Se investiga en un libro de qué modo los protagonistas del proceso brasileño elaboraron los influjos políticos provenientes de los países hispanoamericanos para engendrar acciones concretas (imagen: detalle de la portada del libro A independência do Brasil e a experiência hispano-americana (1808-1822))

La influencia de la experiencia de la América hispana en la independencia de Brasil
28-04-2016

Se investiga en un libro de qué modo los protagonistas del proceso brasileño elaboraron los influjos políticos provenientes de los países hispanoamericanos para engendrar acciones concretas

La influencia de la experiencia de la América hispana en la independencia de Brasil

Se investiga en un libro de qué modo los protagonistas del proceso brasileño elaboraron los influjos políticos provenientes de los países hispanoamericanos para engendrar acciones concretas

28-04-2016

Se investiga en un libro de qué modo los protagonistas del proceso brasileño elaboraron los influjos políticos provenientes de los países hispanoamericanos para engendrar acciones concretas (imagen: detalle de la portada del libro A independência do Brasil e a experiência hispano-americana (1808-1822))

 

Por José Tadeu Arantes  |  Agência FAPESP – Durante muchos años se narró la independencia de Brasil como una especie de contrapunto a los movimientos de emancipación acaecidos en la América hispana. En contraste con la violencia que signó la independencia de los países hispanoamericanos, el proceso brasileño habría transcurrido de manera pacífica, sin derramamiento de sangre y preservando los aspectos positivos o negativos de la herencia colonial portuguesa. Este enfoque, consagrado por la historiografía, quedó parcialmente cuestionado con la publicación del libro A independência do Brasil e a experiência hispano-americana (1808-1822) [La independencia de Brasil y la experiencia hispanoamericana].

Escrito por João Paulo Pimenta, profesor libre docente del Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo (FFLCH-USP), este libro se publicó a finales de 2015 con el apoyo de la FAPESP.

“El libro es el resultado de mi tesis doctoral, dirigida por el profesor István Jancsó (1938-2010), en la cual también conté con el apoyo de la FAPESP, y que se intituló: ‘Brasil y la América Española, 1808-1822’. Tardé más de diez años para publicarla. En ese lapso, llevé adelante una actualización bibliográfica, incorporé nuevas fuentes e hice algunas pequeñas correcciones. Pero mantuve intacta la idea central y todos sus despliegues”, declaró Pimenta a Agência FAPESP.

¿Y qué idea es esa? “La idea de que, si bien muchas cosas fueron distintas en la independencia de Brasil, sólo pudieron ser distintas porque el proceso brasileño ocurrió un poco después. Es ese desfase de algunos años lo que explica las diferencias, pues los protagonistas de la independencia de Brasil pudieron aprender con los sucesos que ocurrieron en Hispanoamérica. Hubo un aprendizaje que se plasmó mediante el intercambio de información y la imposición de políticas fronterizas, y eso es lo que apunté a analizar”, respondió el historiador.

Pimenta analizó tres tipos de material escrito: las publicaciones de la prensa, la correspondencia diplomática y los relatos de viajeros. Aparte de la consulta en los archivos brasileños y en los documentos disponibles online, el historiador investigó también en países de lengua castellana. “Durante el doctorado pasé tres meses en Buenos Aires y un mes en Montevideo. Desde entonces he ejercido como profesor visitante en México, en España, en Chile, en Uruguay y en Ecuador. Así es como me pude valer de esa experiencia para reforzar el enfoque no estrictamente nacional del proceso brasileño”, afirmó.

En el panorama diseñado, cobra relieve el interés que suscitaban en Brasil las noticias provenientes de Hispanoamérica. “Desde final del siglo XVIII hubo una progresiva politización de los espacios públicos en la América portuguesa. Gente que antes no se interesaba en política empezó a interesarse. Con la llegada de la Corte Portuguesa, en 1808, esto se manifestó fundamentalmente en la creación y la circulación de periódicos. Pero también en el aumento de los rumores y en la curiosidad que provocaban las nuevas informaciones. Fue algo que se propagó cada vez más y abarcaba a diversos grupos sociales. No era necesario que la persona supiera leer para participar. Y también se podía intervenir oyendo y pasando adelante un rumor que llegaba en un barco comercial, por ejemplo. Si bien ese proceso estuvo liderado por grupos de élite, no formaban parte del mismo exclusivamente ellos”, detalló.

La Corte, encabezada de entrada por el príncipe y luego rey Juan VI, y más tarde por el príncipe y después emperador Pedro I, constituía evidentemente un espacio privilegiado de recepción y elaboración de las informaciones. Sus ministros y secretarios leían los periódicos, poseían informantes y tenían representantes diplomáticos en diversas ciudades extranjeras. Pero, según Pimenta, la información quedaba restricta a la Corte. “También los comerciantes estaban interesados en lo que pasaba en el resto del mundo, especialmente en el mundo hispanoamericano. Recibían y difundían libros, periódicos y rumores. Aún más activos que ellos eran los propios editores de los periódicos”, ejemplificó.

El historiador estudió especialmente la trayectoria de Correio Brasiliense, periódico editado en Londres por Hipólito José da Costa (1774-1823). Con circulación y repercusión en varias ciudades del mundo, se lo publicó mensualmente, con absoluta regularidad, entre 1808 y 1822, exactamente los hitos temporales que Pimenta adopta en su libro, definidos por la instalación de la Corte Portuguesa en Brasil y por la independencia política propiamente dicha. Correio Brasiliense era crítico de la monarquía portuguesa, pero desde un punto de vista reformista, no revolucionario. Sólo adhirió a la propuesta de independencia en 1822. Según el historiador, ese periódico abordó con sumo interés y meticulosidad la disgregación del Imperio español.

Graduado en leyes, filosofía y matemáticas en la Universidad de Coimbra, y habiendo ejercido funciones diplomáticas en Estados Unidos, México e Inglaterra, Da Costa se exilió en Londres, después de estar preso y huir de la cárcel en Portugal. Concomitantemente con la actividad periodística, actuó también intensamente en la masonería. Y eso echa luz sobre el papel de esa organización en el proceso de independencia, en el cual despuntaron personajes como José Bonifácio de Andrada e Silva y Joaquim Gonçalves Ledo, entre otros masones.

“Al igual que diversos espacio de sociabilidad de la época, también la masonería elaboró la experiencia de la América Hispana. Ejemplo de ello fue que, al iniciarse como masón, en agosto de 1822, Pedro I recibió o nombre de Guatimozín [la denominación que le atribuyeron los cronistas españoles al último emperador azteca, Cuauhtémoc]. Muchos otros recibieron nombre de jefes aztecas o incas, e incluso de personajes americanos más recientes. Era la idea de que América se estaba emancipando de Europa y de que algunos elementos indígenas eran positivos. Cabía entonces al proceso brasileño inspirarse en ellos y seguir el ejemplo del resto del continente”, argumentó Pimenta.

El historiador afirmó que la versión del contrapunto entre la independencia de Brasil y las independencias del territorio hispanoamericano tuvo sus raíces en los propios protagonistas del proceso brasileño. Fueron ellos lo que, en su época, establecieron un cuadro comparativo que exaltaba las ventajas del movimiento acaecido aquí. “Quedaron destacados cuatro puntos: el carácter supuestamente pacífico de la independencia de Brasil, planteada como un acuerdo de élites, la preservación de la monarquía, la preservación de la integridad territorial y la preservación de la esclavitud. Con algunas variaciones secundarias, estos cuatro apartados estructuraron prácticamente toda la historiografía de la independencia. Y definieron una versión que superó los límites de la literatura especializada para convertirse en una especie de lugar común, en el pensamiento de la población en general”, informó Pimenta.

“Mi trabajo no plantea una interpretación completamente nueva. No se trata de eso. Esas cuatro características existieron efectivamente. Pero no de manera absoluta. La reducción del proceso de independencia de Brasil a esos cuatro apartados constituye, desde mi punto de vista, una simplificación grosera, ya que en realidad hubo más bien una recreación de esos elementos y no un mero mantenimiento”, añadió.

Conocimiento y vivencia

La revisión que plantea el historiador recae esencialmente en el énfasis. Apunta a disminuir el peso de las cuatro características mencionadas, integrándolas a un marco interpretativo más amplio. En él, los diversos movimientos de emancipación de la América Ibérica se entienden como partes de un mismo proceso. “La experiencia histórica no apartó –al contrario: la acercó– a la independencia de la América Portuguesa de las independencias de la América Española. Más allá de la creencia de los principales protagonistas, que definió el punto de vista predominante, la historia de Brasil nunca fue una historia aislada del contexto latinoamericano”, subrayó.

La idea de una elaboración de la experiencia hispanoamericana por parte de los actores del proceso brasileño es central en el libro. “Desde mi óptica, el conocimiento y la vivencia constituyen las dos caras de la experiencia histórica. Entonces, al consultar las fuentes, intenté no elaborar un mero inventario de aquello que se conocía. Indagué también de qué modo ese conocimiento fue vivido por los distintos protagonistas. Es decir, de qué modo la información proveniente de Hispanoamérica engendró en Brasil acciones políticas concretas. Muchas veces el conocimiento llegó a remolque de esas acciones, no necesariamente antes. Por ejemplo: debido a la necesidad de resolver algún problema de frontera. Eso se impuso como vivencia. Pero dicha vivencia exigió que se conocieran mejor las regiones vecinas, entre las cuales el Río de la Plata era la más importante, pero no la única importante. Era una ruta de doble mano”, resumió el historiador.

La edición en español de A independência do Brasil e a experiência hispano-americana (1808-1822) saldrá este mismo año.

 

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