Investigadores franceses y brasileños investigaron especímenes del insecto vector capturados en un municipio del estado de Rio Grande do Norte, donde se registró un brote de la enfermedad, y detectaron una alta prevalencia de infecciones causadas por el T. cruzi. Se identificaron dos especies de roedores como reservorios potenciales del parásito (foto: Ronilton Senna/ Wikimedia Commons)
Investigadores franceses y brasileños investigaron especímenes del insecto vector capturados en un municipio del estado de Rio Grande do Norte, donde se registró un brote de la enfermedad, y detectaron una alta prevalencia de infecciones causadas por el T. cruzi. Se identificaron dos especies de roedores como reservorios potenciales del parásito
Investigadores franceses y brasileños investigaron especímenes del insecto vector capturados en un municipio del estado de Rio Grande do Norte, donde se registró un brote de la enfermedad, y detectaron una alta prevalencia de infecciones causadas por el T. cruzi. Se identificaron dos especies de roedores como reservorios potenciales del parásito
Investigadores franceses y brasileños investigaron especímenes del insecto vector capturados en un municipio del estado de Rio Grande do Norte, donde se registró un brote de la enfermedad, y detectaron una alta prevalencia de infecciones causadas por el T. cruzi. Se identificaron dos especies de roedores como reservorios potenciales del parásito (foto: Ronilton Senna/ Wikimedia Commons)
Maria Fernanda Ziegler, desde Lyon | Agência FAPESP – La enfermedad de Chagas está considerada como uno de los mayores problemas de salud pública en Latinoamérica. Según datos de la organización sin fines de lucro Drugs for Neglected Diseases initiative (DNDi), viven en la región alrededor de 6 millones de personas infectadas, distribuidas por 21 países. Tan solo se ha diagnosticado al 10% de ellas, y apenas el 1% accede al tratamiento.
En Brasil, el Ministerio de Salud estima que llegan al menos al millón los infectados con el protozoo Trypanosoma cruzi – causante de esta enfermedad que, cuando se vuelve crónica, puede llevar a la muerte por insuficiencia cardíaca. Más del 90% de los casos se concentran en las regiones norte y nordeste del país.
Con el objetivo de comprender los elementos implicados en la cadena de transmisión de la enfermedad de Chagas en el semiárido brasileño, investigadores de la Universidad de Campinas (Unicamp) llevaron a cabo un estudio de campo en el municipio de Marcelino Vieira, en el estado de Rio Grande do Norte, donde en 2015 se registró un brote causado posiblemente por la vía de transmisión oral. Fueron tres muertes y 18 casos registrados, todos relacionados con el consumo de jugo de caña de azúcar, según el relato de los pacientes.
Esta investigación contó con el apoyo de la FAPESP y se la dio a conocer durante el simposio FAPESP Week France.
“En la región del semiárido brasileño, sobre todo en donde se producen los brotes, es necesario que haya una comprensión más precisa sobre los elementos implicados en la cadena ecoepidemiológica, pues el riesgo de infecciones puede estar cambiando. Factores socioeconómicos, conductuales y climáticos pueden ejercer una influencia crucial en la biología de las especies de vectores y de parásitos”, dijo Carlos Eduardo de Almeida, docente del Instituto de Biología de la Unicamp y coordinador del proyecto.
La chinche de la especie Triatoma brasiliensis – popularmente conocida en Brasil como barbeiro – es el principal vector de la enfermedad de Chagas en la región estudiada. En colaboración con científicos franceses del Centre Nacional de Recherche Scientifique (CNRS), De Almeida ha venido trabajando en la secuenciación del genoma y en el estudio del transcriptoma (el conjunto de genes expresados) de especímenes de T. brasiliensis capturados en el lugar del brote.
Mediante análisis de marcadores genéticos del tipo de los polimorfismos de un solo nucleótido (SNPs, por sus siglas en inglés), el grupo desarrolla estudios de genética de poblaciones para entender los procesos de especiación y adaptación en este grupo de insectos. Este trabajo se ha venido realizando en el marco del Programa São Paulo Excellence Chair (SPEC).
Los análisis indican que las residencias de Marcelino Vieira fueron invadidas por poblaciones silvestres y domésticas de T. brasiliensis, ambas con alta prevalencia de infección con T. cruzi. Este escenario, según De Almeida, es propicio para el surgimiento de nuevos brotes.
“Estos insectos no nacen infectados con el parásito. Generalmente se contaminan al picar a algún animal y así es como quedan aptos para transmitirle la enfermedad a los humanos”, explicó.
Datos de la investigación revelan que el 52% de las vinchucas silvestres capturadas y el 71% de los insectos domésticos estaban infectados con el protozoo. La alta prevalencia de la infección en los especímenes silvestres y la existencia de dos linajes parasitarios distintos constituyen factores que, a juicio del investigador, amenazan los esfuerzos de control de la enfermedad.
El estudio demostró a su vez que el 68% de los 202 insectos analizados mediante técnicas moleculares se habían alimentado de sangre de cuises moros (Galea spixii) y de cavys de rocas (Kerodon rupestris). Este hallazgo apunta hacia los roedores como posibles reservorios del T. Cruzi – función que anteriormente se les atribuía solo a las zarigüeyas (Didelphis). Los resultados se publicaron en PLOS Negligected Tropical Diseases .
Mediante trabajos de modelado ecológico, los investigadores identificaron los ambientes que favorecen las infestaciones de los roedores en las cercanías de las viviendas humanas. “Este conocimiento permite delinear una estrategia de control de la enfermedad de Chagas similar a la implementada contra el dengue: evitar la formación de criaderos del insecto vector y de los roedores que hacen las veces de reservorios: amontonados de madera y de ladrillos, por ejemplo”, dijo de Almeida.
Una nueva especie
Los científicos pretenden realizar ahora análisis serológicos en la población de Rio Grande do Norte, a los efectos de medir la real dimensión del brote. Sin embargo, uno de los descubrimientos surgidos de la investigación puede convertirse en una complicación.
El grupo halló por primera vez en la naturaleza especímenes de T. brasiliensis infectados con parásitos Tripanosoma rangeli. “Este protozoario no es patogénico y, por ende, no constituye una amenaza para la salud humana. Sin embargo, puede causar reacciones cruzadas y dar resultados falsos positivos en los análisis serológicos de detección de la enfermedad de Chagas”, dijo.
Según el investigador, esto puede dificultar el estudio de la prevalencia de la población humana infectada con el T. cruzi, una información esencial para la implementación de políticas públicas.
El simposio FAPESP Week France tuvo lugar entre los días 21 y 27 de noviembre como resultado de una colaboración entre la FAPESP y las universidades de Lyon y de París, ambas de Francia. Lea otras noticias sobre este evento en: www.fapesp.br/week2019/france.
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