Proyecto arquitectónico del edificio del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de São Paulo, elaborado por Eduardo Corona en 1961 (imagen: documento de presentación del proyecto Difusión de la Arquitectura Moderna en Brasil)
Se estima que se construyeron más de mil obras públicas durante la vigencia del Plan de Acción de la Gobernación del Estado en la gestión de Carvalho Pinto, entre 1959 y 1963
Se estima que se construyeron más de mil obras públicas durante la vigencia del Plan de Acción de la Gobernación del Estado en la gestión de Carvalho Pinto, entre 1959 y 1963
Proyecto arquitectónico del edificio del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de São Paulo, elaborado por Eduardo Corona en 1961 (imagen: documento de presentación del proyecto Difusión de la Arquitectura Moderna en Brasil)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – La inauguración de Brasilia, el 21 de abril de 1960, asoció la marca de la modernidad a la imagen de Brasil. Fue la culminación de un proceso de reinvención del paisaje urbano que cobró expresión durante las décadas de 1940 y 1950.
Pero en el estado de São Paulo, los edificios públicos siguieron estando hasta 1959 en descompás con respecto a la nueva tendencia. El Departamento de Obras Públicas (DOP), subordinado al gobierno del estado, producía proyectos eclécticos hacía mucho tiempo en ese entonces. A su vez, la poderosa Secretaría de Agricultura, que se encargaba de sus propias edificaciones, además del lenguaje ecléctico, seguía el canon neocolonial.
Con la elección de Carlos Alberto de Carvalho Pinto (1910-1987), quien gobernó el estado de São Paulo entre el 31 de enero de 1959 y 31 de enero de 1963, el panorama cambió sustancialmente. Se estima que se construyeron más de mil nuevos edificios públicos pautados por el lenguaje moderno, a los cuales se sumaron las reformas y las ampliaciones de los más antiguos. “Proyectos y obras paradigmáticas de la arquitectura moderna paulista se iniciaron durante ese período, tales como los edificios de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y de los Departamentos de Historia y Geografía de la Universidad de São Paulo”, declaró a Agência FAPESP el arquitecto Miguel Antonio Buzzar, docente del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São Paulo (IAUUSP), en la ciudad de São Carlos.
Buzzar fue el investigador responsable del proyecto intitulado La difusión de la arquitectura moderna en Brasil: el patrimonio arquitectónico creado por el Plan de Acción del Gobierno de Carvalho Pinto (1959-1963), que contó con el apoyo de la FAPESP y con la participación de más de 20 investigadores, incluidos Monica Camargo Junqueira y Maria Tereza Regina Leme de Barros Cordido. “De las más de mil obras estimadas, logramos mapear 602 en el transcurso del proyecto. E inventariamos 511 con mayor precisión”, informó el investigador.
Ese boom de edificaciones, que en su interior le dio cuerpo a la llamada “Escuela Paulista” de arquitectura, al proyectar nombres tales como los de João Batista Vilanova Artigas (1915-1985), Paulo Archias Mendes da Rocha (nacido en 1928), Carlos Millan (1927-1964) y muchos otros, fue un producto del PAGE (el Plano de Acción de la Gobernación del Estado), definido, aprobado y puesto en práctica durante la administración Carvalho Pinto.
“Por medio del PAGE se ejecutaron obras de infraestructura, aguas, alcantarillado, energía eléctrica, ferroviarias, viales y puentes y edificaciones en todo el estado de São Paulo, conformando así una red de servicios públicos. Identificamos obras en 265 municipios paulistas”, afirmó Buzzar.
Centrales hidroeléctricas, usinas y la Ciudad Universitaria
Además de edificios de facultades, escuelas, tribunales, centros de salud, oficinas o casas de agricultura, etc., el PAGE promovió el comienzo de la construcción de la central hidroeléctrica de Urubupungá y obras en las usinas de Limoeiro, Euclides da Cunha, Barra Bonita, Jurumirim, Bariri, Graminha y Xavantes.
Pero el alcance del plan fue mucho mayor y más duradero que aquello que puede medirse en metros cúbicos de hormigón y ladrillos. La construcción de la Ciudad Universitaria Armando Sales de Oliveira, esencial para convertir a la USP en una verdadera universidad, tuvo su despegue con el PAGE. Y la propia FAPESP, que estaba en el papel desde 1947, sólo se convirtió en realidad debido a este plan.
“Para impulsar la implementación de la Ciudad Universitaria, el PAGE creó el Fondo para Construcción de la Ciudad Universitaria Armando de Salles Oliveira (FCCUASO), posteriormente Fondusp y, actualmente, Superintendencia de Espacio Físico de la USP (SEF). A decir verdad, el Plan de Acción estableció la creación de varios fondos con perfiles diversos, entre ellos el Fondo Estadual de Construcciones Escolares (FECE), transformado después en Conesp y que actualmente es el Fondo de Desarrollo Escolar (FDE)”, informó Buzzar.
El PAGE fue la respuesta del gobierno de Carvalho Pinto a una coyuntura de aguda crisis económica. En lugar de recortar gastos públicos, tal como preconizaban los economistas más conservadores, el plan siguió la fórmula del británico John Maynard Keynes (1883-1946) para hacer frente a la “Gran Depresión” en Estados Unidos: producir obras para generar puestos de trabajo, generar empleos para estimular el consumo, y estimular el consumo para recuperar la economía. “A través del Ipesp [el Instituto Previsional del Estado de São Paulo], la gobernación del estado contaba con dinero en caja. Y pudo así realizar todas las obras del PAGE sin endeudarse. Fueron contratados más 160 arquitectos y se proyectaron edificaciones para el Plan de Acción”, dijo el investigador.
Tal como lo destacó Buzzar, la concepción keynesiana queda a las claras en este extracto del programa del PAGE: “la expansión de bienestar de la comunidad deriva de inversiones en sectores no sujetos al mecanismo automático del mercado, tales como Educación, Cultura e Investigación, Salud y Asistencia Social, Justicia y Seguridad y Sistemas de Alcantarillado”.
Economía y humanismo
Con todo, y más allá de las ideas del economista británico, otro y aún más influente vector tomó parte en la composición del ideario del PAGE: la renovación del pensamiento católico, protagonizada por el fraile dominico francés Louis-Joseph Lebret (1897-1966). “El PAGE se creó a partir de las directrices de ‘Economía y Humanismo’ de Lebret, que ejercieron una influencia muy grande en la formación de los jóvenes militantes católicos brasileños y en el Partido Demócrata Cristiano”, subrayó Buzzar.
Con base en una prolongada actuación con las comunidades de pescadores de Bretaña, en Francia, Lebret lanzó en la década de 1940 el movimiento “Economía y Humanismo”, como una especie de tercera opción ante la dicotomía “capitalismo versus socialismo”. Visitó posteriormente alrededor de 60 países, especialmente Brasil. Aquí se encontró con varios apoyadores, y supervisó investigaciones sobre las condiciones de vida de los barrios pobres de São Paulo, Río de Janeiro, Belo Horizonte y Recife, capacitando a profesionales para trabajar en asociación con las alcaldías locales. Posteriormente tuvo una actuación decisiva en el Concilio Vaticano II y participó en la redacción de la constitución Gaudium et spes (“Alegría y esperanza”) y la de la encíclica Populorum progressio (“El desarrollo de los pueblos”), proclamadas por el papa Pablo VI (1897-1978).
Aunque tenía un perfil conservador y era descendiente de una familia bastante tradicional (sus antepasados había sido importantes caficultores del interior paulista, y su tío abuelo, Francisco de Paula Rodrigues Alves, fue presidente de la República en el período 1902-1906), Carvalho Pinto, quien pertenecía al Partido Demócrata Cristiano, se sensibilizó con las ideas del dominico francés. Y le entregó la coordinación de la elaboración y la gestión del PAGE a su jefe de gabinete, Plínio de Arruda Sampaio (1930-2014), también oriundo del medio católico. De Arruda Sampaio, quien en las décadas siguientes tendría una destacada actuación política, y fue candidato a la Presidencia de la República por el PSOL (el Partido Socialismo y Libertad) en las elecciones de 2010, era en ese entonces un simpatizante de “Economía y Humanismo” de Lebret.
“Fue él quien impulsó el acercamiento del gobierno del estado a los arquitectos modernos”, informó Buzzar. “La economía humanista de Lebret preconizaba entre otras cosas la utilización de equipamientos públicos tales como escuelas, hospitales, centros de salud, etc., para la promoción de reformas sociales. Y De Arruda ampaio vio en las cualidades formales de la arquitectura moderna la representación simbólica de esa orientación. Rasgos muy característicos de las soluciones arquitectónicas de ese período son los grandes vanos libres y los edificios no murados, abiertos al entorno y con libre acceso para los ciudadanos. Las obras, entendidas como equipamientos públicos, de uso público efectivo, debían tener una relación de continuidad y no de restricción con respecto al espacio público exterior. Las plazas se adentraban en los edificios tal como la vida activa debería hacerlo. Esta concepción, si bien no orientó la construcción del conjunto de los edificios erigidos en el marco del Plan de Acción, al menos definió el paradigma arquitectónico de aquéllos que están considerados como los más representativos”, detalló el investigador.
Por intermedio de Plínio de Arruda Sampaio, se selló un acuerdo con el Instituto de Arquitectos de Brasil (IAB), que en esa época tenía como uno de los sus líderes a João Batista Vilanova Artigas. La mayoría de los equipamientos públicos fueron proyectados por estudios de arquitectura y construidos por pequeñas empresas y no por grandes constructoras, las cuales, a decir verdad, sólo adquirieron el poder económico que tienen hoy en día en Brasil durante la dictadura cívico-militar. Para que no hubiera favorecimientos en las contrataciones, los valores se discutieron, se votaron y se firmaron en acta, en el marco de una asamblea realizada en el IAB. “Hubo una ‘alianza’, si bien que la misma no fue formulada claramente, entre el gobierno y los arquitectos vinculados al IAB; alianza ésta que permitió que un grupo significativo de arquitectos pudiera dejar fluir sus ideales referentes a la función social de la arquitectura, proyectando así definitivamente a la llamada Escuela Paulista”, comentó Buzzar.
Todo un contingente de arquitectos modernos, compuesto por los ya mencionados Vilanova Artigas, Mendes da Rocha y Millan, pero también por Abrahão Sanovicz, David Libeskind, Eduardo Corona, Eduardo Kneese de Mello, Icaro Castro Mello, Joaquim Guedes, José Maria Gandolfo, Maurício Nogueira Lima, Pedro Paulo de Melo Saraiva, Rino Levi, Salvador Candia, Ubirajara Gilioli y Victor Reif, entre otros, proyectó equipamientos para el PAGE.
“Una de las metas del PAGE consistía en la implantación definitiva de la Ciudad Universitaria Armando Salles de Oliveira, que hasta ese entonces contaba con pocos edificios construidos. Entre las nuevas obras que se iniciaron durante la gestión de Carvalho Pinto despuntan el edificio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU), proyectado por Vilanova Artigas; el edificio de los Departamentos de Historia y Geografía, proyectado por Corona, y el Complejo Residencial de la Universidad de São Paulo (CRUSP), proyectado por Kneese de Mello. Pero éstos son tan sólo algunos de los grandes íconos del período. Del total de obras construidas, nuestro estudio permitió seleccionar 163 obras de gran importancia arquitectónica en todo el estado de São Paulo, representativas de la pluralidad de lenguajes modernos de ese período, e importantes para su preservación”, concluyó el investigador.
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