Hirsch es una de las principales referentes actuales en los estudios de la memoria (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
La académica Marianne Hirsch, hija de sobrevivientes del Holocausto, disertó durante la 8ª Conferencia FAPESP 2024, intitulada “Repensar la posmemoria después del 7 de octubre”
La académica Marianne Hirsch, hija de sobrevivientes del Holocausto, disertó durante la 8ª Conferencia FAPESP 2024, intitulada “Repensar la posmemoria después del 7 de octubre”
Hirsch es una de las principales referentes actuales en los estudios de la memoria (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – La utilización política del trauma para justificar nuevas formas de violencia fue el hilo conductor de la 8ª Conferencia FAPESP 2024, intitulada “Repensar la posmemoria después del 7 de octubre”, dictada por Marianne Hirsch, profesora emérita de la Columbia University, en Nueva York, e integrante de la American Academy of Arts and Sciences. La disertación de Hirsch, que tuvo lugar en un momento de gravísima escalada del conflicto en Medio Oriente, trajo al debate la idea de la instrumentalización ideológica de la memoria del Holocausto.
Nacida en Rumania e hija de sobrevivientes de la Shoah (palabra hebrea que significa “catástrofe” y se refiere más específicamente al genocidio de los judíos perpetrado por los nazis y los fascistas, que victimó a más de seis millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial [1939-1945]), Hirsch es actualmente una de las principales referentes en los estudios de la memoria. Su extensa producción literaria incluye al libro The Generation of Postmemory: Writing and Visual Culture After the Holocaust (2012).
La académica empezó su comunicación contextualizando el tema en el marco del agravamiento de la confrontación israelí-palestina, a partir del 7 de octubre de 2023. “Como hija de sobrevivientes del Holocausto, me estremece profundamente ver de qué manera el Holocausto y la persecución y el sufrimiento de mi propia familia se utilizan como coartada para ejercer la violencia contra la población de Gaza, ahora con más de 40.000 muertos, entre ellos miles de civiles y niños”, dijo.
Hirsch destacó que la instrumentalización del trauma y del sufrimiento histórico de las comunidades judías no es un fenómeno nuevo. “Prominentes sobrevivientes e intelectuales judíos como Jean Améry, Zygmunt Bauman y Hannah Arendt condenaron tempranamente el uso de la memoria del Holocausto para los propósitos políticos de Israel, en la década de 1950”, afirmó. Y añadió que los políticos israelíes y los medios de comunicación a menudo comparan a Hamas con los nazis, deshumanizando a los palestinos al denominarlos “animales humanos”, una expresión que, según ella, recuerda las formas nazis de deshumanización de los judíos.
Al aportar más elementos para la reflexión, Hirsch ponderó el rol que la pedagogía del trauma cumplió al reforzar un modelo de victimización que puede perpetuarse a lo largo de las generaciones. Y sugirió que el excesivo énfasis en el sufrimiento oscureció otras formas de recordar y transmitir la historia. “¿Puede ser –quiero preguntarlo– que esta cultura de la remembranza que el campo de estudios del Holocausto hizo posible haya sido parcialmente responsable de lo que estamos viendo desde el mes de octubre del año pasado, la hiperbólica difusión del miedo al antisemitismo, y por ello de un Holocausto que retorna?”, cuestionó.
Hirsch informó que los estudios de la memoria han pasado por cambios significativos durante las últimas décadas, especialmente en el reconocimiento de las múltiples heridas traumáticas que dejaron distintas historias en todo el mundo, tales como la esclavitud, el racismo, el colonialismo y el genocidio. Y puso de relieve que, si bien el estudio del Holocausto sigue haciéndose presente, este campo ahora busca metodologías que relacionen diferentes catástrofes históricas dándole a cada una su especificidad. “En el campo de estudios de la memoria, la centralidad del Holocausto ha dado lugar a metodologías multidireccionales, comparativas y conectivas”, sostuvo. Y destacó que estas perspectivas más amplias y las metodologías comparativas permiten superar el espacio de la repetición traumática y del retorno, al abrirles las puertas a relatos de curación individual y colectiva, resistencia activista y posibilidades de reparación cultural.
La investigadora revisitó el concepto de “posmemoria”, que acuñó para describir la relación de la segunda generación con los eventos traumáticos que sus padres vivieron, pero que esa segunda generación no vivenció directamente. “Estoy pensando también en las formas poderosas a través de las cuales puede transmitirse el trauma por varias generaciones y de qué manera esto ha permitido que muchos crean que, para heredar el legado del Holocausto, la segunda, la tercera y las siguientes generaciones deben sufrir un trauma transgeneracional”, comentó.
Según lo explicó Hirsch, este tipo de “contagio transgeneracional” tendería a “perpetuar una cultura defensiva, de desigualdad racializada, nacionalismo y etnocentrismo, que puede derivar únicamente en más violencia”. Y argumentó que, al evocárselo constantemente como justificación para las acciones del Estado de Israel, el trauma de la Shoah corre el riesgo de distorsionar el verdadero legado de los sobrevivientes del Holocausto. “La memoria del Holocausto puede ser útil en este momento, pero esto solamente será verdad si nos rehusamos a permitir que se utilicen nuestras historias como coartada para la guerra y la destrucción”, afirmó.
Hirsch también hizo hincapié en que no puede tratarse al Holocausto como un caso aislado o superior a otras atrocidades históricas, como la Nakba [palabra árabe que significa también “catástrofe” y se refiere más específicamente a la expulsión de los palestinos por los judíos en 1948, cuando alrededor de 750.000 personas fueron desplazadas de sus tierras y más de 500 aldeas fueron despobladas y destruidas]. Y se refirió a las reflexiones formuladas por el intelectual palestino Edward Said acerca de la instrumentalización de la memoria en contextos políticos, y a cómo el miedo al pasado puede moldear las percepciones del presente. “El pensamiento de las conexiones entre los recuerdos y los posrecuerdos del Holocausto y de la Nakba es esencial para aquello que Said denominó bases para la coexistencia”, dijo Hirsch.
Según la académica, el Holocausto no debe verse exclusivamente como un símbolo de sufrimiento. “Si solamente recordamos el Holocausto a través del trauma extremo, entonces cuando el Estado de Israel es presentado como un lugar de redención para el sufrimiento judío ese mismo sufrimiento se convierte en una coartada que habilita la violencia y la destrucción”, advirtió. Para Hirsch, es esencial que la memoria del Holocausto se emplee para promover la justicia y la solidaridad, especialmente para con los palestinos, cuyas vidas han sido destruidas. “Los judíos que vivimos con el legado de la Shoah tenemos la responsabilidad de usar ese legado en pro de la justicia y la solidaridad”, culminó diciendo.
La investigadora revisitó el concepto de “posmemoria”, que acuñó para describir la relación de la segunda generación con los eventos traumáticos vividos por sus padres (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
Participaron en la mesa de apertura de la conferencia los profesores Fernando Menezes de Almeida, director administrativo de la FAPESP, y Fernando Ferreira Costa, coordinador de la comisión organizadora de las Conferencias FAPESP y de las Escuelas FAPESP de Ciencia Interdisciplinaria. El evento contó con la coordinación de Esther Império Hamburger, profesora titular de la Escuela de Comunicación y Artes (ECA) y vicedirectora del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), ambos de la Universidad de São Paulo (USP), quien además es integrante de la comisión organizadora, y con la participación en carácter de moderador de Márcio Seligmann-Silva, profesor titular del Instituto de Estudios del Lenguaje de la Universidad de Campinas (IEL-Unicamp).
En la presentación de la conferenciante, Império Hamburger afirmó: “Yo me identifico mucho con el trabajo de Marianne, también por razones familiares. Mi padre [el físico Ernst Hamburger] nació en 1933 en Berlín, en el seno de una familia judía. Vino a Brasil a los 3 años, creció acá y sentía mucho orgullo de Brasil, se consideraba brasileño. Y se casó con mi madre [la física Amélia Império], que era de origen católico. Soy hija de una mezcla y del ideal de la convivencia y la tolerancia”.
También descendiente de sobrevivientes del Holocausto, Seligmann-Silva ponderó que durante mucho tiempo se pensó a la Shoah como si estuviese ubicada en el interior de una cripta. “De algún modo, se recordó a la Shoah de una manera bastante encriptada, dentro de ese capullo, despegada de la historia, de la historia de la longue durée [larga duración], al decir de Fernand Braudel, de una historia más universal, pese a que, de entrada, pensadores como Simone Weil y Hannah Arendt, y después de la Segunda Guerra Mundial también Aimé Césaire, Frantz Fanon y muchos otros, siempre buscaron pensar a la Shoah en ese contexto de la longue durée, en ese contexto más internacional, no de una memoria enquistada y extremadamente personal y familiar que llevó a ese modelo también de pensar una historia que podría justificar acciones violentas, acciones genocidas, como las que se llevan a cabo hoy en día”, dijo.
Y prosiguió: “Lo que escucho en el decir de Marianne es la idea de situar los estudios de la memoria y del Holocausto más allá del trauma. No es que se abandone el trauma, pero ahora pienso que estamos en el momento de pensar más allá de esa traumatización en serie. Nosotros no somos sobrevivientes de segunda generación. Somos parte de nuevas generaciones que descienden de personas que sobrevivieron. Este tema de remodelar el concepto de posmemoria, que ella había propuesto hace ya algún tiempo, implica pensar que viviremos ahora más allá de esa repetición traumática. Hannah Arendt insistía en la relación entre el Holocausto y el imperialismo, el Holocausto y la violencia colonial. Decía que, de cierta manera, los generales nazis se entrenaron en el África colonial. Por eso el establecimiento de esos vínculos, el establecimiento de esas relaciones es fundamental para retirar al Holocausto de ese lugar de singularidad absoluta, que incluso lleva a cuestiones bastante graves”.
La conferencia de Marianne Hirsch en la 8ª Conferencia FAPESP 2024 aportó una reflexión necesaria acerca de cómo puede emplearse la memoria histórica de maneras constructivas o destructivas. Mediante el análisis crítico del trauma transgeneracional, Hirsch puso de relieve la necesidad de elaborar nuevos abordajes que favorezcan la cura en lugar de la perpetuación de los ciclos de violencia. Y formuló un llamamiento urgente para que la memoria del pasado se emplee para erigir un futuro de paz y comprensión mutua.
La 8ª Conferencia FAPESP 2024, intitulada “Para repensar la posmemoria después del 7 de octubre”, se encuentra completa en este enlace: www.youtube.com/watch?v=NJGBDlHHvpM.
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