecológicos para conectar el territorio.

“El proyecto apunta precisamente a reconectar los fragmentos forestales para que la biodiversidad no quede aislada, lo que aumentaría sobremanera los riesgos de extinción de las especies en declive poblacional. Los animales necesitan estas conexiones para reproducirse, para buscar alimento e incluso para expandir sus posibilidades y no desaparecer debido a algún evento no controlado, como un incendio que destruya una área como ésta, por ejemplo”, afirma Pedro Brancalion, docente de la Esalq-USP y otro coordinador del Lastrop.

Brancalion se encuentra al frente del proyecto intitulado “Para entender los bosques restaurados en beneficio de la gente y de la naturaleza – NewFor”, que cuenta con el apoyo de la FAPESP en el ámbito del Programa FAPESP de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad (BIOTA) y por la Organización Neerlandesa para la Investigación Científica (NWO), de los Países Bajos.

Barreiro Rico se ha convertido recientemente en parte de alrededor de las 50 áreas actualmente monitoreadas por el NewFor. En todas ellas se seleccionan parcelas, fragmentos de 900 metros cuadrados de bosques en donde se miden y se monitorean todos los árboles con un diámetro superior a los 5 centímetros a la altura del pecho. En total, el proyecto ha monitoreado hasta ahora unas 800 parcelas distribuidas a lo largo de casi todo el Bosque Atlántico.

Robbi visita mensualmente las parcelas del NewFor en Barreiro Rico para medir la cantidad de flores, frutos y semillas y así conocer la disponibilidad de alimento para los monos muriquíes en el bosque. Asimismo, en el marco de un esfuerzo simultáneo, Carvalho y ella recogen excrementos de los muriquíes para identificar qué especies de frutos comen, a los efectos de incrementar la cantidad de especies vegetales recomendadas para el área.

“Se considera que los muriquíes son los jardineros del bosque: son importantes para el mantenimiento del Bosque Atlántico. Como se alimentan de frutos con semillas grandes, son los principales dispersores de especies arbóreas como el ibirapitá, el guapinol y la copaiba, que otros animales no logran dispersar”, explica Carvalho.

Algunas de estas semillas incluso solamente germinan después de que se rompe su latencia, que se concreta luego de pasar por el tracto digestivo de los animales. Por ende, la extinción local de este primate puede provocar una degradación importante del bosque debido a la pérdida de especies de la flora que se ciñen a pequeños fragmentos como la Estación Ecológica de Barreiro Rico.

El fuego

Las estimaciones dan cuenta de que entre 200 y 500 muriquíes habrían vivido en Barreiro Rico en un pasado no muy lejano. El grupo de la Estación Ecológica era aún menor en 2018, cuando se produjo el último incendio en esa zona. Con la tregua del fuego, nacieron dos crías entre 2023 y 2024.

Con las temperaturas cada vez más altas y el clima más cálido, fue casi un milagro que los incendios hayan cesado en los últimos años. João Marcelo Elias, gestor de la Estación Ecológica ante la Fundación Forestal, comenta que fueron muchos los factores que contribuyeron para que no hubiera más quemas como la del año 2012, que destruyó 750 hectáreas, una parte dentro de la Estación Ecológica.

“Ha habido una inversión del estado paulista en recursos humanos, unidades móviles con 500 litros de agua, equipos de protección individual, batefuegos, mangueras, mochilas antiincendios y el entrenamiento de las brigadas. Esto es esencial para evitar que un foco ígneo se transforme en un incendio como los que estamos viendo”, dice Elias, al hacer mención a los entonces 110.000 focos de calor registrados en Brasil en 2024.

Aparte de las inversiones estatales a través del proyecto São Paulo sin Fuego de la Secretaría de Medio Ambiente, Infraestructura y Logística (Semil) del Estado de São Paulo, el gestor atribuye el éxito al compromiso generado en el entorno, lo que él caracteriza como una verdadera movilización de empresarios, propietarios rurales y la población en general. Actualmente, aparte de los 500 litros de agua en cada móvil, existen reservas de 7.000 litros en la base de la Estación Ecológica y otros miles en las propiedades rurales de los alrededores. La concientización de evitar las hogueras, la quema de basura y las quemas para limpiar terrenos, de arrojar colillas de cigarrillos encendidas e incluso el mero hecho de acercar el motor caliente de los tractores a la paja seca de la caña de azúcar entre los meses de abril y septiembre, ya aporta un gran alivio a bomberos y brigadistas.

“Se ha generado una pertenencia al lugar, y los monos muriquíes constituyen nuestra mejor propaganda”, culmina diciendo Elias.

*Colaboraron Daniel Antônio y Phelipe Janning.

 

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