Esta medida permitiría evitar la pérdida de 3,6 millones de hectáreas de vegetación del bioma Cerrado que corren el riesgo de convertirse en cultivos de esta oleaginosa hasta 2050, según estiman los autores de un estudio publicado en Science Advances (foto: Aline Cristina Soterroni)
Esta medida permitiría evitar la pérdida de 3,6 millones de hectáreas de vegetación del bioma Cerrado que corren el riesgo de convertirse en cultivos de esta oleaginosa hasta 2050, según estiman los autores de un estudio publicado en Science Advances
Esta medida permitiría evitar la pérdida de 3,6 millones de hectáreas de vegetación del bioma Cerrado que corren el riesgo de convertirse en cultivos de esta oleaginosa hasta 2050, según estiman los autores de un estudio publicado en Science Advances
Esta medida permitiría evitar la pérdida de 3,6 millones de hectáreas de vegetación del bioma Cerrado que corren el riesgo de convertirse en cultivos de esta oleaginosa hasta 2050, según estiman los autores de un estudio publicado en Science Advances (foto: Aline Cristina Soterroni)
Por Elton Alisson, desde São Pedro (Brasil) | Agência FAPESP – La implementación de un acuerdo entre la sociedad civil, las agroindustrias y el gobierno de Brasil para cohibir la comercialización de la soja proveniente de áreas deforestadas de la Amazonia brasileña en 2006 permitió detener la expansión de la producción de esta materia prima agrícola en el referido bioma selvático. En contrapartida, este problema se trasladó al bioma conocido en el país con el nombre Cerrado, la sabana brasileña, donde la conversión de la vegetación autóctona en plantaciones de esa leguminosa ha aumentado mucho durante los últimos años, según señalan los expertos.
Una de las medidas que podrían contribuir para solucionar esto consistiría en extender también al Cerrado ese pacto de eliminación de la deforestación vigente en la Amazonia, conocido como moratoria de la soja, según sugieren investigadores de Brasil, Austria, Francia, Bélgica y Estados Unidos en un estudio publicado en la revista Science Advances.
De entrar en vigencia en 2021, esta iniciativa permitiría evitar la pérdida de 3,6 millones de hectáreas de vegetación nativa que corren el riesgo de convertirse en áreas de producción de soja hasta 2050, según se estima en el referido estudio.
Algunos de los resultados de este trabajo se dieron a conocer durante la Escuela São Paulo de Ciencia Avanzada en Escenarios y Modelado en Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, que tuvo lugar entre los días 1º y 14 de julio en la localidad de São Pedro, Brasil, en el interior del estado de São Paulo. Este evento, realizado con el apoyo de la FAPESP en el marco del Programa Escuela São Paulo de Ciencia Avanzada (ESPCA), reunió a 87 alumnos de 20 países.
“Si se descuentan los escapes –un referencia al aumento de la pérdida de vegetación nativa debido a otras actividades agrícolas, producto de la expansión del cultivo de la soja sobre áreas ya deforestadas–, estimamos que la extensión de la moratoria de la soja al Cerrado salvaría 2,3 millones de hectáreas de vegetación autóctona del bioma”, declaró Aline Cristina Soterroni, investigadora brasileña del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicada (IIASA), en Austria, y primera autora del estudio, a Agência FAPESP.
De acuerdo con datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), alrededor del 50% de la soja producida actualmente en Brasil proviene del Cerrado. Casi una cuarta parte del área de cultivo de esta oleaginosa en el bioma se ubica en la zona conocida como Matopiba –una región que abarca partes de los estados del Maranhão, Tocantins, Piauí y Bahía–, donde se sitúan algunos de los últimos fragmentos intactos del Cerrado. La producción de soja en esa extensión aumentó un 253% entre los años 2000 y 2014.
Toda vez que la producción brasileña de esta leguminosa seguirá creciendo durante las próximas décadas para atender la demanda de países como China, el Cerrado seguirá siendo la región donde se concretará la mayor parte de esa expansión, según estiman los investigadores.
“El Cerrado es el lugar donde la agricultura brasileña se materializa. Pese a constituir un hotspot de biodiversidad, y que allí se encuentran algunas de las mayores cuencas hidrográficas del país, corre el riesgo de desaparecer, pues ha sido objeto de una menor atención y es menos protegido que la Amazonia. Asimismo, sus áreas de vegetación remanente han sido convertidas en cultivos o pasturas más rápido”, dijo Soterroni.
A diferencia de la Amazonia, en donde casi la mitad del bioma se encuentra bajo algún tipo de protección, tan solo un 8% del Cerrado –que posee menos del 20% de su vegetación nativa restante no antropizada– está protegido. Y mientras que el Código Forestal brasileño estipula la conservación del 80% de la vegetación autóctona en tierras privadas de la Amazonia, en el Cerrado ese porcentaje cae al 20%, y al 35% en la fracción ubicada en la denominada Amazonia Legal.
Asimismo, las medidas regulatorias gubernamentales, junto con iniciativas de la cadena de producción, como la moratoria de la soja, que fueron responsables de la disminución del desmonte en la Amazonia brasileña, no han avanzado en el Cerrado, según Soterroni.
“Cuando el ambiente de gobernanza es débil y la voluntad política es escasa, tal como hemos observado en el Cerrado, las políticas surgidas por iniciativa del sector privado tendientes a combatir la deforestación y la conversión de vegetación nativa en áreas de pasturas o cultivos, tal como la extensión de la moratoria de la soja a este bioma, resultan fundamentales”, añadió la investigadora.
El Código Forestal
Con el objetivo de analizar el impacto de esta medida sobre la expansión de la producción de soja en Brasil, los científicos utilizaron el Globiom-Brasil, una versión regional de un modelo económico global desarrollado por el IIASA, que simula las alteraciones en el uso de la tierra con base en la dinámica de la economía a intervalos de cinco años entre 2000 y 2050.
Los resultados de las simulaciones indicaron que el área de expansión de la soja entre 2021 y 2050 en Brasil será de 12,4 millones de hectáreas. La mayor parte de esa expansión se concretará precisamente en el Cerrado, donde se aumentará 10,8 millones de hectáreas el cultivo, frente a 1,1 millones de hectáreas que serán ocupados con ese cultivo en la Amazonia.
Es probable que el 86% de esa conversión de áreas de vegetación nativa en cultivos de soja se concrete en la región de Matopiba, en la frontera del Cerrado con la Caatinga (el bioma semiárido del nordeste brasileño), donde se ubica la mayor parte de la vegetación remanente de sabana no perturbada.
En un escenario de extensión de la moratoria de la soja al Cerrado sería posible evitar la conversión directa de 3,6 millones de hectáreas de vegetación autóctona en cultivo de soja. Alrededor de 2 millones de hectáreas de cultivos de soja en el Cerrado migrarían hacia otros biomas, según indicaron las simulaciones.
“Esta migración de los cultivos de soja a otros biomas se concretaría en áreas de pasturas o improductivas, sin causar desmonte”, dijo Fernando Manoel Ramos, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil y uno de los autores del estudio.
Sin la moratoria de la soja, la aplicación del Código Forestal impediría que solo 0,9 millón de hectáreas de vegetación nativa se convirtieran en cultivos de soja, indicaron las simulaciones.
“El Código Forestal no es suficiente para preservar las áreas de vegetación restantes en el Cerrado porque los niveles de protección que fijó para el bioma son bajos”, dijo Soterroni.
Los investigadores también evaluaron los impactos en el retraso de la implementación de la extensión de la moratoria de la soja al Cerrado. De acuerdo con los cálculos, la postergación de esa decisión provoca una pérdida promedio de 140 mil hectáreas por año de vegetación nativa.
“Esto equivale a una pérdida anual de aproximadamente un Parque Nacional de los Ñandúes [el Parque Nacional das Emas, en el original en portugués, es una unidad de conservación del Cerrado con una extensión 132.000 ha], que es patrimonio mundial de la humanidad. De no implementarse ninguna acción, el Cerrado corre el riesgo de transformar en una vegetación fragmentada y empobrecida”, dijo Ramos.
Puede leerse el artículo intitulado Expanding the Soy Moratorium to Brazil’s Cerrado, de Aline C. Soterroni, Fernando M. Ramos, Aline Mosnier, Joseph Fargione, Pedro R. Andrade, Leandro Baumgarten, Johannes Pirker, Michael Obersteiner, Florian Kraxner, Gilberto Câmara, Alexandre X. Y. Carvalho y Stephen Polasky, en la revista Science Advances, en el siguiente enlace: advances.sciencemag.org/content/5/7/eaav7336.
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