Se compararon en un estudio las notas obtenidas por más de un millón de alumnos brasileños en el Examen Nacional de Desempeño de Estudiantes, y se arribó a la conclusión de que los resultados de los ingresantes por cupos y de quienes accedieron al Fondo de Financiación Estudiantil equivalen a los de sus compañeros (imagen: Wikimedia Commons)
Se compararon las notas obtenidas por más de un millón de alumnos brasileños en el Examen Nacional de Desempeño de Estudiantes y los resultados de los ingresantes por cupos inclusivos equivalen a los de sus pares
Se compararon las notas obtenidas por más de un millón de alumnos brasileños en el Examen Nacional de Desempeño de Estudiantes y los resultados de los ingresantes por cupos inclusivos equivalen a los de sus pares
Se compararon en un estudio las notas obtenidas por más de un millón de alumnos brasileños en el Examen Nacional de Desempeño de Estudiantes, y se arribó a la conclusión de que los resultados de los ingresantes por cupos y de quienes accedieron al Fondo de Financiación Estudiantil equivalen a los de sus compañeros (imagen: Wikimedia Commons)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – La calificación de los alumnos universitarios que se aprestan a recibirse y que ingresaron a la educación superior mediante acciones de inclusión equivale o incluso supera a la de sus compañeros. Ésta fue la conclusión de un estudio en el cual se comparó el desempeño de más de un millón de alumnos brasileños en el Examen Nacional de Desempeño de Estudiantes (Enade) durante el trienio 2012-2014.
La investigación estuvo a cargo de Jacques Wainer, profesor titular del Instituto de Computación de la Universidad de Campinas, y Tatiana Melguizo, profesora asociada de la Rossier School of Education de la University of Southern California. Y contó con el apoyo de la FAPESP mediante la concesión de una Beca de Investigación a Wainer para su trabajo en la USC, intitulado “Dos resultados en educación: las computadoras y la educación primaria y estudios comparativos de acciones sociales en universidades brasileñas”.
Los resultados salieron publicados en el artículo intitulado “Las políticas de inclusión en la educación superior: evaluación del desempeño de los alumnos basado en el Enade de 2012 a 2014”.
Las acciones de inclusión contempladas fueron el sistema de cupos raciales o sociales, que reserva plazas en las universidades destinadas a estudiantes negros, indígenas, discapacitados o egresados de escuelas públicas y de bajos ingresos; el Programa Universidad para Todos (Prouni), que ofrece becas de estudio totales o parciales a estudiantes provenientes de familias de bajos ingresos en instituciones privadas de educación superior, y el Fondo de Financiación Estudiantil (Fies), que financia los estudios de grado en la educación superior de estudiantes inscritos en carreras superiores no gratuitas.
“Nuestro objetivo consistía en medir si el rendimiento de los alumnos que se beneficiaron con las acciones de inclusión impulsadas por el gobierno federal brasileño era equivalente o no al de sus compañeros de aula que no contaban con dichos beneficios. Para ello utilizamos datos del Enade, denominado comúnmente ‘provão’ en Brasil, referentes a más de un millón de estudiantes, es decir, un tercio de la cantidad total de alumnos de la educación superior graduados entre 2012 y 2014”, declaró Wainer a Agência FAPESP.
El investigador subrayó que no realizó un muestreo estadístico, sino un mapeo exhaustivo. Sucede que, en la prueba del Enade, las áreas contempladas se repiten cada tres años. De este modo, si hubo un examen destinado a una determinada área en 2012, lo propio no ocurrió durante los dos años posteriores, 2013 y 2014. En 2012 quedaron contempladas las áreas referentes a tecnología y ciencias sociales aplicadas, en 2013 lo fueron las ciencias de la salud y en 2014 las ciencias exactas y las humanidades.
“De este modo, trabajando con todos los datos del período 2012-2014, pudimos llevar a cabo el mapeo del desempeño de un tercio de los alumnos graduados durante ese período. Y el resultado que obtuvimos indicó que las notas de los alumnos ingresantes por cupos o que se hicieron acreedores a la financiación del Fies no exhibían diferencias importantes con respecto a las de sus compañeros de aulas. En cuanto a los alumnos que obtuvieron becas del Prouni, sus notas fueron mucho mejores que las de sus compañeros de aulas”, resumió Wainer.
La diferenciación entre cada tipo de alumno en lo que concierne a las acciones de inclusión fue posible porque, al hacer el Enade, el egresado de la universidad debe responder un cuestionario en el cual informa si obtuvo o no beneficios de cupos, del Prouni o del Fies. Los datos a disposición son anónimos, por supuesto. Y fue con base en éstos que los investigadores pudieron llevar a cabo este estudio.
El estándar de notas
Para estandarizar las notas de todos los alumnos y contar con términos de comparación, de manera tal que la posibilidad de que el examen en una determinada área haya sido más fácil o más difícil que en otra no enmascare la evaluación real de la capacitación de los alumnos, los investigadores se valieron del siguiente recurso: consideraron la nota de cada alumno, sustrajeron de la misma el promedio de notas de la respectiva carrera y dividieron el resultado por la desviación estándar de las notas de la carrera en cuestión. “Así fue como supimos cuántos múltiplos de la desviación estándar las notas de los alumnos se ubicaban por arriba o por debajo del promedio”, explicó Wainer.
Esto permitió que, independientemente de las facilidades o las dificultades de las pruebas, fuese posible comparar los desempeños entre distintos alumnos. Y por ende, comparar a alumnos de todas las carreras y no de carreras separadas, lo cual posibilitó un avance con relación a investigaciones anteriores.
En estudios realizados anteriormente ya se habían obtenido resultados importantes en la investigación del tema. Especialmente en las investigaciones sobre el desempeño comparativo de ingresantes por cupos y no ingresantes por cupos realizadas en la Universidad Federal de Bahía (UFBa) y en la Universidad de Brasilia (UnB), entre otras. Sin embargo, como se basaban en datos de una sola universidad, no permitían develar un cuadro general objetivo. Cualquier generalización sólo podía basarse en inferencias. Al trabajar con datos del Enade, por lo tanto, nacionales, esta nueva investigación da un paso al frente, al mostrar el panorama completo.
En la cuestión de los cupos, las investigaciones anteriores habían demostrado que los alumnos ingresantes por cupos obtenían logros tan buenos como los de los no ingresantes por cupos, excepto en las llamadas “carreras de alto prestigio” (medicina, ingeniería, etc.).
“Nuestros datos no permitían discriminar quiénes provenían o no de carreras de alto prestigio. Pero adoptamos el siguiente criterio: combinando las variables ‘carrera’, ‘universidad’ y ‘ciudad’, definimos las ‘aulas’ cuyos promedios se ubicaban entre el 10% mayor en el examen específico del Enade. Nuestra suposición fue que esas ‘aulas’ correspondían a carreras de nivel elevado, toda vez que los alumnos habían obtenido notas muy superiores al promedio. E incluso en esas ‘aulas’, no verificamos diferencias importantes entre el desempeño de ingresantes por cupos y de no ingresantes por cupos”, detalló Wainer.
Grupos indistinguibles
Y aquí se hace necesario explicar qué entiende el investigador que es una “diferencia importante”. “Para establecer este criterio, consideramos al 5% de los alumnos que obtuvieron notas inmediatamente superiores al promedio y al 5% de los alumnos que obtuvieron notas inmediatamente inferiores al promedio. Y convinimos que las diferencias entre esos dos grupos no eran relevantes como para definir qué era una mejor o peor preparación. En términos prácticos, para la contratación laboral de un estudiante, por ejemplo, podrían tenerse a ambos grupos como indistinguibles”, expuso Wainer.
“Esto nos suministró una medida de lo que era importante o no en términos de diferencia. Estos porcentajes del 5%, por encima o por debajo del promedio, no se refieren a las notas sino a la cantidad de alumnos. Definieron los conjuntos del primer 5% que obtuvo notas que superaron el promedio y del primer 5% cuyas notas se ubicaron por debajo del mismo. La diferencia entre los promedios de notas de esos dos conjuntos fue de 0,13. De este modo, establecimos como importante una diferencia de notas superior a un 13%. Y cualquier diferencia menor que eso se interpretó como un desempeño equivalente. Cuando decimos que los alumnos del Prouni tuvieron desempeño mucho mejor que el de sus compañeros fue porque la diferencia entre las notas, en ese caso, fue muy superior al 13% y llegó efectivamente casi al 40%”, detalló el investigador.
La explicación de ese desempeño tan diferenciado es la selección que se efectúa en el Prouni para la concesión de becas (entre otros requisitos, para su inscripción en el proceso selectivo, los alumnos deben obtener al menos 450 puntos en el Enem, el Examen Nacional de la Enseñanza Media) y los criterios bastante exigentes para mantenerse dentro del programa (entre otros requisitos, para mantener las becas, los alumnos deben lograr la aprobación en al menos el 75% de las asignaturas que se dictan durante el semestre).
En la lista de las acciones de inclusión, el sistema de cupos raciales o sociales ha sido y sigue siendo la que más divide opiniones. Pese a la existencia de una vasta literatura acumulada, pocos de los que se manifiestan sobre este tema se dan el trabajo de respaldar sus puntos de vista en investigaciones, según el investigador. La idea de reparación de una deuda histórica, que constituye el fundamento de esta política, cuenta con opositores y apoyadores acérrimos.
“Resulta difícil que unos u otros modifiquen su pensamiento con base en argumentos numéricos. Sin embargo, para aquéllos que buscan criterios más objetivos, nuestro estudio suministra un importante aporte”, enfatizó Wainer.
“Uno de los argumentos utilizados en el discurso anticupos fue que ese sistema causaba una pérdida para la sociedad, pues los ingresantes por cupos les quitaban plazas a los alumnos más capacitados y, una vez graduados, se transformaban en profesionales menos calificados que los que no ingresaron por cupos. Para mi sorpresa incluso, nuestra investigación desmintió esa hipótesis. Si consideramos que el Enade constituye un buen medidor de la calificación de los alumnos egresados de las universidades, deberemos admitir, con base en la sistematización de los datos, que las calificaciones de los ingresantes por cupos y de los no ingresantes por cupos en lo que hace al desempeño de actividades profesionales se equivalen”, concluyó.
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