En un texto publicado en la revista The Lancet, Gabriela Lotta, investigadora de un centro científico apoyado por la FAPESP, pone de relieve la vulnerabilidad de estos trabajadores sanitarios y el potencial que podrían desplegar en actividades tales como la difusión de la información, el combate contra las fake news, el rastreo de contactos y el control del aislamiento de casos confirmados de COVID-19 (foto: Gabriela Lotta/CEM)
En un texto publicado en la revista The Lancet, Gabriela Lotta, investigadora de un centro científico apoyado por la FAPESP, pone de relieve la vulnerabilidad de estos trabajadores sanitarios y el potencial que podrían desplegar en actividades tales como la difusión de la información, el combate contra las fake news, el rastreo de contactos y el control del aislamiento de casos confirmados de COVID-19
En un texto publicado en la revista The Lancet, Gabriela Lotta, investigadora de un centro científico apoyado por la FAPESP, pone de relieve la vulnerabilidad de estos trabajadores sanitarios y el potencial que podrían desplegar en actividades tales como la difusión de la información, el combate contra las fake news, el rastreo de contactos y el control del aislamiento de casos confirmados de COVID-19
En un texto publicado en la revista The Lancet, Gabriela Lotta, investigadora de un centro científico apoyado por la FAPESP, pone de relieve la vulnerabilidad de estos trabajadores sanitarios y el potencial que podrían desplegar en actividades tales como la difusión de la información, el combate contra las fake news, el rastreo de contactos y el control del aislamiento de casos confirmados de COVID-19 (foto: Gabriela Lotta/CEM)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Brasil cuenta con más de 286 mil agentes comunitarios de salud o agentes sanitarios integrados al programa nacional de atención primaria de la salud. Estos trabajadores forman una estructura de gran capilaridad, capaz de atender al 75% de la población, precisamente la parte con mayores carencias, que no tiene acceso a la medicina privada y que viene padeciendo los mayores impactos de la pandemia.
“En el mes de marzo, investigadores del Imperial College London apuntaron a Brasil como un fuerte candidato a brindar una buena respuesta a la pandemia. De acuerdo con esos científicos, el enfrentamiento basado en las acciones, la estructura y la capilaridad de los agentes sanitarios podría servir de ejemplo para otros países. Pero no fue eso lo que sucedió. No hubo un plan nacional y recién se empezó a tener en cuenta a los agentes comunitarios como trabajadores esenciales para el control de la enfermedad en el mes de julio. Como ni siquiera se los consideraba profesionales de la salud, no recibieron equipos de protección individual, por mencionar un ejemplo”, dice Gabriela Lotta, investigadora del Centro de Estudios de la Metrópolis (CEM), un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) apoyado por la FAPESP.
Lotta es docente de la Fundación Getúlio Vargas (FGV) y redactó junto a investigadores de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz, ligada al Ministerio de Salud de Brasil), la Universidad de York y la London School of Economics (ambas del Reino Unido) un texto en la sección Comment de la revista The Lancet, donde se advierte acerca de la negligencia con que se los está tratando a los agentes comunitarios de salud en el país durante la pandemia de COVID-19.
“Estos trabajadores existen en diversos países del mundo, pero la apuesta de los investigadores ingleses en Brasil se basaba en el hecho de que el país fue uno de los primeros que definió a los agentes comunitarios de salud como parte integrante de los equipos de los centros de atención primaria, que forman parte de la política pública nacional del Sistema Único de Salud [el SUS, la red nacional de salud pública de Brasil]. En la mayoría de los países estos son trabajadores desconectados del sistema de salud, ligados a organizaciones de la sociedad civil, por ejemplo”, le dice Lotta a Agência FAPESP.
De acuerdo con la investigadora, esta diferencia estructural también podría haber facilitado el ejercicio de funciones importantes de los agentes comunitarios de salud durante la pandemia. “Siempre y cuando los mismos contasen con equipos de protección disponibles y capacitación, junto a la decisión gubernamental, el apoyo y el reconocimiento de su importancia”, dice.
En los tres niveles gubernamentales
La investigadora remarca que puede tomarse el tema de los agentes comunitarios como un ejemplo importante del efecto sobre los municipios brasileños de la falta de un plan nacional de combate contra la pandemia. Sucede que, si bien los mismos actúan junto al poder municipal, toda la determinación referente a los recursos y a las funcionalidades ligadas a los agentes comunitarios de salud se ubican en la esfera federal.
“Existe una desigualdad enorme entre los municipios brasileños, y aquellos que no cuentan con recursos como para decidir por sí solos qué estrategias deben ejecutar quedan de manos atadas, pues el plan es nacional, y una parte relevante de los giros de recursos destinados a los agentes sanitarios es también federal. A los municipios les compete ejecutar. Por supuesto que, si una ciudad posee recursos, puede utilizarlos, pero las normativas principales pertenecen al gobierno federal, que define si los agentes comunitarios son profesionales de la salud o no lo son, y si es necesario pagarles el adicional de insalubridad. Todo esto compete a decisiones nacionales”, dice.
Lotta destaca que, durante los cuatro primeros meses de la pandemia, los agentes sanitarios no recibieron capacitación ni equipos de protección individual. Solamente con la ley 14.023/2020, promulgada por el presidente en 21 de julio de 2020, los agentes comunitarios de salud adquirieron el estatus de trabajadores esenciales durante la pandemia.
“Como no hubo un plan nacional y ni siquiera se los consideraba como profesionales de la salud, tan solo el 9% tuvo acceso a la capacitación para el control de infecciones y a los equipos de protección individual (EPI). Los sindicatos estiman que alrededor de 100 agentes murieron por COVID-19. Pero es posible que esa cifra sea al menos tres veces mayor”, dice Lotta.
Cabe destacar que, según el International Council of Nurses (ICN), Brasil es uno de los países donde se registran más muertes de profesionales de la enfermería por COVID-19, con 442 fallecimientos entre enfermeros, técnicos y auxiliares de enfermería, de acuerdo con los datos más recientes recabados por el Consejo Federal de Enfermería del país. Según los datos dados a conocer por el Sindicato de Médicos de São Paulo, en septiembre eran 244 los médicos fallecidos como consecuencia del nuevo coronavirus.
“Aunque llega tardíamente, la ley es bienvenida y la expectativa es buena, de implementársela. Ahora los agentes comunitarios al menos cuentan con un instrumento legal que define que solamente pueden trabajar con equipos de protección. Antes ni siquiera podían exigir protección. Se encontraban en una situación sumamente vulnerable”, afirma.
Con todo, la investigadora hace hincapié en que la ley no resuelve automáticamente el tema de los agentes sanitarios, ni su inserción en el combate contra la pandemia. “Si bien contribuye mucho, no se convertirá en una política mejor necesariamente. Los municipios por sí solos, aun con la ley aprobada, no logran priorizar a los agentes comunitarios en el combate contra la pandemia sin la definición de un plan estratégico y la asignación de recursos.”
Funciones esenciales, trabajadores esenciales
Entre las incumbencias que podrían tener los agentes durante la pandemia, Lotta destaca funciones esenciales tales como el rastreo de contacto de personas infectadas, la difusión de la información, la actuación en el combate contra las fake news y el control del aislamiento de casos confirmados.
“Estos trabajadores ya realizan un trabajo de educación sanitaria, viven en el seno de las comunidades donde actúan y gozan de una cierta legitimidad ante la población. Por ende, la información referente a las medidas de higiene, a la utilización de mascarillas y al aislamiento tendría incluso un efecto en el combate contra las fake news. Algunos pocos municipios utilizaron vehículos con altoparlantes con agentes comunitarios que informaban a la población acerca de la necesidad de concretar esos cuidados”, dice.
Lotta explica que otra posibilidad de actuación estaría en el rastreo de contacto de las personas infectadas. “Parte del trabajo de los agentes sanitarios ya consistía en entrar en contacto con la población para monitorear la necesidad de atención de la salud. Algunos poquísimos municipios brasileños y los diversos países que llevaron adelante el rastreo lo hicieron a través de agentes comunitarios de salud”, dice.
De acuerdo con la investigadora, estos trabajadores podrían también monitorear, vía teleatención, a los enfermos en situación de aislamiento residencial si cada municipalidad implicada les suministrase termómetros y oxímetros, a los efectos de ayudar de este modo en la evaluación de la necesidad y del momento ideal para concretar las hospitalizaciones.
Otra incumbencia importante de los agentes sanitarios habría sido la de actuar en las barreras sanitarias establecidas a la entrada de las ciudades. “Fundamentalmente en las localidades turísticas, la epidemia llegó con visitantes que estaban infectados y no exhibían síntomas. Algunos municipios llevaron a cabo experiencias interesantes que podrían difundirse, al poner a los agentes sanitarios a medirle la temperatura a la gente en los ingresos a las ciudades y también a informar a los visitantes acerca de la pandemia. Para ello, por supuesto, deberían contar los equipos de protección y con el apoyo municipal. Con seguridad, esas medidas aparentemente sencillas –ya que contamos con la estructura necesaria para su implementación– y tan esenciales tendrían un impacto positivo en la contención de la propagación del virus”, dice.
Puede leerse el artículo intitulado Community health workers reveal COVID-19 disaster in Brazil (doi: doi.org/10.1016/ S0140-6736(20)31521-X), de Gabriela Lotta, Clare Wenham, João Nunes y Denise Nacif Pimenta, en el siguiente enlace: www.thelancet.com/pdfs/journals/lancet/PIIS0140-6736(20)31521-X.pdf.
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