Durante un encuentro online, se detallaron las novedades introducidas en el Programa FAPESP de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas, con el objetivo de incrementar el atractivo de las compañías beneficiadas entre los actores del ecosistema de innovación (imagen: Pixabay)
Durante un encuentro online, se detallaron las novedades introducidas en el Programa FAPESP de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas, con el objetivo de incrementar el atractivo de las compañías beneficiadas entre los actores del ecosistema de innovación
Durante un encuentro online, se detallaron las novedades introducidas en el Programa FAPESP de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas, con el objetivo de incrementar el atractivo de las compañías beneficiadas entre los actores del ecosistema de innovación
Durante un encuentro online, se detallaron las novedades introducidas en el Programa FAPESP de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas, con el objetivo de incrementar el atractivo de las compañías beneficiadas entre los actores del ecosistema de innovación (imagen: Pixabay)
Por Elton Alisson | FAPESP Investigación para la Innovación – La FAPESP realizó el pasado 28 de abril el evento intitulado PIPE para Inversores. El objetivo de dicho encuentro, dirigido a un público calificado de 120 inscritos –representantes de fondos de inversión, gestores, corporate ventures, grandes empresas, hubs y habitats– consistió en presentar los cambios introducidos recientemente en el Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE) para incrementar el atractivo de las compañías beneficiadas entre los actores financieros del ecosistema de innovación.
“Desde 1998, el PIPE ha brindado apoyo a casi 1.800 pequeñas empresas innovadoras, con un promedio de desembolso del orden de los 75 millones de reales por año entre 2017 y 2021”, dijo Luiz Eugênio Mello, director científico de la FAPESP.
“Los recursos para la concreción de proyectos en el ámbito del PIPE, que pueden llegar a 1.300.000 reales, no son reembolsables, es decir que la FAPESP no apunta al retorno económico con el PIPE. El retorno que anhelamos es la generación de empleos, el pago de tributos y el desarrollo de la sociedad que los proyectos apoyados generan”, afirmó Mello.
Una de las novedades recientes en el PIPE-FAPESP fue la creación del PIPE Invest, una modalidad de apoyo en la cual, de existir interés de una tercera parte pública o privada en concretar una inversión en una empresa participante en el programa, la FAPESP puede aportar un monto equivalente con miras a acelerar y concluir las actividades de investigación, a los efectos de acortar etapas en la consiguiente salida al mercado.
Las empresas con proyectos PIPE Etapa I (de análisis de factibilidad técnico-científica) o Etapa II (de desarrollo del proyecto de investigación) vigente o finalizado a lo sumo hace tres años que comprueben la adhesión de un socio privado al proyecto, con aportes de recursos superiores a los 100 mil reales, pueden recibir recursos suplementarios a través del PIPE Invest por un valor máximo idéntico al captado mediante la inversión privada, limitados a un techo de un millón de reales, durante un lapso de hasta 24 meses.
La empresa deberá utilizar los recursos que aporta la FAPESP a través del PIPE Invest en la aceleración de su programa de investigación, de acuerdo con el plan de trabajo y las reglas estipuladas por la Fundación para el PIPE. En tanto, aquellos captados mediante inversión privada podrán destinarse a criterio de la empresa y del inversor, con la mira puesta en el éxito del proyecto y de la empresa en el mercado.
“La FAPESP efectuará un seguimiento de ese proceso de match funding, en cuyo marco podrá aportar hasta un millón de reales extras. En tanto, la empresa proponente deberá demostrar que captó recursos privados equivalentes”, afirmó Mello.
Otro cambio reciente en el PIPE fue la revisión de su política de propiedad intelectual. De acuerdo con las nuevas reglas, tanto las empresas participantes como aquellas egresadas del PIPE siguen siendo titulares exclusivas de los derechos legales de propiedad intelectual de los resultados de las investigaciones financiadas, sin participación de la Fundación ni necesidad de contrapartidas.
“La propiedad intelectual y todos los beneficios obtenidos en el marco de los proyectos apoyados serán de las empresas”, dijo Mello.
Otra novedad importante fue el lanzamiento del PIPE Simple, un programa piloto de remisión simplificada de proyectos entre los días 15 de marzo y 15 de junio de 2022, lapso en el cual las propuestas para la Etapa I del PIPE podrán enviarse con una documentación acotada.
Las propuestas podrán remitirse únicamente con un plan de investigación en formato estándar de un máximo de 22 páginas, con la descripción del equipo participante en el proyecto y con los currículums de los consultores que se subcontratarán.
“El objetivo es tener un turn over más rápido y lograr elevar el índice de éxito, aparte de aligerar los cuellos de botella que suelen existir en las etapas iniciales de los proyectos”, explicó Mello.
Un granero de deep techs
Dada su naturaleza −de apoyo económico para afrontar y superar retos científicos o tecnológicos–, el PIPE es utilizado sobre todo por startups de base tecnológica, también conocidas como deep techs. Por eso se ha convertido en un granero de estas empresas que cumplen actualmente un rol importante en diversos mercados, y que mantienen en común la elevada densidad tecnológica de sus productos y servicios. Entre ellos, medicamentos, vacunas y aparatos hospitalarios, implementos para el agronegocio y sistemas aeroespaciales.
“Aparte de la inversión ancla, la FAPESP aportó a través del PIPE al Fondo de Innovación Paulista, al proveer el pipeline más calificado de startups que hayamos tenido hasta ahora”, dijo Francisco Ignácio Jardim, socio fundador de SP Ventures, gestora de los recursos del fondo de innovación tecnológica lanzado en 2014, con recursos del orden de los 150 millones de reales para invertir en empresas en el estado de São Paulo.
Aparte de la FAPESP, el fondo cuenta con el apoyo y con recursos de Desenvolve SP (una agencia de la gobernación paulista), de la Financiadora de Estudios y Proyectos – Finep (ligada al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil), de la unidad paulista del Sebrae, el Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas (una entidad privada sin fines de lucro), del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y de Jive Investments.
“Nos percatamos de que existe una laguna después del PIPE y antes de que la empresa gane en escala que es sumamente interesante para los inversores”, afirmó Jardim.
Una de las startups surgidas del PIPE-FAPESP y apoyadas por el Fondo de Innovación Paulista fue Nexxto. Con el apoyo del PIPE, esta empresa paulista enfocada en soluciones de internet de las cosas (IoT) desarrolló una solución de rastreos de activos en tiempo real basada en tecnología de RFID (del inglés radio frequency identification o identificación por radiofrecuencia).
“Este proyecto fue fundamental para desarrollar nuestra primera solución, aportar los primeros recursos y crear una solución tecnológica con la cual logramos salir al mercado y generar nuestros primeros ingresos”, dijo Antonio Rossini, co-CEO de Nexxto.
El PIPE también desempeñó un papel análogo para InCeres, una empresa con sede en la localidad de Piracicaba, en el interior de São Paulo, que emplea inteligencia artificial para prever la fertilidad del suelo con base en la entrada y la salida de nutrientes, también apoyada por el Fondo de Innovación Paulista.
“Concluimos dos proyectos PIPE Etapa II y estamos con otro vigente. Estos proyectos fueron sumamente importantes para que lográramos estructurar y desarrollar nuestra tecnología y sacarla al mercado”, afirmó Leonardo Menegatti, CEO de InCeres (lea más en: agencia.fapesp.br/27825/).
Los proyectos seleccionados en el marco del PIPE-FAPESP deben llevarse a cabo mayoritariamente en las empresas, subrayó Carlos Américo Pacheco, director presidente del Consejo Técnico Administrativo de la FAPESP.
“Aspiramos a que la investigación concrete en las empresas, es decir, que las cosas esenciales no se tercericen, no se contraten afuera. Pretendemos desarrollar una cultura de la innovación dentro de las pequeñas empresas”, sostuvo.
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