Más de 40 científicos brasileños y británicos se unen con el objetivo de estudiar áreas alteradas por el hombre en el Bosque Atlántico y en la Amazonia (foto: Wikipedia)
Científicos brasileños y británicos se unen con el objetivo de estudiar áreas alteradas por el hombre en el Bosque Atlántico y en la Amazonia
Científicos brasileños y británicos se unen con el objetivo de estudiar áreas alteradas por el hombre en el Bosque Atlántico y en la Amazonia
Más de 40 científicos brasileños y británicos se unen con el objetivo de estudiar áreas alteradas por el hombre en el Bosque Atlántico y en la Amazonia (foto: Wikipedia)
Por Karina Toledo
Agência FAPESP – La comprensión del modo por el cual la creciente ocupación humana de los bosques tropicales podrá impactar sobre la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y el clima local y global constituye el principal objetivo del Proyecto Temático “ECOFOR: Biodiversidad y funcionamiento de ecosistemas en áreas alteradas por el hombre en la Selva Amazónica y el Bosque Atlántico”, que reúne a más de 40 investigadores brasileños y británicos.
La investigación se realiza en el marco del programa de investigación colaborativa “Human Modified Tropical Forests (Bosques tropicales modificados por el hombre)”, lanzado en 2012 por la FAPESP y por el Natural Environment Research Council (NERC), uno de los Consejos de Investigación del Reino Unido (RCUK, por sus siglas en inglés).
El equipo, integrado por 16 investigadores séniores, seis posdoctorandos, 12 colaboradores y nueve estudiantes, estuvo reunido por primera vez entre los días 26 y 29 de marzo en la ciudad de São Luiz do Paraitinga, en la zona de Vale do Paraíba (São Paulo).
“Durante esa primera reunión, definimos minuciosamente los protocolos de trabajo. La idea es que todos los datos se generen con la misma metodología, de manera tal que sea posible integrarlos en un modelo del impacto de la fragmentación sobre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Fue el gran puntapié inicial del proyecto”, comentó Carlos Alfredo Joly, docente de la Universidad de Campinas (Unicamp) y coordinador del Programa de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad (BIOTA-FAPESP).
De acuerdo con Joly, toda la recolección de datos se hará en Brasil. El equipo brasileño se concentrará fundamentalmente en regiones de Bosque Atlántico situadas en Serra do Mar y Serra da Mantiqueira, en tanto que el equipo británico centrará su foco en la Selva Amazónica. El análisis y la interpretación de los datos se efectuarán en forma compartida tanto en Brasil como en el Reino Unido.
“La idea es ampliar significativamente la participación de estudiantes brasileños en la investigación, que abre un abanico de opciones para trabajos de maestría y doctorado con agrandes posibilidades de realización de pasantías en el Reino Unido”, evaluó.
Según Jos Barlow, investigador de la Lancaster University (Reino Unido) y coordinador do proyecto junto con Joly, algunos estudiantes británicos también planean hacer posdoctorados en instituciones paulistas.
“Los alumnos y posdoctorandos del Reino Unido deberán pasar bastante tiempo en Brasil, donde se realizará toda la recolección de datos. O enfocar su trabajo en el análisis de datos de monitoreo remoto y sistemas de información geográfica (SIG). Y por supuesto, los resultados saldrán publicados en conjunto, con el liderazgo proveniente de ambos países”, dijo.
Malasia
El trabajo de investigación en la Selva Amazónica y en el Bosque Atlántico se realizará en simultáneo con otro proyecto financiado por el NERC desde 2009 en Borneo, en Malasia. En este caso, el objetivo consiste en estudiar y comparar áreas de selva primaria (bien conservadas), áreas con explotación selectiva de madera y regiones que experimentaron una profunda fragmentación.
“En la medida de lo posible, los datos generados acá en Brasil deberán ser comparables con los generados en Malasia. Para asegurar esta integración se organizó un comité que reúne a investigadores de ambos proyectos”, comentó Joly.
“No seguiremos exactamente el mismo esquema de la investigación desarrollada en Malasia, pues aquí las situaciones son distintas. Pero ambos proyectos apuntan a estudiar de qué modo los cambios en el uso de la tierra, lo que incluye la extracción de madera, los incendios y la fragmentación del hábitat, alteran el funcionamiento del bosque tropical, fundamentalmente en lo que se refiere al reciclado de materia orgánica y nutrientes. También pretendemos evaluar de qué manera esas alteraciones se relacionan con los procesos biofísicos, la biodiversidad y el clima”, explicó Simone Aparecida Vieira, investigadora del Núcleo de Estudios e Investigaciones Ambientales (Nepam) de la Unicamp.
De acuerdo con Vieira, el equipo brasileño tomó al Parque Estadual de Serra do Mar como una especie de “área de control” de la investigación, y los datos que allí se recabaron en el marco del Proyecto Temático Biota Gradiente Funcional se compararán con la información proveniente de los fragmentos y de los bosques secundarios existentes en la zona que se extiende desde São Luiz do Paraitinga hasta la ciudad de Extrema, en Minas Gerais.
“En la Amazonia tenemos un gran conjunto de áreas en estudio. Uno de los focos es la región de Paragominas, que tiene un historial de extracción maderera. E incluye también a Santarém, en donde ha venido avanzando la agricultura, fundamentalmente la de la soja”, comentó Vieira.
Los investigadores harán inventarios forestales, recabando datos tales como la cantidad de biomasa viva sobre el suelo, la densidad de la madera, el diámetro y la altura de los árboles, la cantidad de hojarasca (la capa de materia orgánica muerta en diferentes estadios de descomposición) y la diversidad de especies vegetales y animales.
“Uno de los objetivos consiste en investigar las existencias de carbono en esas áreas y de qué modo éstas se alteran con los diferentes usos. Luego relacionaremos este dato con el cambio referente a la diversidad de especies que ocupan esas áreas, en un trabajo fundamentalmente de mapeo de especies de árboles y de aves”, explicó Vieira.
La recolección de datos se extenderá durante los próximos cuatro años. A juicio de Vieira, se está creando una estructura que podrá mantenerse una vez culminado el proyecto, de surgir un nuevo financiamiento. “Lo ideal es seguir de cerca los procesos de cambio a largo plazo, para entender efectivamente cómo reaccionan esas áreas ante las presiones humanas y de los cambios climáticos”, dijo.
Joly coincide. “El proyecto apunta a establecer una red intensiva de monitoreo de áreas que van desde bosques intactos hasta bosques altamente fragmentados y alterados por el hombre. Esto permitirá evaluar las correlaciones entre la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas, tanto en escala local como regional y global, cuando se encuentren integrados los datos del Bosque Atlántico, de la Selva Amazónica y de Malasia”, dijo.
Los resultados obtenidos, añadió Joly, permitirán también perfeccionar políticas públicas destinadas a promover el pago de servicios ambientales, tales como los de protección de recursos hídricos y de existencias de carbono.
Entre las instituciones que toman parte en la investigación se encuentran las siguientes: Lancaster University, University of Oxford, University of Leeds, Imperial College London, University of Edinburgh, Unicamp, Universidad de São Paulo (USP), Instituto Agronómico de Campinas (IAC), Museo Paraense Emílio Goeldi, Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), Universidad de Taubaté y Fundación Forestal de la Secretaría del Medio Ambiente del Estado de São Paulo.
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