Este fue el análisis del historiador francés Serge Gruzinski durante su conferencia en la Escuela FAPESP 60 años: Humanidades, Ciencias Sociales y Artes (imagen: la entrada de Cortés en México en el año 1519; Kurz & Allison/Wikimedia Commons)
Este fue el análisis del historiador francés Serge Gruzinski durante su conferencia en la Escuela FAPESP 60 años: Humanidades, Ciencias Sociales y Artes
Este fue el análisis del historiador francés Serge Gruzinski durante su conferencia en la Escuela FAPESP 60 años: Humanidades, Ciencias Sociales y Artes
Este fue el análisis del historiador francés Serge Gruzinski durante su conferencia en la Escuela FAPESP 60 años: Humanidades, Ciencias Sociales y Artes (imagen: la entrada de Cortés en México en el año 1519; Kurz & Allison/Wikimedia Commons)
Por Elton Alisson, de Itatiba | Agência FAPESP – Aparte del poder bélico y de la religión, los colonizadores europeos utilizaron otro poderoso y mucho más sutil artificio para conquistar América en el siglo XVI: la escritura alfabética.
Han pasado más de 500 años, pero la dominación mediante la estrategia de imposición aún tiene reflejos profundos sobre la educación en los países colonizados y guarda algunas características de semejanza con la actual revolución digital, tales como la exclusión del acceso que padecen algunos grupos de la sociedad a los nuevos medios de enseñanza.
Este fue el análisis que efectuó el historiador francés Serge Gruzinski, docente de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales y director del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), de Francia, durante su conferencia en la Escuela FAPESP 60 años: Humanidades, Ciencias Sociales y Artes.
El referido evento, que tuvo lugar entre los días 21 y 24 de agosto en la localidad de Itatiba, en el estado de São Paulo, Brasil, reunió a 53 investigadores en comienzo de carrera que se hicieron presentes en las distintas conferencias e interactuaron con renombrados expertos de sus áreas.
“La conquista de América no fue únicamente una empresa militar y religiosa. La escritura alfabética les suministró un arma decisiva y esencial a los colonizadores”, dijo Gruzinski, quien lleva adelante estudios sobre la imagen mestiza, el ingreso de México a la modernidad y, en los últimos años, sobre Brasil y el imperio portugués.
De acuerdo con el historiador, en el caso de México, la escritura alfabética sirvió de apoyo a la colonización española antes incluso de la ocupación formal, en las expediciones exploratorias que apuntaban a descubrir y conquistar nuevos territorios. Durante la conquista, se escribían cada paso de los colonizadores y los decretos oficiales.
Luego de la conquista, la administración española redactó cuantiosos documentos con el objetivo de informar acerca de la fundación de poblados, nombrar jueces y fundar la primera ciudad colonial de la era moderna: México, capital del virreinato de Nueva España, en el siglo XVI, según sostuvo Gruzinski.
“La escritura alfabética fue esencial para crear y mantener los vínculos entre España y el nuevo mundo. La metrópoli necesitaba constantemente nueva información, que se transmitía bajo la forma escritura a los nuevos territorios conquistados. Por este motivo, sin la escritura hubiera sido imposible establecer esa nueva forma de poder colonial”, afirmó.
Con todo, el paso crucial de los colonizadores españoles en ese proceso de dominación a través de la escritura consistió en establecer tan pronto como llegaron a México una política sistemática de alfabetización de las elites indígenas a cargo de religiosos católicos de la orden franciscana.
“En 1530, los religiosos empezaron a enseñarles a los hijos de las elites indígenas de México a leer y a escribir en latín. Gradualmente, se fueron abriendo en distintas regiones del país internados en los cuales se les impartía educación cristiana a los indígenas”, dijo Gruzinski.
La estrategia tendiente a que los nativos indígenas asimilasen la escritura española a través de la religión hizo posible que estos cooperasen con los colonizadores, según sostuvo el historiador francés.
“Las autoridades coloniales españolas no podrían controlar el territorio sin el apoyo y la ayuda de los aborígenes. La escritura alfabética era esencial a tal fin”, subrayó.
A partir de la década de 1540, empezó a surgir en México una nueva elite indígena que descollaba por sus realizaciones intelectuales, en la medida en que había apropiado del acto de leer y escribir en la lengua impuesta. Durante ese período comenzaron a circular libros impresos en el país escritos por indígenas en colaboración con los franciscanos.
“Colaboraron con los franciscanos no solamente en el terreno de la religión, sino también en otros dominios, como el de la filosofía”, dijo Gruzinski.
En el siglo XVII, esas elites indígenas desaparecieron, toda vez que se hispanizaron completamente. Más recientemente, sus descendientes comenzaron a recuperar su escritura original en los registros de la historia y la descripción de los territorios que ocuparon. Esos registros han sido utilizados como documentos legales para exigir reparaciones, comentó el historiador.
“Esos descendientes se apropiaron de la escritura de sus antepasados para crear títulos de propiedad y formas de proteger sus memorias”, afirmó.
El nexo Ciencias Sociales: los cambios climáticos
En su conferencia el tercer día de evento, Elisa Reis, docente del Instituto de Filosofía y Ciencias Sociales de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) reflexionó sobre el aporte de las Ciencias Sociales –más allá de temas tales como los cambios en el mundo del trabajo, la inclusión y las migraciones internacionales, propios de su campo de estudio– al avance del conocimiento en cuestiones intrínsecamente relacionadas con las Ciencias Naturales, tales como la crisis climática y la pérdida de la biodiversidad global.
Según Reis, mediante estudios de percepción pública a cargo de investigadores del área, por ejemplo, es posible entender mejor los factores que influyen para que una parte de la sociedad no reconozca los riesgos de estos problemas ambientales más allá de todas las evidencias científicas.
“Si los humanos no percatan de su gravedad, no será posible superar las amenazas que plantea la crisis climática. Y en lo que concierne a la pérdida de la biodiversidad, muchos investigadores han señalado que la gran laguna para poder avanzar en el combate contra este problema consiste en que falta convencer a la gente común sobre su importancia”, afirmó Reis.
“Las Ciencias Sociales pueden colaborar en la comprensión de la percepción pública”, consignó la investigadora, que ha venido dedicándose en el transcurso de las últimas décadas al estudio de temas tales como los Estados nacionales, la ciudadanía, las elites, las desigualdades sociales y las políticas públicas.
La constatación de la creciente importancia de la percepción pública para avanzar en la comprensión no solo de esas cuestiones, sino también de otros problemas emergentes, entre ellos el negacionismo científico, estimuló a la investigadora más recientemente a modificar el enfoque de sus investigaciones.
“En este momento llevó adelante estudios sobre confianza pública, más específicamente sobre cómo percibe las personas a las instituciones y cómo se perciben unas a otras, y relaciono esto con la desigualdad, que es mi tema base de investigación”, dijo.
Algunas de las evidencias que la politóloga ha observado indican que la confianza y la desigualdad son cuestiones interactivas. “La flecha causal de la confianza empieza en la desigualdad”, afirmó Reis.
Múltiples celebraciones
En la apertura de la Escuela, Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP, recordó que este evento está realizándose en un momento especial, cuando se celebra el centésimo aniversario de la Semana de Arte Moderno de São Paulo, el Bicentenario de la Independencia de Brasil y el 60º aniversario de la FAPESP.
“Estos acontecimientos son –y deben serlo– objeto de un gran interés académico, pues el impacto y el rol que poseen en nuestra historia deben analizarse muy bien frente a lo que sucede hoy en día” evaluó Zago.
El directivo puso de relieve la importancia de que los investigadores participantes en el evento se comuniquen con pares de otras áreas, tales como las ciencias naturales, la matemática, la ingeniería y las ciencias de la salud.
“Es una actitud que se vuelve cada vez más necesaria en nuestro mundo. No podemos permitir que los jóvenes persistan en el historial de mirar hacia las ciencias naturales, la matemática y otras disciplinas como mundos separados”, sostuvo.
Para Luiz Eugênio Mello, director científico de la FAPESP, “es una satisfacción organizar un evento con la participación de jóvenes científicos, que están en una etapa de su formación en la cual ahondan en determinados temas y, por otra parte, aún es posible tener una vastedad mayor de sus objetos de investigación”.
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