El fin del desmonte, el uso eficiente de la tierra y la elaboración de sistemas alimentarios más sostenibles requieren de una combinación de factores, dicen científicos de un proyecto apoyado por la FAPESP (foto: Edson Patto/ Embrapa)
El fin del desmonte, el uso eficiente de la tierra y la elaboración de sistemas alimentarios más sostenibles requieren de una combinación de factores, dicen científicos de un proyecto apoyado por la FAPESP
El fin del desmonte, el uso eficiente de la tierra y la elaboración de sistemas alimentarios más sostenibles requieren de una combinación de factores, dicen científicos de un proyecto apoyado por la FAPESP
El fin del desmonte, el uso eficiente de la tierra y la elaboración de sistemas alimentarios más sostenibles requieren de una combinación de factores, dicen científicos de un proyecto apoyado por la FAPESP (foto: Edson Patto/ Embrapa)
Por Elton Alisson | Agência FAPESP – En líneas generales, la producción agropecuaria ha aumentado durante las últimas décadas en Brasil. Pero la agricultura ha exhibido una mayor productividad y ha venido siendo más eficiente que la ganadería en lo que hace al uso de la tierra y a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) por tonelada de proteínas producidas. Esta diferencia en la productividad y la eficiencia de los sectores agrícola y ganadero constituye un potencial para mejorar el uso de la tierra y de otros recursos que se emplean actualmente para la producción de alimentos en el país.
Esta constatación surge de un estudio llevado a cabo por investigadores del Laboratorio de Geoprocesamiento (Geolab), dependiente de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo (Esalq-USP), en colaboración con pares del Instituto de Manejo y Certificación Forestal y Agrícola (Imaflora) y de la Chalmers University of Technology, en Suecia.
Dicho estudio forma parte del proyecto intitulado Atlas de la Producción Agropecuaria Brasileña, apoyado por la FAPESP. Y sus resultados salieron publicados en la revista Elementa – Science of the Antropocene, editada por la University of California, en Estados Unidos.
“Detectamos que la agricultura ha sido mucho más eficiente tanto en producción de proteínas por hectárea como en emisiones de gases de efecto invernadero que la ganadería durante las últimas décadas”, declaró Luís Fernando Guedes Pinto, investigador del Imaflora y uno de los autores del estudio, a Agência FAPESP.
Los investigadores analizaron el crecimiento de la producción, la productividad y la eficiencia de la cosecha agrícola y de la ganadería brasileña durante las últimas décadas, a los efectos de estimar los impactos de la expansión y la intensificación de esas actividades sobre las metas de eliminación del desmonte y de disminución de las emisiones de GEI en el sector agropecuario.
A tal fin, se valieron de métodos estadísticos para convertir la cosecha agrícola y la producción ganadera brasileña entre 1975 y 2006 en proteínas y energía. Estos datos se relacionaron con estimaciones de emisiones directas de GEI.
Los análisis de los datos mostraron que hubo un crecimiento del área plantada con cultivos agrícolas en todas las regiones de Brasil, en tanto que el área de pasturas se achicó en las regiones sur y sudeste y se expandió en la región norte. La producción de ambas actividades aumentó durante idéntico período en todas las regiones, con preponderancia para el centro-Oeste. Con todo, existe una gran diferencia en los índices de crecimiento de la producción y de la productividad entre los cultivos y las pasturas.
En 2006, por ejemplo, la producción de proteína vegetal fue 20 veces mayor que la de proteína bovina, aun cuando la agricultura ocupa una extensión 2,6 veces menor que la de las pasturas, que es de 160 millones de hectáreas, ante 61 millones de hectáreas de los cultivos.
La productividad agrícola ese mismo año también fue 25 veces mayor que la ganadera. Mientras que la agricultura produjo 0,25 tonelada de proteína vegetal por hectárea y 2 toneladas de GEI por tonelada de proteínas, la ganadería produjo 0,01 tonelada de proteína animal por hectárea y 283 toneladas de GEI por tonelada de proteínas.
“La cosecha agrícola de 2006 fue suficiente como para cubrir las necesidades de proteínas de 1.300 millones de personas, en tanto que la ganadería daría cuenta de las necesidades de 66 millones de personas”, dijo Guedes.
El estudio también apuntó que aunque el sistema de producción de carne de aves y porcinos es más eficiente que el de la ganadería para la producción de proteínas, es seis veces menos eficiente que el de la proteína vegetal como fuente primaria de alimentos.
“De todos modos, los análisis indicaron que entre 1975 y 2006 la proporción de la producción vegetal destinada a alimentos para la cría de pollos y cerdos aumentó, mientras que disminuyó la proporción destinada directamente a la alimentación humana”, dijo Guedes.
La ruta hacia la expansión
A juicio de los investigadores, los hallazgos de este estudio sugieren que la eliminación del desmonte, el uso eficiente de la tierra y los sistemas alimentarios más sostenibles en Brasil requerirán de una combinación de intensificación de los sistemas de pastura y ganadería, la optimización de los sistemas de alimentación animal, un aumento de la participación del consumo de cultivos agrícolas como fuentes de proteínas y el alineamiento de las políticas que afectan a la silvicultura y a la agricultura.
Dado que la consecución de estas metas se erigirá como un gran desafío, los científicos sugieren en el estudio una senda hacia la expansión y la intensificación de la producción agropecuaria con la mira puesta en la eliminación del desmonte y en los sistemas sostenibles de uso de la tierra y de producción de alimentos.
Algunas de las sugerencias en este camino consisten en priorizar la producción vegetal como la principal fuente de alimento humano; priorizar la carne de aves y porcinos como la principal fuente de proteína animal; mantener la producción ganadera a largo plazo en tierras no aptas para la producción vegetal y permitir la intensificación de la ganadería en sistemas de pasturas situadas en tierras marginales no arables, o en aquéllas adecuadas para el cultivo pero que aún no son necesarias a tal fin.
“El camino consistiría primeramente en priorizar la expansión del área ocupada por cultivos agrícolas y no por pastizales. Si la agricultura creciera en cima de áreas de pasturas no habría desmonte”, declaró Guedes a Agência FAPESP.
“Este cambio podría lograrse mediante la implementación de una estrategia robusta que combinase penalidades e incentivos y previniese contra los riesgos de un efecto rebote para la intensificación de la agricultura”, afirmó.
El investigador pondera que ese derrotero contempla únicamente la productividad y la eficiencia en el uso de la tierra y en la producción de alimentos, sin tener en cuenta otros asuntos determinantes en la expansión y en la intensificación de la agricultura, tales como la infraestructura, los hábitos alimentarios y las demandas de consumo de alimentos.
Asimismo, los análisis realizados entre 1975 y 2006 no captaron importantes políticas recientes y cambios que se materializaron en la gobernanza del sector, y que han apuntado a disminuir el desmonte y a la producción agropecuaria de bajo carbono.
“El nuevo censo agropecuario resulta fundamental para contar con datos que permitan efectuar un análisis de la situación actual y proyectar escenarios”, dijo Guedes.
Puede leerse el estudio intitulado Asymmetries of cattle and crop productivity and efficiency during Brazil´s agricultural expansion from 1975 to 2006 (doi: 10.1525/elementa.187), de Gerd Sparovek y otros, en la revista Elementa – Science of the Antropocene, en el siguiente enlace: www.elementascience.org/articles/10.1525/elementa.187.
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