Un estudio realizado en la Universidad de São Paulo, en Brasil, sugiere que los tejidos especializados en la producción y en la secreción de saliva hacen las veces de reservorios del SARS-CoV-2, y así expanden el potencial infeccioso del virus (la imagen de microscopía electrónica muestra al nuevo coronavirus en el interior de las glándulas salivales; crédito: Bruno Matuck/USP)
Un estudio realizado en la Universidad de São Paulo, en Brasil, sugiere que los tejidos especializados en la producción y en la secreción de saliva hacen las veces de reservorios del SARS-CoV-2, y así expanden el potencial infeccioso del virus
Un estudio realizado en la Universidad de São Paulo, en Brasil, sugiere que los tejidos especializados en la producción y en la secreción de saliva hacen las veces de reservorios del SARS-CoV-2, y así expanden el potencial infeccioso del virus
Un estudio realizado en la Universidad de São Paulo, en Brasil, sugiere que los tejidos especializados en la producción y en la secreción de saliva hacen las veces de reservorios del SARS-CoV-2, y así expanden el potencial infeccioso del virus (la imagen de microscopía electrónica muestra al nuevo coronavirus en el interior de las glándulas salivales; crédito: Bruno Matuck/USP)
Por Elton Alisson | Agência FAPESP – Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP), en Brasil, constataron que el SARS-CoV-2 infecta a las células de las glándulas salivales y se replica en ellas.
Mediante análisis de muestras de tres tipos de glándulas salivales, obtenidas durante un procedimiento de autopsia mínimamente invasiva en pacientes que murieron como consecuencia de las complicaciones ocasionadas por el COVID-19 en el Hospital de Clínicas de la FM-USP, los investigadores verificaron que esos tejidos especializados en la producción y en la secreción de saliva se erigen como reservorios del nuevo coronavirus.
Los resultados de este estudio apoyado por la FAPESP salieron publicados en el Journal of Pathology.
Estos descubrimientos contribuyen para explicar por qué el nuevo coronavirus aparece en grandes cantidades en la saliva, lo que hizo posible la elaboración de test de diagnóstico del COVID-19 basados en ese fluido, según subrayan los autores del trabajo.
“Es el primer reporte de un virus respiratorio capaz de infectar y replicarse en las glándulas salivales. Hasta ahora se creía que solamente los virus causantes de enfermedades con prevalencia muy alta, como el del herpes, se valían de las glándulas salivales en carácter de reservorios. Esto puede ayudar a explicar por qué el SARS-CoV-2 es tan infeccioso”, le dice a Agência FAPESP Bruno Fernandes Matuck, doctorando en la Facultad de Odontología de la USP y primer autor del estudio.
Los investigadores ya habían demostrado en un estudio anterior la presencia del ARN del SARS-CoV-2 en el tejido periodontal de pacientes que murieron como consecuencia del COVID-19 (lea más en: agencia.fapesp.br/35691/).
En razón de la alta capacidad de infección del SARS-CoV-2 cuando se lo compara con otros virus respiratorios, los científicos plantearon la hipótesis de que el nuevo coronavirus podría infectar a las células salivales y replicarse en ellas para, de este modo, surgir en la saliva sin haber tenido contacto con las secreciones nasales y pulmonares.
Sucede que en estudios internacionales anteriores se había demostrado que el receptor ACE2 está presente en los conductos salivales, con el cual la proteína spike del SARS-CoV-2 se une para infectar a las células. Más recientemente, otros grupos de científicos informaron haber observado en estudios realizados con animales que, además del ACE2, receptores tales como la proteasa transmembrana de serina 2 (TMPRSS) y la furina, presentes en los tejidos de las glándulas salivales, son blancos del SARS-CoV-2.
Con el fin de poner a prueba esta hipótesis en humanos, se realizaron biopsias guiadas por ultrasonido en 24 pacientes que fallecieron como consecuencia del COVID-19, con una edad promedio de 53 años, para la extracción de muestras de tejidos de las glándulas parótida, submandibular y otras menores.
Y se sometieron las muestras de los tejidos a análisis moleculares (RT-PCR) para detectar la presencia del virus. Los resultados indicaron la existencia del mismo en los tejidos en más de las dos terceras partes de dichas muestras.
En tanto, mediante marcaciones inmunohistoquímicas –se pone un colorante en una molécula que se adhiere al virus y a los receptores–, fue posible observar la presencia del virus in situ, en el interior de los tejidos. Mediante microscopía electrónica, se detectó no solamente su presencia, sino también al virus replicándose en las células, y se identificó el tipo de orgánulo que el mismo emplea con esa finalidad.
“Observamos varios virus amontonados en las células de las glándulas salivales, lo que constituye una señal indicativa de que están replicándose en su interior. No estaban presentes en esas células pasivamente”, afirma Fernandes Matuck.
La boca como puerta de entrada directa
Ahora los investigadores pretenden analizar si la boca puede ser una puerta de entrada directa del SARS-CoV-2, toda vez que los receptores ACE2 y el TMPRSS están presentes en diversos lugares de esta cavidad: en los tejidos gingivales y en la mucosa bucal. Asimismo, la boca posee un área de contacto mayor que la cavidad nasal, apuntada como la principal puerta de entrada del virus.
“En el marco de una colaboración con investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, pretendemos mapear la distribución de eses receptores en la boca y cuantificar las replicaciones virales en tejidos bucales”, dice Luiz Fernando Ferraz da Silva, docente de la FM-USP y coordinador del proyecto.
“Puede ser que la boca sea un medio viable para la entrada directa del virus”, estima Fernandes Matuck.
Otra idea consiste en verificar si los ancianos poseen más receptores ACE2 en la cavidad bucal en comparación con las personas más jóvenes, toda vez que experimentan una disminución del flujo salival. Al margen de ello, los investigadores encontraron incluso en pacientes ancianos, que poseen menos tejidos salivales, una alta carga viral.
“Esos pacientes prácticamente carecían de tejido salival: era casi todo tejido graso. Con todo, aun así, la carga viral era relativamente alta”, informa Fernandes Matuck.
Puede leerse el artículo intitulado Salivary glands are a target for SARS-CoV-2: a source for saliva contamination (DOI: 10.1002/path.5679), de Bruno Fernandes Matuck, Marisa Dolhnikoff, Amaro Nunes Duarte-Neto, Gilvan Maia, Sara Costa Gomes, Daniel Isaac Sendyk, Amanda Zarpellon, Nathalia Paiva de Andrade, Renata Aparecida Monteiro, João Renato Rebello Pinho, Michele Soares Gomes-Gouvêa, Suzana COM Souza, Cristina Kanamura, Thais Mauad, Paulo Hilario Nascimento Saldiva, Paulo H Braz-Silva, Elia Garcia Caldini y Luiz Fernando Ferraz da Silva, en el siguiente enlace: onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/path.5679.
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