Es una iniciativa coordinada por el Instituto Butantan, que abarca a unidades distribuidas por diversas ciudades y certificadas por el Instituto Adolfo Lutz, el laboratorio de referencia de la región. La falta de insumos constituye el principal cuello de botella para la expansión de las pruebas en el estado (imagen: CDC)
Es una iniciativa coordinada por el Instituto Butantan, que abarca a unidades distribuidas por diversas ciudades y certificadas por el Instituto Adolfo Lutz, el laboratorio de referencia de la región. La falta de insumos constituye el principal cuello de botella para la expansión de las pruebas en el estado
Es una iniciativa coordinada por el Instituto Butantan, que abarca a unidades distribuidas por diversas ciudades y certificadas por el Instituto Adolfo Lutz, el laboratorio de referencia de la región. La falta de insumos constituye el principal cuello de botella para la expansión de las pruebas en el estado
Es una iniciativa coordinada por el Instituto Butantan, que abarca a unidades distribuidas por diversas ciudades y certificadas por el Instituto Adolfo Lutz, el laboratorio de referencia de la región. La falta de insumos constituye el principal cuello de botella para la expansión de las pruebas en el estado (imagen: CDC)
Por André Julião y Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Una plataforma conformada por unos 20 laboratorios, en su gran mayoría públicos y ligados a instituciones de investigación y enseñanza del estado de São Paulo (Brasil), apunta a optimizar la realización de test de diagnóstico de COVID-19. Esta iniciativa está coordinada por Dimas Covas, director del Instituto Butantan y miembro del Centro de Contingencias del Coronavirus del Estado. Uno de los objetivos es facilitar la obtención de insumos para la realización de las pruebas capaces de detectar el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2).
“La compra de reactivos está en marcha. Durante este mismo mes [abril] recibiremos la primera parte de los kits provenientes de Corea del Sur. Está todo entrando en sus carriles”, le comenta Covas a Agência FAPESP. El investigador también integra el Centro de Terapia Celular (CTC), uno de los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (CEPIDs) apoyados por la FAPESP.
Además de los laboratorios del Instituto Adolfo Lutz (Laboratorio de Referencia Macrorregional acreditado por el Ministerio de la Salud de Brasil), del Instituto Butantan y de la red privada, la iniciativa integra fuerzas de tareas creadas por las tres universidades públicas paulistas, que están empleando sus instalaciones, sus equipamientos y su personal para expandir el testeo en el estado de São Paulo.
La plataforma fue oficializada el pasado día 2 de abril, con seis laboratorios acreditados entonces para la realización de los test de COVID-19 por el Instituto Adolfo Lutz, aparte del propio instituto. Componían también esta primera configuración el Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (HC-FM-USP), el Hospital de Cínicas y la Fundación Hemocentro, ambos de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto (FMRP-USP), el Laboratorio de Patología Clínica del Hospital de Clínicas de la Universidad de Campinas (LPC-HC-Unicamp) y el Hemocentro del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de Botucatu, de la UniversidadeEstadual Paulista (HC-FMB-Unesp).
Se espera que el Instituto Adolfo Lutz culmine la certificación de un total de 45 laboratorios a finales de abril. Instituciones como el Laboratorio de Estudios Genómicos, del Departamento de Biología del Instituto de Biociencias, Letras y Ciencias Exactas (Ibilce), en São José do Rio Preto, y la Facultad de Zootecnia e Ingeniería de Alimentos (FZEA), con sede en la localidad de Pirassununga, ligada a la USP, aún aguardan su certificación.
Insumos en falta
La principal dificultad de los laboratorios, que la plataforma ayudará a solucionar, reside en la falta de los insumos de laboratorio necesarios para la realización de pruebas.
“El objetivo consiste en concretar una centralización de la adquisición de los insumos a través de la Secretaría de Salud del Estado de São Paulo. En este momento, es aún más importante contar con una fuente fidedigna de insumos”, dice Roger Chammas, vicedirector de la FM-USP y coordinador de la Red USP para el Diagnóstico de COVID-19 (RUDIC), que realizará 1.500 test diarios.
Chammas –quien lleva adelante estudios sobre el cáncer con el apoyo de la FAPESP, pero que está colaborando en los esfuerzos contra el COVID-19– afirma que la USP aún posee kits de test en stock, pero en cantidad insuficiente para las actuales necesidades. El investigador recuerda que la dificultad en obtener los reactivos y demás insumos necesarios se debe al hecho de que son en su gran mayoría importados. Y en este momento existe una gran demanda mundial debido a la pandemia.
“Nuestra dependencia externa es inmensa. Hay poquísimas empresas en Brasil que fabrican reactivos. Las grandes fábricas son extranjeras y son pocas, por eso no existe un margen muy grande de negociación. En lugares como Corea del Sur y China, que poseen parques tecnológicos sumamente desarrollados, terminan organizándose y produciendo ellos mismos los insumos que integran los kits de diagnóstico”, dice.
Las pruebas moleculares
La Unicamp montó su infraestructura y capacitó a su personal para realizar 40 mil test. El material para los primeros 6.000 llegará pronto, pero el correspondiente a un pedido por otros más de 30 mil no está asegurado.
“Con Estados Unidos frenando cargamentos de materiales destinados a otros países, estamos buscando otras soluciones”, dice Alessandro dos Santos Farias, docente del Instituto de Biología (IB) de la Unicamp y uno de los responsables de la certificación del Laboratorio de Patología Clínica del Hospital de Clínicas de la universidad para la realización de los test (lea más en: agencia.fapesp.br/33009).
Dos Santos Farias y otros investigadores de la Unicamp procuran validar distintos reactivos –utilizados para la extracción del material genético (ARN) de las muestras–, aparte de enzimas y sondas, utilizados en el procesamiento de las muestras mediante la aplicación de la técnica de PCR (las siglas en inglés para reacción en cadena de la polimerasa, el método preconizado por la Organización Mundial de la Salud).
“Logramos establecer un estándar con ciertos insumos. Con base en ello, estamos probando productos de otras marcas para verificar si los resultados son los mismos. Merced a esta validación, no dependemos únicamente de algunos fabricantes”, dice Dos Santos Farias, quien prueba incluso productos fabricados en Brasil.
La idea consiste en poner a disposición todos los protocolos que funcionaren en el sitio de la fuerza de tareas, de manera tal de contribuir para que otros laboratorios no paren debido a la falta de determinados insumos.
La estructura de laboratorios
El Hemocentro del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la Unesp en Botucatu se apresta a realizar 150 test por día. “Algunos laboratorios ya cuentan con rutinas de asistencia ligadas al Ministerio de Salud, tal como es el caso de Botucatu. La misma rutina y la estructura empleada para los test de VIH y hepatitis C y B se aplicarán para la realización pruebas de COVID-19”, dice Rejane Grotto, docente de la Facultad de Ciencias Agronómicas (FCA) de la Unesp y responsable de la estandarización y la ejecución de los estudios.
La red de la Unesp cuenta además con los laboratorios de Inmunología Clínica y Biología Molecular, del Departamento de Análisis Clínicos de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas (FCFAr), con sede en la localidad de Araraquara, y con el de Estudios Genómicos, del Departamento de Biología del Instituto de Biociencias, Letras y Ciencias Exactas (Ibilce), situado en São José do Rio Preto, el cual aún aguarda la acreditación del Instituto Adolfo Lutz.
“Estos laboratorios se estructuraron en la década 2000 para el proyecto de investigación Red de Diversidad Genética de Virus (VGDN), apoyado por la FAPESP, que ya en aquel tiempo tenía como objetivo principal establecer una red de laboratorios estructurados para el estudio de la diversidad genética de virus y también para contribuir en situaciones como la de la pandemia que enfrentamos ahora, con una respuesta rápida en términos de salud pública”, dice Grotto.
Con este proyecto de investigación se estructuraron laboratorios con nivel de bioseguridad 3 (Araraquara) y 2 (Botucatu y São José do Rio Preto), en una escala que va hasta 4. Esto permite realizar pruebas que manipulan el material genético del virus para la detección de COVID-19, como el test PCR.
La organización de la red de laboratorios de referencia para COVID-19 es la primera iniciativa del comité científico creado para orientar las acciones de la Unesp relacionadas con el nuevo coronavirus. “A corto plazo, la red logra poner a disposición el diagnóstico, que es el gran cuello de botella de la pandemia actualmente en Brasil. El hecho de que la Unesp posea varios campus distribuidos por el estado hace que esta iniciativa se vuelva aún más estratégica, pues hace posible contar con una gran cobertura en el interior del estado, lo cual puede ayudar en el monitoreo de la pandemia”, dice.
De acuerdo con Grotto, se espera gestionar con esta red de testeos la llegada del virus al interior y orientar las acciones de contención. “Con un diagnóstico más ágil, es posible testear también a quienes han mantenido contacto con pacientes infectados, a los efectos de intentar contener la transmisión del virus. Así se hizo en Singapur y en Corea del Sur, dos países que se erigen como referentes en la respuesta a la epidemia, donde se realizaban alrededor de 10 mil pruebas por día”, dijo.
La red también realizará investigaciones de manera integrada. “Trabajaremos en dos frentes: diagnóstico e investigación. Pretendemos investigar aspectos epidemiológicos, la interacción célula-patógeno, el desarrollo de nuevas tecnologías, el desarrollo de herramientas para la definición del desenlace y el estudio de probables secuelas, por ejemplo. Es importante investigar los efectos de este síndrome ahora, pues la investigación es traslacional. Los resultados pueden ayudar a salvar vidas”, dice.
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