Una edición especial de una revista científica reúne el conocimiento actual sobre la vida vegetal de este ecosistema aún poco estudiado y bajo amenaza, situado en una cadena montañosa llamada Serra do Espinhaço (fotos: Thiago Sanna Freire Silva, Maria Gabriela de Camargo y Patrícia Morellato)

Los matorrales de altura poseen una gran diversidad de especies de plantas en Brasil
12-07-2018
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Una edición especial de una revista científica reúne el conocimiento actual sobre la vida vegetal de este ecosistema aún poco estudiado y bajo amenaza, situado en una cadena montañosa llamada Serra do Espinhaço

Los matorrales de altura poseen una gran diversidad de especies de plantas en Brasil

Una edición especial de una revista científica reúne el conocimiento actual sobre la vida vegetal de este ecosistema aún poco estudiado y bajo amenaza, situado en una cadena montañosa llamada Serra do Espinhaço

12-07-2018
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Una edición especial de una revista científica reúne el conocimiento actual sobre la vida vegetal de este ecosistema aún poco estudiado y bajo amenaza, situado en una cadena montañosa llamada Serra do Espinhaço (fotos: Thiago Sanna Freire Silva, Maria Gabriela de Camargo y Patrícia Morellato)

 

Por Elton Alisson  |  Agência FAPESP – En Serra do Espinhaço, una cadena montañosa existente en Brasil que se extiende por los estados de Minas Gerais y Bahía, es posible observar un tipo de vegetación antigua llamada matorral de altura [campo rupestre, en portugués], que exhibe una alta diversidad de especies de plantas, la mayor parte de ellas endémicas (es decir, que existen exclusivamente en esa región).

La ecología de este tipo de vegetación, que se encuentra amenazada y que llamó la atención de exploradores y naturalistas que pasaron por Brasil como el botánico danés Eugen Warming (1841-1924), ha sido poco estudiada hasta ahora, según apuntan los investigadores del área.

Con el objetivo de reunir el conocimiento actual sobre la vida vegetal en los matorrales de altura, la investigadora Patrícia Morellato, docente del Instituto de Biociencias de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), en su campus de la localidad de Rio Claro, en colaboración con Fernando Augusto de Oliveira e Silveira, docente del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), organizó una edición especial de la revista Flora sobre el tema.

Una parte de los resultados de los estudios publicados en la referida edición especial es consecuencia de un proyecto a cargo de Morellato en el marco de un acuerdo de la FAPESP con la compañía minera Vale y las fundaciones de apoyo a la investigación científica de los estados de Minas Gerais (Fapemig) y de Pará (Fapespa), y de un estudio que la investigadora lleva adelante ahora también con el apoyo de la FAPESP en convenio con Microsoft. Ambos proyectos tienen lugar en Serra do Cipó, una formación geológica situada en Minas Gerais, al sur de la provincia geológica de Serra do Espinhaço.

“Serra do Espinhaço –y especialmente Serra do Cipó– exhibe la mayor diversidad de especies de plantas endémicas de la flora brasileña”, declaró Morellato a Agência FAPESP.

Una de las hipótesis para explicar la diversidad y el endemismo de especies del matorral de altura de Serra do Espinhaço contempla las condiciones de la vegetación, asentada sobre una cadena de montañas larga y angosta, entrecortada por picos y valles, de alrededor de 1.000 kilómetros de extensión, formada hace más de 1.000 millones de años.

Esta cadena montañosa evolucionó geológicamente y se diversificó en diversos pequeños paisajes que componen un mosaico formado por afloramientos rocosos y pastizales húmedos, arenosos y pedregosos, además de islas boscosas. Esta diversidad de paisajes está rodeada por tres grandes biomas: el del Cerrado, la sabana brasileña, el del Bosque Atlántico y el del semiárido de la Caatinga.

“Este conjunto de características, además de las condiciones climáticas, caracterizadas por una estación fría y seca alternada con otra estación calurosa y bastante húmeda, permitió la evolución de esta flora sumamente rica en Serra do Espinhaço”, explicó Morellato.

Los investigadores refuerzan una propuesta, planteada en un artículo publicado en 2016 en la revista Plant and Soil, de incluir al matorral de altura en la clasificación de OCBIL –las siglas de Old Climatically-Buffered, Infertile Landscapes–, que designa a una vegetación antigua, climáticamente taponada y situada sobre un paisaje infértil en términos de suelo.

Esta clasificación del matorral de altura permitiría probar hipótesis teóricas referentes a la evolución de este tipo de vegetación y el reconocimiento de la comunidad científica de que es similar al Fynbos –el nombre genérico dado a la vegetación del extremo sur de África– y a la región florística del sudoeste de Australia.

“Sólo existen algunas regiones en la Tierra que tienen estas características de zonas climáticas antiguas sobre suelos infértiles y que exhiben una alta diversidad de especies”, dijo Morellato.

Cámaras y drones

La clasificación del matorral de altura como un OCBIL también permitiría impulsar la colaboración científica entre los continentes que poseen este tipo de vegetación y apoyar la conservación y el uso sostenible de este tipo de vegetación y de otros paisajes antiguos, apuntan los investigadores.

Las especies endémicas de matorral de altura, como la sempre-viva (Comanthera elegantula) y la canela-de-ema-gigante (Vellozia gigantea), se encuentran amenazadas por incendios no controlados y por la explotación excesiva. Asimismo, un área significativa de este paisaje brasileño ha sido destruida por la minería antes de que se lo hubiese podido estudiar.

“Como el matorral de altura se ubica sobre un afloramiento de rocas a menudo compuestas de hierro y otros minerales, una buena parte de este paisaje ha sido destruido por la minería. Esta actividad económica constituye hoy en día la mayor amenaza a la diversidad de este ecosistema que apenas sí conocemos”, dijo Morellato.

En el marco del proyecto realizado merced a un acuerdo entre la FAPESP, la empresa Vale y la Fapemig, la investigadora estudió las relaciones de diversas especies de plantas de Serra do Cipó con el medio ambiente (fenología), además de la polinización de las mismas, con el objetivo de desarrollar acciones de restauración.

Los resultados de estos estudios salieron publicados en un capítulo del libro intitulado Ecology and Conservation of Mountaintop grasslands in Brazil y en las revistas Ecology y PLOS ONE.

En tanto, en el marco de otro proyecto apoyado por la FAPESP y como producto de un acuerdo con Microsoft, los investigadores han empleado diversas tecnologías, tales como cámaras y drones, para monitorear la vegetación también en Serra do Cipó y estudiar sus variaciones estacionales a distintos niveles de altura.

“La idea es comprender mejor cuándo es la estación de crecimiento de la vegetación en Serra do Cipó y qué determina el comienzo y el final de dicha estación, a los efectos de identificar cuáles son los gatillos que orientan los cambios de paisaje”, explicó Morellato.

Puede leerse el número especial de la revista Flora, intitulado Plant life on campo rupestre, a megadiverse Neotropical old-growth grassland, en el siguiente enlace: sciencedirect.com/journal/flora/vol/238/suppl/C

 

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