Las instituciones públicas de investigación y de enseñanza de Brasil afrontan desafíos tales como el corporativismo y la falta de adopción de parámetros internacionales, apuntan participantes en un encuentro (foto: Jardel Rodrigues/SBPC)
Las instituciones públicas de investigación y de enseñanza de Brasil afrontan desafíos tales como el corporativismo y la falta de adopción de parámetros internacionales, apuntan participantes en un encuentro
Las instituciones públicas de investigación y de enseñanza de Brasil afrontan desafíos tales como el corporativismo y la falta de adopción de parámetros internacionales, apuntan participantes en un encuentro
Las instituciones públicas de investigación y de enseñanza de Brasil afrontan desafíos tales como el corporativismo y la falta de adopción de parámetros internacionales, apuntan participantes en un encuentro (foto: Jardel Rodrigues/SBPC)
Elton Alisson, de São Carlos | Agência FAPESP – Las universidades públicas de investigación de Brasil han evolucionado mucho durante las últimas décadas en términos de elevación de la calidad y la cantidad de su producción científica, y en lo que hace a su inserción internacional, a la relación entre enseñanza e investigación y a la interacción con la empresas.
Sin embargo, para alcanzar la excelencia internacional, las instituciones de enseñanza e investigación brasileñas deben superar una serie de retos relacionados con su gobernanza institucional.
Esta evaluación estuvo a cargo de los participantes en una mesa redonda referente a los nuevos estándares de gobernanza e institucionalidad de la universidad pública, realizada el pasado martes 14 de julio, durante la 67ª Reunión Anual de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC).
La reunión, inaugurada el domingo 12, se extendió hasta el sábado 18 en el campus de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar).
Para Carlos Henrique de Brito Cruz, director científico de la FAPESP, para contar con universidades de excelencia, es necesario que Brasil aspire a tener universidades excelentes mundialmente, y no una cantidad de universidades todas iguales y con un estándar mediano.
“Tal vez sea posible tener entre cinco y siete universidades de excelencia mundial en Brasil, a lo sumo, y con mucho esfuerzo, y si el panorama económico del país mejora, quizá diez, pues se necesitan recursos económicos y gente calificada, que sepa cómo hacerlas funcionar”, subrayó Brito Cruz.
De acuerdo con el director científico de la Fundación, algunas universidades públicas de investigación de Brasil –tales como las universidades de São Paulo (USP), Estadual de Campinas (Unicamp) y Estadual Paulista (Unesp)– ya están vistas como competitivas internacionalmente, exhiben un nivel de interacción con empresas comparable al de las 20 universidades estadounidenses que más concretan asociaciones con empresas para la realización de investigaciones y tienen autonomía en la administración de sus presupuestos.
Por otra parte, el conjunto de las universidades públicas de investigación brasileñas afrontan desafíos tales como el escaso impacto internacional de sus investigaciones –medido según la cantidad de citas de los artículos científicos que publican a cargo de científicos de otros países– aparte del corporativismo, la escasa estabilidad de la financiación y la falta de adopción de parámetros internacionales, ponderó.
“Existe una tendencia de las universidades públicas de investigación en Brasil a mirarse demasiado a sí mismas y mirar poco hacia fuera, y una cierta renuencia a adoptar referencias académicas que más universales”, sostuvo Brito Cruz.
“En vez de pensar en ser las mejores de sus regiones, es necesario que se estructuren para ser mejores internacionalmente, mirando hacia el mundo como referencia de calidad”, apuntó.
Experiencia internacional
Si se pretende crear universidades públicas de investigación de excelencia en Brasil, se hace necesario estudiar y evaluar la experiencia internacional, según indicaron los participantes en el encuentro.
En los últimos años, países como Francia, Alemania, China, Singapur y el Reino Unido han implementado iniciativas gubernamentales tendientes a estimular y hacer posible que algunas de sus universidades se ubiquen en mejores puestos en los rankings de las mejores universidades de investigación mundiales.
En Francia, por ejemplo, hay universidades que se están fusionando, pues arribaron a la conclusión de que había demasiadas universidades, cada una dedicada a una determinada área del conocimiento y ninguna con la fuerza suficiente como para figurar entre las mejores instituciones internacionales, ejemplificó Brito Cruz.
“Algunas universidades francesas se están uniendo para convertirse en instituciones más poderosas, y el gobierno francés les está suministrando los medios, y está facilitando el proceso. Pero, para ello, deben competir por los recursos presentando planes y demostrando que son capaces de alcanzar la meta de erigirse en universidades de investigación de excelencia mundial”, comentó.
Según Brito Cruz, todas las iniciativas internacionales recientes orientadas hacia la creación de universidades de excelencia mundial destacan la necesidad de que exista un equilibrio entre las actividades de investigación y de enseñanza en las instituciones.
“Los países que están implementando estas iniciativas no pretenden que sus universidades se transformen en institutos de investigación de primera categoría y que abandonen la enseñanza y la formación de sus estudiantes, que es una de las misiones de las universidades”, afirmó.
También de acuerdo con Brito Cruz, otros puntos relevantes en las iniciativas internacionales tendientes a hacer que las universidades de investigación logren la excelencia mundial son el desarrollo de una infraestructura institucional de apoyo a la enseñanza y al posgrado y la autonomía pedagógica, económica y de gestión, incluso para la contratación de recursos humanos.
Asimismo, es necesario que estas instituciones cuenten con recursos estables durante un plazo razonablemente largo, e iniciativas tendientes a dar impulso al posgrado y a la investigación, al mismo tiempo en conexión con el pregrado.
“Quizá Brasil pueda tener universidades excelentes internacionalmente un poco más rápido de lo que estamos haciéndolo, de concretarse un acuerdo entre el gobierno federal y las gobernaciones de los estados para elaborar un plan nacional que permita que algunas universidades públicas de investigación brasileñas se ubiquen entre las 20 mejores en el mundo en un lapso de diez años, por ejemplo”, sugirió Brito Cruz.
Avances
A juicio de Jailson Bittencourt de Andrade, de la Secretaría de Políticas y Programas de Investigación y Desarrollo (Seped) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI), en los últimos años han empezado a formarse en Brasil estructuras de investigación que ponen en práctica estándares de excelencia internacionales, como en el caso de los Institutos Nacionales de Ciencia y Tecnología (INCTs).
Pero es necesario que los estándares de gobernanza que adoptan esos 126 institutos de investigación distribuidos por el país –financiados por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) con el apoyo de las Fundaciones de Apoyo a la Investigación Científica de los estados, como la FAPESP–, sean interiorizados en las universidades públicas de investigación de Brasil.
“Urge concretar un cambio radical en nuestras universidades, lo que comprende modificaciones en los currículos, la eliminación del corporativismo y un rediseño de sus formas de organización”, sostuvo.
Para Abilio Afonso Baeta Neves, director presidente de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica de Rio Grande do Sul (FAPERGS) los desafíos de las universidades públicas brasileñas son similares a los de la comunidad internacional.
Sin embargo, el problema reside en que no está llevándose a cabo en una reflexión sobre estos problemas que desemboque en la elaboración de una política de transformación destinada a la creación de una nueva universidad en Brasil, ponderó.
“Estamos emitiendo señales contradictorias e implementando acciones que castigan a la interdisciplinariedad y la creatividad. Falta una política de educación superior en Brasil”, sostuvo.
También participó en la mesa redonda Luiz Roberto Liza Cury, del Consejo Nacional de Educación (CNE) del Ministerio de Educación (MEC).
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