En el marco de una investigación realizada en un municipio en Brasil con 3.021 personas cuyos datos se publicaron en la revista PLOS ONE, se determinó en tal sentido un porcentaje un 26 % mayor en comparación con las mujeres blancas, un 19 % más alto con relación a los hombres blancos y un 14 % por encima de los varones negros (foto: Marcello Casal Jr/Agência Brasil)
En el marco de una investigación realizada en un municipio en Brasil con 3.021 personas cuyos datos se publicaron en la revista PLOS ONE, se determinó en tal sentido un porcentaje un 26 % mayor en comparación con las mujeres blancas, un 19 % más alto con relación a los hombres blancos y un 14 % por encima de los varones negros
En el marco de una investigación realizada en un municipio en Brasil con 3.021 personas cuyos datos se publicaron en la revista PLOS ONE, se determinó en tal sentido un porcentaje un 26 % mayor en comparación con las mujeres blancas, un 19 % más alto con relación a los hombres blancos y un 14 % por encima de los varones negros
En el marco de una investigación realizada en un municipio en Brasil con 3.021 personas cuyos datos se publicaron en la revista PLOS ONE, se determinó en tal sentido un porcentaje un 26 % mayor en comparación con las mujeres blancas, un 19 % más alto con relación a los hombres blancos y un 14 % por encima de los varones negros (foto: Marcello Casal Jr/Agência Brasil)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – La pérdida dental entre mujeres negras es un 19 % mayor que entre los hombres blancos. Al considerarse únicamente el segmento femenino, las mujeres negras padecen pérdidas dentales un 26 % mayores que las mujeres blancas. Y si se considera únicamente el segmento negro, autodefinido con base en el color de la piel, las mujeres sufren pérdidas un 14 % mayores que los varones. Con cualquier criterio, las mujeres negras son las más afectadas por las pérdidas dentales.
Estos datos, obtenidos en el marco de un estudio realizado en el municipio de Campinas (en el estado de São Paulo, Brasil), se publicaron en la revista PLOS ONE. y forman parte de la tesis doctoral de Lívia Helena Terra e Souza, intitulada “La boca trabada en el racismo. Las desigualdades raciales en las condiciones de salud bucal”, que ha sido laureada en dos ocasiones: con la Mención Honorífica del Premio Capes de Tesis (2022), otorgado por la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes), vinculada al Ministerio de Educación de Brasil, y con el Premio de Reconocimiento Académico en Derechos Humanos (2021), otorgado por la Universidad de Campinas (Unicamp) y por el Instituto Vladimir Herzog (IVH).
“Entrevistadores capacitados, con un cuestionario precodificado aplicado por medio de tablets, recabaron los datos de 3.021 personas con una edad mínima de 10 años. Las preguntas fueron las siguientes: ‘¿Se te ha caído algún diente [superior o inferior]? En caso de respuesta afirmativa, ¿se te ha caído uno, más de uno o se te han caído todos los dientes?’. No se tuvieron en cuenta los dientes de leche, las muelas del juicio y los dientes extraídos para poner aparatos”, comenta Terra e Souza.
La investigadora informa que, entre las personas entrevistadas, el 52 % ya había perdido al menos un diente. Pero que, en el conjunto, se detectó una fuerte disparidad con relación a las pérdidas, fundamentalmente cuando se cruzaban las variables “raza” y “sexo”, lo que hacía de las mujeres negras el segmento más afectado.
El artículo apunta a interpretar este resultado al afirmar que “la raza puede considerarse como un concepto construido socialmente por dinámicas históricas y relaciones de poder”. Y a su vez, destaca que “el estatus socioeconómico está sujeto al fuerte impacto de las desigualdades raciales”, y que la población negra posee “menores ingresos y un menor nivel educativo; y tiende a vivir en zonas de alta vulnerabilidad social”.
Aparte de los determinantes económicos, en el texto se consigna que es necesario tener en cuenta otras desventajas, que han tendido a perdurar en diversas dimensiones de la vida, aun después de la abolición de la esclavitud negra: “Las minorías raciales, los negros en este caso, pueden incorporar biológicamente los efectos del racismo, con exposiciones discriminatorias cotidianas. Adversidades padecidas en el transcurso de la vida, como la pobreza, el estrés psicosocial, los estereotipos y el contexto habitacional, pueden afectar la salud física y mental, alterando las funciones cardiocirculatorias, metabólicas e inmunológicas. En la salud bucal, es posible que las inequidades se deban a la pobreza, a los menores niveles de educación o a la discriminación en los cuidados de salud”.
Con respecto al impacto de las desigualdades de sexo sobre la salud, el artículo apunta “los aspectos históricos de la opresión de las mujeres, que perduran hasta los días actuales, fundamentalmente en lo que atañe a la situación de ingresos, trabajo, doble jornada y violencia”. Y añade que “estas cuestiones parecen tener efectos sobre la salud, especialmente en el aspecto emocional”, para luego ponderar que en las variables de “conductas de riesgo” y “mortalidad precoz”, el panorama es desfavorable para los varones, mientras que las mujeres parecen ser más vulnerables a las condiciones de salud limitantes y crónicas.
El cuidado metodológico
Una extensa parte del referido artículo, de libre acceso, está dedicada a la descripción de los cuidados metodológicos que los investigadores adoptaron para evitar o corregir eventuales sesgos en el estudio, en la selección de los datos y en el cruzamiento de las variables. “La identificación del papel de determinantes distales como la raza y el sexo, con los cuales nacen las personas, en la aparición de una enfermedad que se manifestará décadas después, reviste grandes desafíos metodológicos. Efectuamos todo el esfuerzo necesario con miras a mitigar posibles errores”, dice el médico Fredi Alexander Diaz-Quijano, docente de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (FSP-USP) y coautor del estudio.
La profesora Margareth Guimarães Lima, coordinadora del Programa de Posgrado en Salud Colectiva de la Facultad de Ciencias Médicas de la Unicamp y directora de la investigación doctoral de Terra e Souza, hace la salvedad de que los datos se recabaron entre los años 2014 y 2015, y no pudieron actualizarse a causa de las limitaciones que impuso la pandemia.
“Estas investigaciones se hacen cada cinco años. En este caso, no pudo repetírsela ni en 2020 ni en 2021, pero ya estamos en campo nuevamente ahora y hasta mediados de 2023”, comenta.
La directora de la tesis cree que, pese al desfasaje cronológico de los datos, los resultados del estudio siguen espejando la situación real. Y en este punto se hace necesario añadir que el cuadro de desigualdades puede incluso haberse agravado durante los últimos cuatro años, con el deterioro del nivel económico de millones de brasileños hacia niveles ubicados por debajo de la línea de pobreza, y el resurgimiento del fenómeno del hambre.
Este estudio contó con la financiación de la FAPESP en el marco de dos proyectos (17/23995-9 y 12/23324-3).
Puede accederse a la lectura del artículo Race (black-white) and sex inequalities in tooth loss: a population-based study en el siguiente enlace: journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0276103.
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