Investigadores describen esta afección que causa lesiones serias y potencialmente fatales en un estudio publicado en PLOS Pathogens, donde destacan el aumento de la cantidad de casos (foto: Isabella Dib Gremião)
Investigadores describen esta afección que causa lesiones serias y potencialmente fatales en un estudio publicado en PLOS Pathogens, donde destacan el aumento de la cantidad de casos
Investigadores describen esta afección que causa lesiones serias y potencialmente fatales en un estudio publicado en PLOS Pathogens, donde destacan el aumento de la cantidad de casos
Investigadores describen esta afección que causa lesiones serias y potencialmente fatales en un estudio publicado en PLOS Pathogens, donde destacan el aumento de la cantidad de casos (foto: Isabella Dib Gremião)
Por Peter Moon | Agência FAPESP – Existe una enfermedad emergente que se está propagando por Brasil y de la cual poco se habla, a no ser en Río de Janeiro. Los gatos son las mayores víctimas de este problema, una micosis causante de lesiones serias y potencialmente fatales cuando no se las trata a tiempo.
Esta enfermedad se llama esporotricosis y es causada por un hongo que vive naturalmente en el suelo, el Sporothrix sp.. En Brasil, el Sporothrix brasiliensis es el agente etiológico de mayor prevalencia, aunque también está presente el S. schenckii, en menor proporción. A través de arañazos, los gatos infectados les transmiten el hongo a otros felinos, a los perros y también a sus dueños.
Las lesiones en humanos y en perros suelen no ser tan severas como en los felinos, y raramente revisten riesgos serios para la vida. Incluso en los gatos, que son los más afectados, la enfermedad tiene cura, pero su tratamiento es caro y lento. La dolencia se concentra en animales de la periferia y que viven entre comunidades de escasos recursos, lo cual dificulta el tratamiento, fundamentalmente debido a su costo.
“En Brasil, la esporotricosis humana no es una enfermedad de notificación obligatoria. Por ese motivo, se desconoce con precisión su prevalencia”, dijo la veterinaria Isabella Dib Gremião, del Laboratorio de Investigación Clínica en Dermatozoonosis de Animales Domésticos del Instituto Nacional de Infectología Evandro Chagas, dependiente de la Fundación Oswaldo Cruz (INI/ Fiocruz).
“Desde julio de 2013, debido al estatus hiperendémico de la esporotricosis en Río de Janeiro, esta enfermedad pasó a ser de notificación obligatoria en el estado. En el INI/ Fiocruz, la unidad de referencia en Río de Janeiro, se diagnosticaron más de 5.000 casos humanos y 4.703 casos felinos hasta 2015”, dijo el investigadora.
Ese año, según datos del Control Sanitario del municipio de Río de Janeiro, fueron 3.253 casos felinos. En tanto, en 2016, se verificó un aumento del 400% en la cantidad de animales diagnosticados. En total, el organismo registró 13.536 atenciones el año pasado, ya sea en los institutos públicos veterinarios o mediante asistencia domiciliaria o comunitaria. En personas, la Secretaría Municipal de Salud de Río de Janeiro registró el año pasado 580 casos.
Estas estadísticas se refieren únicamente a los casos notificados. Los investigadores apuntan que el nivel de subnotificación sería alto. Dib Gremião es la primera autora de un trabajo que acaba de salir publicado en la revista PLOS Pathogens sobre la transmisión de la esporotricosis entre gatos y humanos.
El biólogo Anderson Rodrigues, docente de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), otro de los autores del artículo, estudia la genómica de las diversas especies del género Sporothrix (son 51, y cinco de relevancia médica) para comparar sus ADNs con el del S. brasiliensis, el agente causal de esta enfermedad emergente en Brasil y, lejos, la especie más virulenta.
En su investigación posdoctoral, con Beca de la FAPESP, Rodrigues describió en 2016 una nueva especie llamada Sporothrix chilensis, aislada a partir del diagnóstico de un caso humano en Viña del Mar, en Chile.
“El análisis comparativo de los genomas de Sporothrix permitirá identificar grupos de genes específicamente relacionados con los factores de virulencia y mecanismos de supervivencia durante la infección”, dijo Rodrigues.
“Esperamos expandir significativamente la comprensión de la diversidad genética y la respuesta fisiológica en Sporothrix, como un paso inicial rumbo al desarrollo de métodos mejores destinados al control de estos patógenos”, dijo.
Transmisión y tratamiento
No se sabe de qué manera el Sporothrix brasiliensis empezó a infectar a los gatos. Hasta que comenzó el aumento de la cantidad de casos en Río de Janeiro, se consideraba que la esporotricosis era una enfermedad muy esporádica y laboral, recuerda Rodrigues.
A esta afección se la conoce como “la enfermedad de los jardineros”, debido a que los primeros casos diagnosticados en Estados Unidos a finales del siglo XIX surgieron entre plantadores de rosas. El hongo existe naturalmente en el suelo y sobre la superficie de plantas tales como el rosal. En el caso estadounidense, los pacientes se infectaron al arañarse con sus espinas.
El primer diagnóstico de esporotricosis animal en Brasil es del año 1907, entre ratas naturalmente infectadas en las alcantarillas de la ciudad de São Paulo. Y los primeros casos felinos ocurrieron en las década de 1950.
“Esta enfermedad tradicionalmente acometía a una o dos personas por año. Pero en 1998 el total de casos en Río de Janeiro empezó a crecer”, dijo el profesor Zoilo Pires de Camargo, jefe del Laboratorio de Micología Médica y Molecular de la Unifesp, coordinador del Proyecto Temático intitulado “Biología Molecular y Proteómica de hongos de interés médico: Paracoccidioides brasiliensis y Sporothrix schenckii”, llevado a cabo entre 2010 y 2016 con el apoyo de la FAPESP, y supervisor de Rodrigues durante su posdoctorado.
Desde Río de Janeiro, la enfermedad se propagó hacia otras ciudades fluminenses, y desde ellas hacia otros estados. La reciente emergencia de la esporotricosis felina en la zona metropolitana de São Paulo llama la atención de los investigadores de la Unifesp y del Centro de Control de Zoonosis (CCZ), donde se confirmaron 1.093 casos en los últimos años.
Ya hay casos de esporotricosis en todo el sudeste y el sur de Brasil. Y comienzan también a manifestarse en la región nordeste y en el exterior. En Buenos Aires, en 2015, se informó sobre cinco casos humanos positivos.
Pese a que existen otras especies de hongos del género Sporothrix dispersas por el mundo y que también provocan la enfermedad, según los investigadores, la epidemia brasileña es única, dado que el agente etiológico ataca a los felinos, por haberse convertido en una zoonosis a partir del momento en que los gatos pasaron a transmitir el hongo a los humanos, y debido al significativo número de casos.
“Según los anales de la medicina, el mayor brote de esporotricosis habría ocurrido en la década de 1940 entre mineros de Sudáfrica. El origen de la infección en los tres mil casos noticiados residía en las estructuras de sustentación de madera existentes dentro de las galerías de las minas, donde había colonias de Sporothrix. Una vez detectados los focos, se trató la madera y la epidemia se terminó”, dijo Pires de Camargo.
En Brasil, aparte de la falta de capacidad para efectuar diagnósticos a gran escala en las esferas municipal, estadual y nacional, falta acceso a los medicamentos para tratar la enfermedad.
El medicamento de referencia es el antifúngico itraconazol, cuyo precio es elevado. Por mes, y en el transcurso de seis meses, se hacen necesarias al menos cuatro cajas: dos para tratar al animal y otras dos para su tutor, en caso de que el mismo se haya afectado. Tal como todo propietario de gatos lo sabe, por más queridos que sean sus mininos, éstos arañan, fundamentalmente cuando se encuentran en situaciones de estrés, a la hora de darles el remedio, por ejemplo.
Mientras no se encuentre libre del hongo, el gato puede seguir transmitiéndolo. Luego del primero o del segundo mes de tratamiento, generalmente las lesiones desaparecen, pero no así el hongo. “La interrupción del tratamiento antes de los seis meses puede desembocar en el resurgimiento de las lesiones”, dijo Pires de Camargo.
No se conoce la razón por la cual los gatos son tan susceptibles al Sporothrix brasiliensis, ni por qué es tan grave la enfermedad entre ellos. Un gato con lesiones puede tener el hongo en sus uñas. Al pelearse con otro gato, o con un perro, o al perseguir a una rata, transmite el hongo a través de los arañazos.
Los arañazos en los gatos ocurren generalmente en la cabeza, el lugar más común para la aparición de lesiones, pero no el único. El hongo presente en las lesiones destruye progresivamente la epidermis, la dermis, el colágeno, los músculos y hasta los huesos. Asimismo, el hongo puede acometer a los órganos internos, agravando así el cuadro clínico.
“Cuando los animales llegan a esas condiciones, es común que sus dueños los abandonen. Van a parar a las calles y así alimentan la cadena de transmisión. Si un gato muere, se lo entierra en patio o en un basural, terrenos que quedarán contaminados con el hongo presente en el cadáver”, dijo Dib Gremião.
Según la investigadora, aparte de la capacidad para diagnosticar todos los casos y del acceso al medicamento, el combate contra el brote de esporotricosis requiere que los gobiernos lleven adelante campañas educativas sobre la custodia responsable de los animales.
Puede leerse el artículo intitulado Zoonotic Epidemic of Sporotrichosis: Cat to Human Transmission (doi:10.1371/journal.ppat.1006077), de Isabella Dib Ferreira Gremião, Luisa Helena Monteiro Miranda, Erica Guerino Reis, Anderson Messias Rodrigues y Sandro Antonio Pereira, en el siguiente enlace: journals.plos.org/plospathogens/article?id=10.1371/journal.ppat.1006077.
Y el artículo intitulado Sporothrix species causing outbreaks in animals and humans driven by animal-animal transmission (doi:10.1371/journal.ppat.1005638), de Anderson Messias Rodrigues, G. Sybren de Hoog y Zoilo Pires de Camargo, se encuentra publicado en: journals.plos.org/plospathogens/article?id=10.1371/journal.ppat.1005638.
El artículo intitulado Sporothrix chilensis sp. nov. (Ascomycota: Ophiostomatales), a soil-borne agent of human sporotrichosis with mild-pathogenic potential to mammals (doi: 10.1016/j.funbio.2015.05.006), de Anderson Messias Rodrigues, Rodrigo Cruz Choappa, Geisa Ferreira Fernandes, G. Sybren de Hoog y Zoilo Pires de Camargo, aparece publicado en: sciencedirect.com/science/article/pii/S1878614615000884.
Y el artículo intitulado Feline sporotrichosis due to Sporothrix brasiliensis: an emerging animal infection in São Paulo, Brazil (doi: 10.1186/s12917-014-0269-5), de Hildebrando Montenegro, Anderson Messias Rodrigues, Maria Adelaide Galvão Dias, Elisabete Aparecida da Silva, Fernanda Bernardi y Zoilo Pires de Camargo, está publicado en: bmcvetres.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12917-014-0269-5.
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