Un estudio que es el resultado del trabajo de 137 expertos de 24 países, coordinado por científicos de programas FAPESP, servirá de apoyo a políticas de la gobernación del estado de São Paulo (foto: Claudio Arouca/ FAPESP)

Latinoamérica posee el mayor potencial de expansión de la bioenergía
07-05-2015

Un estudio que es el resultado del trabajo de 137 expertos de 24 países servirá de apoyo a políticas de la gobernación del estado de São Paulo

Latinoamérica posee el mayor potencial de expansión de la bioenergía

Un estudio que es el resultado del trabajo de 137 expertos de 24 países servirá de apoyo a políticas de la gobernación del estado de São Paulo

07-05-2015

Un estudio que es el resultado del trabajo de 137 expertos de 24 países, coordinado por científicos de programas FAPESP, servirá de apoyo a políticas de la gobernación del estado de São Paulo (foto: Claudio Arouca/ FAPESP)

 

Por Diego Freire

Agência FAPESP – La bioenergía puede llegar a proveer una cuarta parte de la energía mundial en 2050, con la consiguiente disminución de contaminantes y de emisiones de gases de efecto invernadero y la promoción del desarrollo sostenible, entre otros diversos beneficios económicos y sociales.

El conocimiento científico y tecnológico merced al cual pueden desarrollarse estos potenciales fue compilado en el informe internacional intitulado Bioenergy & Sustainability: bridging the gaps, una iniciativa de la FAPESP junto al Comité Científico sobre Problemas del Medio Ambiente (Scope, por sus siglas en inglés), una agencia intergubernamental asociada a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Este informe, presentado en la sede de la FAPESP (São Paulo, Brasil) el 14/04, durante una mesa redonda sobre Bioenergía y Sostenibilidad, se utilizará para dotar de base a políticas para el sector dependientes de la gobernación del estado de São Paulo, dijo Arnaldo Jardim, secretario estadual de Agricultura y Abastecimiento.

“Este trabajo representa el estado del arte de la bioenergía, una frontera muy cara a São Paulo. El gobernador Geraldo Alckmin ha tratado el tema como algo de suma importancia para el futuro de la agricultura, y como un sector fundamental en el desarrollo económico del estado. Todo este conocimiento compilado debe incorporarse a políticas públicas y utilizarse para orientar iniciativas privadas de emprendedorismo, de modo tal que obre como referencia para la ciudadanía ambiental que necesitamos”, declaró Jardim a Agência FAPESP.

La publicación es el resultado del trabajo de 137 expertos de 24 países, reclutados en 82 instituciones y coordinados por científicos de los programas FAPESP de Investigaciones en Bioenergía (BIOEN), de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad (BIOTA) y de Cambios Climáticos Globales (PFPMCG).

“Aparte de estar considerada una alternativa valiosa desde el punto de vista de la eficiencia y de la seguridad, la bioenergía brinda importantes aportes en el plano geopolítico, ya que constituye un recurso flexible y sostenible, y contribuye también para la mitigación de los cambios climáticos. Éstas y otras ventajas de la producción adecuada de bioenergía se abordan en el informe con profundidad y base científica”, declaró Glaucia Mendes Souza, miembro de la coordinación del BIOEN y coeditora de la publicación.

La orientación de políticas públicas que apuntan al desarrollo del sector de bioenergía de manera sostenible constituye uno de los objetivos de la FAPESP con esta iniciativa, declaró en esa oportunidad Celso Lafer, presidente de la Fundación. “El hecho de que el trabajo haya sido coordinado por científicos vinculados con importantes programas de la FAPESP pone en evidencia la preocupación de esta institución con el desarrollo sostenible y con la participación multidisciplinaria de la ciencia en la formulación de políticas públicas.”

Jon Samseth, presidente del Scope, adjudicó la relevancia del informe para el desarrollo de la bioenergía al rol que cumple Brasil en el sector y en la comunidad científica internacional. “Brasil cuenta con las energías renovables como para suplir el 41% de las sus necesidades energéticas y con una comunidad científica fuerte y cada vez más relevante globalmente. Alrededor de esa capacidad se congregó un conjunto de expertos de diversas áreas de la ciencia y de distintas regiones del mundo, lo que resultó en un esfuerzo sin precedentes para concentrar en una misma publicación todo el conocimiento disponible en bioenergía.”

El desarrollo de la iniciativa privada tampoco puede prescindir del conocimiento científico del cual se da cuenta en este informe, declaró durante el simposio de presentación Elizabeth Farina, presidente de la Unión Industrial de la Caña de azúcar (Unica), quien se refirió a la importancia de la bioenergía, los biocombustibles líquidos y la bioelectricidad para la industria a corto plazo.

“Se trata de un compendio con información muy bien fundamentada científicamente, esencial para que la industria pueda discutir una agenda de políticas públicas y alternativas, que contemple especialmente el compromiso global de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Al margen de producir de manera creativa y sostenible, el desarrollo de la eficiencia energética constituye un elemento importante para la competitividad de la bioenergía”, dijo Farina.
 


Expansión

El simposio de presentación del informe Bioenergy & Sustainability: bridging the gaps, realizado en la sede de la FAPESP, contó con conferencias de editores y autores de la publicación y con la participación de científicos invitados, quienes, entre otras conclusiones del informe, destacaron el potencial latinoamericano para la expansión del sector.

“La disponibilidad de tierras destinadas a la producción de bioenergía se concentra en Latinoamérica y en el África Subsahariana, regiones cuyos territorios se están utilizando preponderantemente, aunque en baja intensidad, como pastura animal”, dijo Glaucia Mendes Souza.

De acuerdo con Luiz Augusto Horta Nogueira, de la Universidad Federal de Itajubá (Unifei), en el estado de Minas Gerais, uno de los editores asociados y coautor de diversos capítulos del informe, Latinoamérica y el Caribe cuentan con excelentes condiciones para la producción de bioenergía.

“Alrededor de 360 millones de hectáreas de tierras aptas para la agricultura de secano se encuentran disponibles en la región, lo que corresponde al 37% del total mundial y equivale a más de tres veces el área necesaria como para contemplar las necesidades alimentarias del mundo. Con una gestión adecuada y la implementación de procesos eficientes, el 20% de dicha área podría producir anualmente 24 exajulios (EJ) de biocombustibles líquidos, el equivalente a 11 millones de barriles de petróleo diarios, más que la producción actual de Estados Unidos o de Arabia Saudita.”

Horta Nogueira recordó que la expansión del sector en la región se registra desde hace ya algún tiempo. “Desde la década de 1980, varios países latinoamericanos han promovido la producción y el uso de biocombustibles. Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, Jamaica, Panamá y Perú implementaron políticas destinadas al etanol y al biodiésel. También se pusieron en práctica programas de producción de bioelectricidad y biogás y varias naciones están produciendo biocombustibles líquidos. La relevancia de esta producción depende del mercado local.”

También de acuerdo con el investigador, la bioenergía moderna está expandiéndose en América Latina y el Caribe. “La producción está aumentando, se registran avances en los marcos regulatorios, se están implementando nuevos proyectos y crece el uso de los biocombustibles”, declaró. No obstante, todavía quedan retos por superarse para desarrollar la bioenergía de manera sostenible en los países de la región.

“Se debe sortear la falta de información acerca de los impactos y los beneficios de la bioenergía y los desequilibrios del mercado, una tarea difícil en tiempos de petróleo barato. Es necesario establecer regímenes fiscales equilibrados y estables, como así también mecanismos de fijación de precios justos con miras a promover mercados de bioenergía”, destacó.

Aunque las condiciones en lo atinente a la producción de etanol suficiente como para dar cuenta del consumo potencial interno son buenas, los programas de biocombustibles no han avanzado en México y en Panamá, a causa de las distorsiones existentes en los precios y a fallas en la gestión. En el informe aparecen tanto éstos como otros casos.

“El conocimiento organizado y discutido en el Bioenergy & Sustainability se plantea en ese sentido como una importante fuente de información de calidad, con orientaciones y perspectivas adecuadas para la implementación de políticas públicas eficaces en el ámbito de la bioenergía”, dijo Horta Nogueira.

Seguridad

De acuerdo con el informe, la combinación armónica de la silvicultura con las políticas agrícolas resulta fundamental para la producción y el suministro sostenible de bioenergía mediante la integración de tierras agrícolas, bosques y pasturas, de manera tal de no comprometer la producción de alimentos o los ecosistemas. La publicación contiene en tal sentido una serie de orientaciones inherentes a la seguridad alimentaria, energética y climática de la bioenergía.

Paulo Artaxo, del Instituto de Física de la Universidad de São Paulo (USP) y coautor del informe, destacó durante la presentación aspectos relacionados con la seguridad climática de la bioenergía y su rol en el marco de una matriz energética sostenible ante los diversos desafíos contemporáneos, tales como los cambios climáticos.

“Los niveles del calentamiento global, superiores a los 2ºC, resultarán en impactos significativos y adversos sobre la biodiversidad, los ecosistemas naturales, el abastecimiento de agua, la producción de alimentos y la salud. Cualquier impacto potencial de la bioenergía debe abordarse en este contexto”, enfatizó.

De acuerdo con Artaxo, la bioenergía es fundamental para la seguridad ambiental y para la mitigación de los cambios climáticos.

“La bioenergía puede ser económicamente benéfica debido a que permite el aumento y la diversificación del rendimiento agrícola y la expansión del empleo rural mediante la producción de biocombustibles para uso local o para el mercado de exportación, por ejemplo. Los cultivos bioenergéticos, con una gestión adecuada, pueden ayudar a mantener la calidad del suelo e incluso redundar en una acumulación de carbono, llevando a una disminución de las emisiones de CO2.”, explicó.

Sin embargo, el investigador ponderó que, pese a que la bioenergía cumple un rol importante para la mitigación, existen cuestiones que deben considerarse en cuanto a la sostenibilidad de las prácticas y a la eficiencia de los sistemas de bioenergía.

“Las implicaciones negativas del uso de la tierra para la bioenergía pueden minimizarse mediante el aumento del cupo de bioenergía derivada de los bosques, de las plantaciones o de los residuos de éstas, a través de la integración de la producción a sistemas de cultivos y de la planificación del paisaje, y con el uso de tierras marginales o degradadas, entre otras medidas.”

De acuerdo con Patricia Osseweijer, de la Universidad Técnica de Delft, en Holanda, también coautora del informe, una vez más le cabe a Latinoamérica un papel importante en la expansión sostenible de la bioenergía.

“No existen tierras suficientes disponibles para la producción sustancial de bioenergía y alimentos teniendo en cuenta el crecimiento de la población mundial, y la expansión será predominantemente en el África Subsahariana y en América Latina. Tampoco existe una relación causal inherente entre la producción de bioenergía y la inseguridad alimentaria. A decir verdad, la bioenergía puede mejorar los sistemas de producción de alimentos y el desarrollo económico rural, al estimular las inversiones en la producción agrícola en áreas pobres y aportar un sistema de conmutación dinámica destinado a producir energía o alimentos siempre que sea necesario”, destacó.

Para la investigadora, el desarrollo y la evaluación de las prácticas de producción de bioenergía y de alimentos combinadas especialmente en áreas pobres y en desarrollo constituye un deber ético. “El informe plantea una serie de escenarios y contiene orientaciones importantes para que la producción de bioenergía plasme su potencial tendiente a estimular el desarrollo rural y la generación de empleo, para garantizar la seguridad energética y el desarrollo social.”

Glaucia Mendes Souza recordó que el informe suministra evidencias de que “la producción de bioenergía en áreas rurales pobres puede ayudar a expandir el crecimiento económico, y a mejorar el desarrollo del mercado de la bioeconomía y la seguridad alimentaria”. No obstante, los beneficios dependen de políticas públicas que aseguren la sostenibilidad y distribución igualitaria de los beneficios.

“La idea de que los biocombustibles compiten con la producción de alimentos y podrían derivar en un aumento de los precios se basa en suposiciones, no en hechos concretos. Lo que se está descubriendo, y el informe presenta evidencias de esto, es que la bioenergía puede establecer sinergias benéficas para la producción de alimentos, al aportarle modernización a la agricultura, poder adquisitivo a las regiones rurales y empleo allí donde muchas veces la única fuente de recursos es la agricultura de subsistencia”, dijo la investigadora.

Aparte de Mendes Souza, son editores de la publicación Reynaldo Luiz Victoria, miembro de la coordinación del PFPMCG, y Carlos Alfredo Joly y Luciano Martins Verdade, ambos de la coordinación del BIOTA. El informe pasa ahora a la fase de propagación de sus resultados, con la elaboración de resúmenes donde quedaran redactados los principales mensajes de la publicación. Están previstas presentaciones regionales en São Paulo, en Washington (en Estados Unidos, en la sede del Banco Mundial), en Bruselas (Bélgica) y en Nairobi, en Kenia.

La versión completa de Bioenergy & Sustainability: bridging the gaps se encuentra disponible para su descarga y para la lectura online en: bioenfapesp.org/scopebioenergy.

 

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