Las tres universidades públicas del estado de São Paulo –USP, Unicamp y Unesp– articulan una oficina de gestión de indicadores. La cooperación y la interoperabilidad de datos podrán extenderse a instituciones federales de Brasil (foto: Felipe Maeda/ Agência FAPESP)
Las tres universidades públicas del estado de São Paulo –USP, Unicamp y Unesp– articulan una oficina de gestión de indicadores. La cooperación y la interoperabilidad de datos podrán extenderse a instituciones federales de Brasil
Las tres universidades públicas del estado de São Paulo –USP, Unicamp y Unesp– articulan una oficina de gestión de indicadores. La cooperación y la interoperabilidad de datos podrán extenderse a instituciones federales de Brasil
Las tres universidades públicas del estado de São Paulo –USP, Unicamp y Unesp– articulan una oficina de gestión de indicadores. La cooperación y la interoperabilidad de datos podrán extenderse a instituciones federales de Brasil (foto: Felipe Maeda/ Agência FAPESP)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Las tres universidades estaduales paulistas se han unido para desarrollar nuevas métricas de evaluación de rendimiento y de comparaciones internacionales. La idea es crear un sistema digital de uso común, mantenido por las oficinas responsables de la gestión de indicadores de dichas universidades. Este sistema podrá evaluar con mayor precisión no solo el rendimiento sino también el impacto socioeconómico, cultural y ambiental de las universidades públicas.
La cooperación entre la Universidad de São Paulo (USP), la Universidad de Campinas (Unicamp) y Universidade Estadual Paulista (Unesp) tiene el objetivo de que las métricas de rendimiento sean interoperables, con auditoria previa de los indicadores enviados para el establecimiento de comparaciones internacionales.
Esta iniciativa cuenta con el apoyo de la FAPESP en el marco del proyecto intitulado “Indicadores de rendimiento en las universidades estaduales paulistas”, vinculado al Programa de Investigaciones en Políticas Públicas de la Fundación y renovado hasta el año 2022.
Este estudio, encabezado por el profesor de la USP Jacques Marcovitch y por el Consejo de Rectores de las Universidades Estaduales Paulistas (Cruesp), cuenta con la colaboración de la Secretaría de Desarrollo Económico, Ciencia y Tecnología de la Gobernación de Estado de São Paulo.
La USP, por ejemplo, ya ha instalado una nueva oficina de gestión de indicadores, y está organizando cambios en los sistemas tecnológicos de captación y distribución de datos. La Unicamp está reformando estructuras internas con el objetivo de generar datos que puedan utilizarse en su planificación estratégica. En tanto, la Unesp implementa un plan multidisciplinario y a largo plazo destinado al análisis de las relaciones posibles entre el rendimiento académico y las tendencias que muestran los rankings.
“Los rankings en las universidades se han vuelto sumamente populares, y no solo entre académicos, periodistas y administradores de educación, sino también entre la población en general. Sin embargo, se los observa desde una óptica bastante distorsionada, como si fuesen una olimpíada global en la cual las universidades compiten unas con otras, y así se ganan o se pierden lugares”, dijo Marco Antônio Zago, presidente de la FAPESP, durante la apertura del II Foro “Indicadores de Rendimiento Académico y Comparaciones Internacionales: Impactos en la Sociedad”, realizado el pasado 18 de octubre en el auditorio de la Fundación.
Para Zago, existe un efecto indeseable generado por la profusión de nuevos índices e indicadores. “Por eso nuestra responsabilidad, como universidades importantes, consiste en responder de manera fundamentada al reto de identificar indicadores de relevancia y asegurar la calidad, teniendo en cuenta la heterogeneidad de las universidades y su influencia sobre la ciudad, el estado y el país”, dijo.
Para repensar la universidad
Este encuentro también fue el escenario de la presentación del libro Repensar a Universidade II: Impactos para a Sociedade, la segunda publicación del proyecto, con artículos sobre evaluaciones de rendimiento en las universidades y que estipula nuevas métricas de rendimiento con miras a ampliar su presencia en comparaciones internacionales, con despliegues que se cumplirán hasta 2022.
“Este proyecto es fundamental, pues como universidad estamos sufriendo ataques que nunca habían existido en nuestro país. Es importante entender esta motivación y también mostrarle a la sociedad en general el impacto socioeconómico de las universidades. Esto solo es posible comunicando datos y mostrando resultados”, dijo Marcelo Knobel, presidente del Cruesp y rector de la Unicamp.
El complejo estadual paulista de educación superior e investigación científica responde por el 33,8% de toda la producción científica de Brasil. Y pretende agregarle al proyecto datos referentes a las universidades federales brasileñas, que también están abriendo sus oficinas de métricas (e-datos). Estaban presentes en el foro rectores y representantes de la Universidad Federal de Itajubá (Unifei), la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), la Universidad Federal de Ceará (UFC) y la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp).
“Ninguna universidad evoluciona si no se la compara efectivamente con otras para cotejar sus avances. Es necesario pensar colectivamente y promover un movimiento en favor de la calidad de las instituciones de educación superior en Brasil. La universidad contemporánea convierte a la alteridad en uno de sus fundamentos”, dijo Marcovitch, quien puso de relieve que esta iniciativa constituye un esfuerzo inédito en Brasil y tendiente a construir una política pública que apunte a contar con mejores índices de excelencia y con nuevos lugares en las comparaciones exteriores.
Un puente con la sociedad
A tal fin, se dictará un curso en marzo de 2020 sobre indicadores y métricas asociados con el monitoreo del rendimiento académico y las comparaciones internacionales. Entre las próximas acciones del proyecto se encuentra el enfoque en la digitalización.
“En el transcurso del proyecto hemos visualizado el impacto de la digitalización de contenidos y el papel de las universidades no solo como generadoras sino también como curadoras de conocimientos”, dijo Marcovitch.
El rol del curador de las universidades cobró relieve en la conferencia de Priscila Cruz, presidenta ejecutiva de Todos por la Educación, un movimiento de la sociedad civil brasileña. Cruz abogó por la necesidad de la universidad no solo en la formación de docentes, sino también en los resultados de las investigaciones necesarios para la formulación de políticas públicas basadas en evidencias.
“Nadie dice que la educación pública de calidad no es importante. Sin embargo, y contradictoriamente, no le hemos dado a la misma la debida prioridad. Debemos salir de la retórica, fortaleciendo puentes con la universidad para, con base en la producción académica, ayudar a los gobiernos a producir soluciones urgentes en la educación. Así es como será posible construir un país justo en el campo de la educación, pero con un reflejo muy fuerte en la economía, en la distribución del ingreso y en la garantía de otros derechos", dijo Cruz.
Un ejemplo histórico de puente creado entre la universidad y un sector socioeconómico puede verse en el área agrícola. En uno de los artículos que constituyen el libro, Solange Santos y Rogerio Mugnaini, investigadores de la Escuela de Comunicación y Artes de la USP (ECA-USP), analizaron la producción de las tres universidades públicas paulistas entre los años de 2007 y 2016. En dicho período hubo un aumento de la internacionalización del 44% al 64% en ciencias agrarias. Estos datos se midieron con base en artículos publicados en las plataformas Scielo y Web of Science.
De acuerdo con Santos, la formación de capital humano y de conocimiento se concreta fundamentalmente en las universidades. “Es un área prioritaria para el país, por su relevancia social, impacto económico y ambiental. Hasta la década de 1980, Brasil era un gran importador de alimentos, y pasó a ser una gran potencia productora. Nuestros resultados muestran que el país logró eso merced a la investigación y a la formación de capital humano –factores que están fuertemente relacionados con las universidades– en un área cuyo impacto social, económico y ambiental es muy grande”, dijo Santos.
La publicación muestra también el impacto del posgrado de la USP en la calidad de otras universidades mediante el análisis de datos de los más de 50 mil egresados entre 1970 y 2014. Los resultados revelan que el 52% son docentes en universidades de Brasil o del exterior. “En el caso de la UFABC [la Universidad Federal del ABC, en la Región Metropolitana de São Paulo], el 52% de los docentes se graduaron en la USP. En la Unesp llegan al 40%, y en la Unicamp, al 34%”, dijo Aluísio Segurado, coordinador del Oficina de Gestión de Indicadores de Rendimiento Académico (Egida) de la USP.
De acuerdo con Teresa Atvars, coordinadora general de la Unicamp, los nuevos indicadores y las métricas constituirán para la universidad una herramienta de disciplina para la toma de decisiones. En la comparación entre instituciones, subraya, también se debe tener en cuenta el contexto y el modus operandi que diferencia a cada universidad.
“En el caso de la Unicamp, se trata de una universidad abarcadora en enseñanza, investigación y extensión y con un impacto enorme en el área de la salud. De esta forma, el análisis no puede estar fundamentado únicamente en datos objetivos sino también en información cualitativa”, dijo.
Para Sabine Righetti, coordinadora académica del RUF – Ranking Universitário Folha (una iniciativa del periódico Folha de S.Paulo, uno de los mayores diarios de Brasil), las universidades trabajan con métricas diferentes. “Las universidades son sumamente distintas entre sí y los rankings apuntan a todas ellas como si fuesen la misma cosa. Pero es importante que esto no suceda para que no se corra el riesgo de implementar políticas públicas equivocadas”, dijo.
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