Con la mediación de Angela Uller (en el medio), participaron en los debates los presidentes de la Capes, la Finep, la FAPESP y el CNPq (de izquierda a derecha)
Directivos de las principales instituciones de fomento científico de Brasil debatieron estrategias para dar relieve a la innovación en la ciencia hecha en el país
Directivos de las principales instituciones de fomento científico de Brasil debatieron estrategias para dar relieve a la innovación en la ciencia hecha en el país
Con la mediación de Angela Uller (en el medio), participaron en los debates los presidentes de la Capes, la Finep, la FAPESP y el CNPq (de izquierda a derecha)
Por Samuel Antenor, desde São Carlos (interior de São Paulo)
Agência FAPESP – Los rumbos y los desafíos para el avance de la innovación en Brasil ocuparon un lugar destacado en la mesa redonda en que se discutieron escenarios de la ciencia y la tecnología en Brasil, el 14 de julio, durante la 67ª Reunión Anual de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC) que, realizada en el campus de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), se extendió hasta el día 18 del mes pasado.
El debate, cuyo título fue Las políticas y los incentivos a la innovación tecnológica en las instituciones de ciencia y tecnología, reunió a dirigentes de las principales agencias de financiación de la investigación científica en Brasil: Carlos Afonso Nobre, presidente de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes), Hernan Chaimovich, presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), Luis Manuel Rebelo Fernandes, presidente de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep), y Celso Lafer, presidente de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo (FAPESP). La discusión contó con la mediación de Angela Maria Cohen Uller, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).
Pese a los enormes desafíos, el consenso entre los integrantes de la mesa indica que el país cuenta con la capacidad necesaria como para alcanzar niveles de innovación comparables a los de los países más avanzados, a ejemplo del que ha conquistado en términos de capacidad de formación de doctores, con una cifra que llegará a 17 mil en 2015.
El presidente de la Finep afirmó que la innovación forma parte de la agenda política de Brasil desde la realización de la 2ª Conferencia Nacional de Ciencia y Tecnología, en 2001, y cobró impulso con la promulgación de la Ley de Innovación (10.973/ 2004).
En poco más de diez años, entre 2001 y 2012, las inversiones en investigación y desarrollo en el país subieron de alrededor del 1% del Producto Interno Bruto (PIB) al 1,21%. De ese total, el 0,68% proviene del sector público y el 0,53% de las empresas. "La inversión gubernamental brasileña no se ubica fuera del promedio global. Estamos más arriba que Japón [0,56%], por ejemplo, y cerca de Francia [0,80%]. Nuestro desafío consiste en ser más eficientes y eficaces en la promoción de la innovación en el ambiente empresarial."
Resulta urgente, añadió, que Brasil alcance cifras significativas en innovación, para no correr el riesgo de mantenerse por tiempo indeterminado en la dependencia de otros países.
Rebelo Fernandes reiteró la necesidad de recomponer y rescatar el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FNDCT), la principal fuente de apoyo a la investigación científica y a la innovación nacional. "Ese fondo constituye un complemento de las acciones del gobierno y no un sustituto. La Finep aspira a preservar ese principio para seguir compartiendo los riesgos tecnológicos de proyectos de investigaciones de las empresas."
El Fondo, que en 2014 dejó de percibir los recursos de la explotación del petróleo debido a la reglamentación del Fondo Social del Presal, financia actualmente también programas de becas y es la fuente de los recursos de las organizaciones sociales calificadas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI).
Programas transversales
Chaimovich defendió el aumento del presupuesto del CNPq para atender la creciente demanda de financiamiento de la investigación científica en Brasil. La agencia, subrayó su presidente, actúa con el objetivo de consolidar la base científico-tecnológica del país, al incorporar a los nuevos científicos a los sistemas de apoyo a la ciencia, la tecnología y la innovación, y desarrollando programas transversales que contemplan las necesidades estratégicas del país.
“Hemos logrado un avance gigantesco en la producción de ciencia en Brasil. Construimos una base sólida, pero es hora de que esa base nos permita plantearnos desafíos, pues las ideas generan nuevas ideas, y nuevas ideas provocan impactos en diferentes campos del conocimiento científico.”
El presidente del CNPq hizo referencia a la incorporación de nuevos científicos a los sistemas de apoyo a la ciencia y tecnología (C&T) como uno de los desafíos para la innovación. "Necesitamos contar con programas para que doctores recién contratados en universidades e institutos de investigación puedan tener acceso a recursos para la realización de investigaciones científicas", sostuvo.
Chaimovich presentó también datos del Programa de Formación de Recursos Humanos en Áreas Estratégicas (Rhae), creado en 1987, que otorga becas a científicos para que actúen en proyectos de investigación de empresas innovadoras. Cada millón de dólares destinado por el gobierno federal a esta iniciativa genera en promedio 26 productos, 23 artículos científicos, 19 procesos, diez servicios y ocho registros de propiedad intelectual, entre otros resultados.
La educación básica
Para Carlos Nobre, para contar con recursos humanos en cantidad y calidad suficientes como para producir investigación e innovación, resulta indispensable, aparte de las inversiones en educación superior, el perfeccionamiento de la educación básica. "A partir de 2007, la Capes fue convocada a hacer su aporte en ese esfuerzo en pos de salir de déficit histórico de la enseñanza básica, fundamentalmente en lo que hace a la capacitación docente."
Entre las acciones implementadas se encuentran el Programa Institucional de Becas de Iniciación a la Docencia (Pibid) y el Plan Nacional de Formación de Docentes de la Educación Básica (Parfor), que suman juntos 162 mil becarios.
“Brasil se ubica en el 61º lugar en innovación, en el 58º puesto en matemática, en el 59º en ciencias y en el 55º en lectura. Por ende, el potencial innovador del país pasa por la mejora significativa de la educación básica, pues solamente con una enseñanza básica de calidad podremos alcanzar esas metas. Si Brasil no mejora en la enseñanza básica, quizá tengamos dificultades para convertirnos en un país innovador", comentó el presidente de la Capes.
La colaboración con las empresas
En tanto, Celso Lafer destaco las modalidades de apoyo a la investigación científica orientadas a la innovación que brinda la FAPESP, la única agencia de un estado brasileño representada en la mesa redonda. Entre ellas, Lafer se refirió a los programas de Investigación en Asociación para la Innovación Tecnológica (PITE) y de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE).
De acuerdo con Lafer, los programas de apoyo a la investigación para la innovación tienen por objeto acortar la distancia existente entre las empresas y las instituciones de investigación científica de São Paulo, mediante el apoyo a la realización de investigaciones conjuntas, lo que estimula la creación de pequeñas empresas basadas en proyectos de innovación referentes a productos y procesos industriales.
El presidente de la Fundación recordó que, en el estado de São Paulo, la mayor parte de las inversiones en investigación y desarrollo corre por cuenta de la iniciativa privada.
Y realizó una reflexión sobre el tiempo necesario para realizar investigaciones científicas o tecnológicas, las cuales, aparte de presupuestos, requieren de planificación a largo plazo. “El tiempo de la investigación es distinto al tiempo de la economía, por ejemplo. Por eso la FAPESP mantiene programas a largo plazo, tales como los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (CEPIDs), que cuentan con apoyo durante períodos de hasta 11 años, y tienen como misión desarrollar investigación básica o aplicada con impacto relevante.”
Lafer también hizo mención a los Centros de Investigación en Ingeniería, creados en colaboración con empresas –y con apoyo por un plazo de hasta diez años– para la realización de estudios en áreas estratégicas para el desarrollo y la innovación tecnológica, como ejemplo de acciones que ayudan a ubicar a la innovación en el centro de las discusiones, con resultados considerados relevantes internacionalmente.
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