Científicos de un instituto brasileño solicitan autorización a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria del país para iniciar la última fase de ensayos clínicos. El inmunizante estaría disponible para la población en 2016 (foto: Instituto Butantan)
Científicos de un instituto brasileño solicitan autorización a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria del país para iniciar la última fase de ensayos clínicos
Científicos de un instituto brasileño solicitan autorización a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria del país para iniciar la última fase de ensayos clínicos
Científicos de un instituto brasileño solicitan autorización a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria del país para iniciar la última fase de ensayos clínicos. El inmunizante estaría disponible para la población en 2016 (foto: Instituto Butantan)
Por Karina Toledo
Agência FAPESP – Científicos del Instituto Butantan, con sede en São Paulo, Brasil, han solicitado a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) la autorización para anticipar la última fase de ensayos clínicos con la vacuna contra el dengue, que se desarrolló con apoyo de la FAPESP.
Según los coordinadores del estudio, sería posible acortar hasta dos años el proceso de desarrollo del inmunizante en caso de que se conceda la autorización solicitada. De resultar positivos los test, la vacuna podría estar disponible para la población en 2016.
“Estamos obteniendo excelentes resultados con los ensayos clínicos fase II, y pretendemos acelerar el proceso para que la vacuna llegue más rápido a la población. La epidemia es tan grande que la eficacia del inmunizante sería rápida y quedaría claramente demostrada”, declaró Jorge Elias Kalil Filho, director del Instituto Butantan, a Agência FAPESP.
Kalil afirmó que ya le ha planteado la idea a la vicedirectora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Marie-Paule Kieny.
El director del Instituto Butantan recordó que, ante la epidemia causada por el virus del Ébola, que afectó a África en 2014, se aceleraron los ensayos clínicos de algunas posibles vacunas, merced a un mecanismo regulatorio conocido como fast-track, que permite acelerar las evaluaciones en casos de urgencia epidemiológica, e incluso realizar dos etapas de ensayos simultáneamente.
Hasta el momento, la vacuna contra el dengue se les ha aplicado a unos 150 voluntarios (a otros 150 se les aplicó un placebo) y no hubo registros de reacciones adversas graves. Los ensayos tendientes a evaluar la respuesta inmunológica aún están en marcha; con todo, a juicio de Kalil, existen datos que garantizan que la vacuna es lo suficientemente segura como para avanzar hacia la tercera etapa de test, cuya concreción estaba inicialmente previsto que se concretase a finales de 2015.
"Este estudio pionero del Instituto Butantan para arribar a la vacuna contra el dengue, con financiación de la FAPESP, constituye un hito en la investigación y el desarrollo de São Paulo. El acceso de la población a la vacuna ayudará a trabar un combate efectivo contra esta enfermedad y salvará pronto muchas vidas", dijo el gobernador de São Paulo, Geraldo Alckmin, en declaraciones a Agência FAPESP.
Según Alckmin, la habilitación de uso de la vacuna "depende del Ministerio de Salud y de Anvisa, por eso el Butantan brindará todas las aclaraciones que justifiquen la hipótesis de su aprobación anticipada."
Anvisa informó en nota que "la factibilidad del uso excepcional de la vacuna contra el dengue deberá ser evaluarse luego de que se reciba la solicitud, de acuerdo con los datos presentados para fundamental el pedido". Ante una consulta, el Ministerio de la Salud no respondió al contacto hasta el cierre de esta edición.
Ensayos clínicos
La vacuna tetravalente contra el dengue –capaz de proteger contra los cuatro serotipos del virus– está desarrollándose en el instituto paulista desde 2010, en colaboración con los National Institutes of Health (NIH) de Estados Unidos.
El trabajo cuenta con apoyo de la FAPESP en el marco del proyecto intitulado “Dengue: producción de lotes experimentales de una posible vacuna tetravalente contra la enfermedad”, coordinado por el investigador Isaias Raw.
Los ensayos clínicos comenzaron en 2013, con el apoyo de la Fundación Butantan y del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), en el ámbito del proyecto "Desarrollo de una vacuna tetravalente contra el dengue", coordinado Neuza Frazatti Gallina.
Actualmente se están realizando en el Butantan y en la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP) los ensayos clínicos fase II, cuyo objetivo consiste en evaluar la seguridad del inmunizante y su capacidad de inducir una respuesta inmunológica duradera en los voluntarios.
Está comparándose el efecto de la vacuna con el del placebo en un ensayo doble ciego aleatorio, en el cual tanto los investigadores como los voluntarios desconocen quiénes fueron inmunizados efectivamente.
“En la etapa A de la fase II les aplicamos la vacuna a 50 voluntarios con edades entre 18 y 59 años sin contacto previo con el virus. Ahora, en la etapa B, prevista para terminar en 30 días, se está vacunando a otros 150 individuos de la misma franja etaria, pero algunos de ellos ya habían contraído el dengue anteriormente”, explicó Alexander Roberto Precioso, científico del Butantan.
Precioso afirmó que existe un excedente de 13 mil dosis de la vacuna que fueron producidas para la fase II y que podrían usarse tan pronto como salga la autorización para iniciar la fase III.
De acuerdo con Kalil, los resultados inmunológicos iniciales son “sumamente prometedores”, como así también los resultados de los primeros ensayos fase I y II realizados en Estados Unidos por el equipo del NIH.
“En todos los estudios realizados hasta ahora, la respuesta inmune es igualmente satisfactoria e importante contra los cuatro serotipos tras una única inmunización. Esto nos brinda las condiciones necesarias como para avanzar rápidamente”, dijo.
Oportunidad
Aparte de aprovechar el excedente de 13 mil dosis cuya validez es de un año, otra razón para anticipar la fase II, a juicio de Precioso, consiste en aprovechar o momento actual de alta circulación del virus del dengue, lo cual permitiría comprobar más rápido la eficacia de la vacuna.
“Es necesario exponer a los voluntarios vacunados al virus para estar seguros de la capacidad protectora de la vacuna. Esto podría tardar más tiempo en un período de baja ocurrencia de la enfermedad. Frente a la situación epidemiológica que vive Brasil, en particular la región sudeste y en el estado de São Paulo, el Butantan está elaborando un programa específico cuyo objetivo es acelerar los ensayos”, dijo Precioso.
Según datos registrados por las alcaldías en el Sistema de Información de Agravamiento de Notificaciones (Sinan), el estado de São Paulo contabilizó entre enero y mediados de marzo 56.959 casos autóctonos de dengue, que corresponden a una incidencia de 136 infecciones cada 100 mil habitantes. Se registraron a su vez 67 muertes. En todo el año 2014, se confirmaron 196.800 casos y 90 muertes.
En la tercera etapa del estudio clínico, explicó Precioso, la seguridad y la eficacia de la vacuna se ponen a prueba en grupos de tres franjas etarias distintas: niños de 2 a 6 años; niños y adolescentes de 7 a 17 años y adultos de 18 a 59 años.
En caso de que los resultados sean positivos, sería posible obtener la autorización para el uso de la vacuna en 2016, según Precioso. Las estrategias de vacunación y la población que tendría prioridad para recibir la inmunización aún deberían discutirse con el Ministerio de Salud.
Según Gallina, científica del Butantan responsable de la coordinación del proyecto de desarrollo de la vacuna de dengue y del laboratorio piloto, la capacidad actual es de 500 mil dosis por año. Se está terminando una nueva planta, que inicialmente permitirá incrementar la producción hasta 12 millones de dosis anuales y escalonarla para atender a toda la población brasileña.
Gallina explicó que el proceso de elaboración de las cepas, cuyo objetivo consiste en la atenuación del virus utilizado en la vacuna tetravalente, se llevó a cabo en Estados Unidos. Los científicos del NIH desarrollaran y pusieron a prueba una fórmula líquida de la vacuna, cuya estabilidad era tan sólo de cuatro horas en refrigeración.
“Nuestro desafío en la etapa de desarrollo industrial consistió en incrementar el rendimiento y la estabilidad de la vacuna. A tal fin, introdujimos un proceso de liofilización mediante el cual la misma pasa por un aparato que extrae el agua del producto, que se convierte así en un polvo, y esto aumenta su estabilidad y la validez se extiende a un año”, comentó Gallina.
También son colaboradores del estudio los científicos estadounidenses Donald Francis (University of California), Anna Durbin (John Hopkins University School of Medicine) y Steven Whitehead (NIH).
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