Los países deben tomar medidas urgentes para adaptarse al cambio climático, dice el IPCC

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Agência FAPESP* –Por Elton Alisson, desde Río de Janeiro
Agência FAPESP – Los efectos del cambio climático se notan y se hacen sentir en diversos países y regiones del mundo, Brasil inclusive. Por ende, resulta necesario que los gobiernos empiecen a implementar en forma urgente medidas de mitigación y adaptación, a los efectos de disminuir la vulnerabilidad de sus poblaciones y de diversos sectores económicos a las variaciones del clima.
Estas conclusiones se desprenden del Resumen para Responsables de Políticas (SPM, por sus siglas en inglés) del Informe sobre Impacto, Adaptación y Vulnerabilidad al Cambio Climático del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), presentado el 1º de abril en la sede de la Academia Brasileña de Ciencias (ABC), en Río de Janeiro.
Este documento, que cuenta con 44 páginas, es un extracto del informe de alrededor de mil páginas sobre impacto, adaptación y vulnerabilidad climática preparado por el IPCC y presentado el 30 de marzo en Yokohama, Japón.
“El SPM fue escrito especialmente para los tomadores de decisiones de los países”, sostuvo José Marengo, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil y uno de los 1.719 autores del informe general. Marengo es el único representante brasileño que participó en la redacción de la conclusión del Resumen para Responsables de Políticas.
“Uno de los principales mensajes del documento apunta que los cambios climáticos ya están ocurriendo y afectan a las poblaciones. No necesitamos esperar otros 20 ó 30 años para ver cómo suceden eventos climáticos extremos tales como inundaciones, sequías intensas y olas de calor como las que hemos observado en Brasil durante los últimos años”, afirmó Marengo durante el evento.
De acuerdo con el científico, estos fenómenos climáticos extremos registrados en Brasil y en otros países han ayudado a entender la magnitud de las variaciones del clima y han estimulado a las naciones a implementar medidas de adaptación.
Brasil puso en marcha un programa de agricultura de subsistencia en el nordeste del país, destinado al mejoramiento de plantas adaptadas a los cambios climáticos, y se ha abocado a conservar sus principales ecosistemas: la Amazonia y el Bosque Atlántico, mediante la creación de corredores biológicos.
Así y todo, según Marengo, el país aún debe implementar acciones de adaptación permanentes, es decir, que solucionen en forma definitiva problemas relacionados con los cambios climáticos que afectan a la población.
“La primera etapa tendiente a la adaptación consiste en disminuir la vulnerabilidad ante la exposición al clima en el presente, y esto en Brasil se está haciendo de manera lenta”, evaluó. “La población del nordeste del país se ve a menudo afectada por la sequía, un problema que ha existido siempre en la región.”
La construcción de cisternas para acumular el agua de las lluvias, ejemplificó el investigador, constituye una de las medidas de adaptación a la sequía implementadas en el nordeste.
No obstante, el problema reside en que, cuando la sequía se extiende durante mucho tiempo, tal como ha sucedido en esa zona en los últimos años, resulta imposible acumular agua, pues casi no existe estación lluviosa, analizó.
“La adaptación a los cambios climáticos ha de ser una medida permanente. No es algo que se resolverá ahora, sobre un determinado problema climático que afecta a una población, y después, el año que viene, se evalúa qué puede hacerse si el surge nuevamente el problema”, afirmó.
La disminución de la pobreza
De acuerdo con los científicos autores del informe, la capacidad de adaptación a los cambios climáticos de los países de América del Sur y América Central ha mejorado en los últimos años, en parte debido a las iniciativas que han llevado adelante algunas naciones, pero también debido a la disminución de la pobreza.
Las condiciones socioeconómicas de Américas del Sur y América Central han mejorado, si bien que a un ritmo lento, desde la publicación del Cuarto Informe de Evaluación (AR4) del IPCC en 2007, señalaron los investigadores.
Sin embargo, existe todavía un elevado y persistente nivel de pobreza y de desigualdad socioeconómica en la mayoría de los países de ambas regiones, lo que ocasiona dificultades de acceso al agua potable, al saneamiento y a la vivienda adecuada, especialmente entre los grupos más vulnerables.
Este conjunto de factores tiene cuota de contribución en la escasa capacidad de adaptación a los cambios climáticos de dichas poblaciones, según se indica en el informe. “Los cambios climáticos afectarán en mayor medida a las poblaciones más pobres y que viven en las regiones más tropicales del planeta”, dijo Marengo.
En el informe se hace hincapié en que las proyecciones climáticas realizadas luego del AR4 prevén un aumento de temperatura de entre 1,7 °C y 6,7 °C en Sudamérica y entre 1,6 °C y 4 °C en Centroamérica en 2100.
En tanto, las lluvias experimentarían una merma del 22% en el nordeste de Brasil y entre el 22% y el 7% en América Central también en 2100. A su vez, serán más prolongados los períodos de sequía en la región tropical de Sudamérica y el este de los Andes, y serán más frecuentes las noches y los días calurosos en la mayoría de las regiones de Sudamérica.
También de acuerdo con el informe, aumentará la frecuencia y la intensidad de eventos climáticos extremos tales como sequías persistentes, lluvias fuertes e inundaciones.
Algunos de los posibles impactos de estas alteraciones climáticas en ambas regiones serán la extinción de hábitats y de especies significativas, fundamentalmente en la región tropical de América Latina; la sustitución de bosques tropicales por sabanas y de la vegetación semiárida por árida; el aumento de la población humana en situación de estrés hídrico (con falta de agua), y el aumento de las plagas en cultivos agrícolas y de enfermedades tales como el dengue y el paludismo.
“Los mayores impactos de los cambios climáticos en Sudamérica recaerán sobre la seguridad hídrica y alimentaria y sobre la salud de la población”, evaluó Marengo.
Alteraciones en el uso de la tierra
De acuerdo con los científicos autores del informe, las alteraciones en el uso de la tierra en ambas regiones –el desmonte y la degradación ambiental, por ejemplo– contribuyen significativamente para la desmejora ambiental y agravarán los impactos negativos de los cambios climáticos.
Pese a que los índices de desmonte en la Amazonia han disminuido sustancialmente desde 2004, hasta llegar a un promedio de 4.656 kilómetros cuadrados en 2012, zonas tales como la del cerrado, la sabana brasileña, presentan todavía altos índices de deforestación, con tasas promedio de 14.179 kilómetros cuadrados por año en el período 2002–2008, según se apunta en el informe.
“Los riesgos de los cambios climáticos pueden aumentar con el aumento de las emisiones de dióxido de carbono, producto de la quema de combustibles fósiles”, dijo Marengo.
Los altos índices de desmonte y la degradación del suelo que se han observado en la mayoría de los países de la región se atribuyen fundamentalmente a la expansión de la agricultura extensiva e intensiva para contemplar la creciente demanda mundial de alimentos.
Las dos actividades que tradicionalmente dominan la expansión agropecuaria en Sudamérica son la soja y la carne, y algunas de las áreas más afectadas por la expansión de la frontera agrícola en el país se encuentran en los bordes de la Selva Amazónica, en Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y en los Andes tropicales.
“Resulta importante considerar las necesidades políticas y legales tendientes a mantener bajo control ese proceso de alteración de la tierra en gran escala, tanto como sea posible”, se destaca en el informe.
Con el enfoque en la adaptación
A juicio de los investigadores brasileños autores del informe, uno de los cambios ostensibles del Quinto Informe del IPCC en relación al AR4 radica en su enfoque en la adaptación y la en mitigación.
Por cada proyección de cambios climáticos para diversas partes del mundo elaborada en el informe existen indicaciones de acciones de adaptación y mitigación, destacó Marcos Buckeridge, docente del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (USP) y uno de los autores del capítulo 27 del documento, referente a los impactos de los cambios climáticos en América del Sur y América Central.
“El informe deja muy claro que el problema del cambio climático es irreversible, por lo tanto resulta necesario definir e implementar medidas adaptativas”, declaró Buckeridge a Agência FAPESP.
“La fase de mitigación está culminando y la de adaptación está llegando, pues los países no han logrado concretar la mitigación necesaria como para que los impactos disminuyesen”, evaluó.
Aparte de Buckeridge y Marengo, otros investigadores brasileños que participaron en la elaboración del informe del IPCC fueron Carlos Afonso Nobre, secretario de Políticas y Programas de Investigación y Desarrollo (Seped) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI); Maria Assunção Silva Dias, de la USP; Carolina Dubeux, de la Universidad Federal de Río de Janeiro; Fábio Scarano, de Conservación Internacional; Jean Pierre Ometto, del Inpe, y Daniel Nepstad, del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (Ipam).

<p><b>Por Elton Alisson, desde Río de Janeiro</b></p>
<p><b>Agência FAPESP</b> – Los efectos del cambio climático se notan y se hacen sentir en diversos países y regiones del mundo, Brasil inclusive. Por ende, resulta necesario que los gobiernos empiecen a implementar en forma urgente medidas de mitigación y adaptación, a los efectos de disminuir la vulnerabilidad de sus poblaciones y de diversos sectores económicos a las variaciones del clima.</p>
<p>Estas conclusiones se desprenden del <i><b><a href="http://ipcc-wg2.gov/AR5/images/uploads/IPCC_WG2AR5_SPM_Approved.pdf" target="_blank">Resumen para Responsables de Políticas</a></b></i> (SPM, por sus siglas en inglés) del <i><b><a href="http://www.ipcc.ch/report/ar5/index.shtml" target="_blank">Informe sobre Impacto, Adaptación y Vulnerabilidad al Cambio Climático</a></b></i> del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), presentado el 1º de abril en la sede de la Academia Brasileña de Ciencias (ABC), en Río de Janeiro.</p>
<p>Este documento, que cuenta con 44 páginas, es un extracto del informe de alrededor de mil páginas sobre impacto, adaptación y vulnerabilidad climática preparado por el IPCC y presentado el 30 de marzo en Yokohama, Japón.</p>
<p>“El SPM fue escrito especialmente para los tomadores de decisiones de los países”, sostuvo José Marengo, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil y uno de los 1.719 autores del informe general. Marengo es el único representante brasileño que participó en la redacción de la conclusión del Resumen para Responsables de Políticas.</p>
<p>“Uno de los principales mensajes del documento apunta que los cambios climáticos ya están ocurriendo y afectan a las poblaciones. No necesitamos esperar otros 20 ó 30 años para ver cómo suceden eventos climáticos extremos tales como inundaciones, sequías intensas y olas de calor como las que hemos observado en Brasil durante los últimos años”, afirmó Marengo durante el evento.</p>
<p>De acuerdo con el científico, estos fenómenos climáticos extremos registrados en Brasil y en otros países han ayudado a entender la magnitud de las variaciones del clima y han estimulado a las naciones a implementar medidas de adaptación.</p>
<p>Brasil puso en marcha un programa de agricultura de subsistencia en el nordeste del país, destinado al mejoramiento de plantas adaptadas a los cambios climáticos, y se ha abocado a conservar sus principales ecosistemas: la Amazonia y el Bosque Atlántico, mediante la creación de corredores biológicos.</p>
<p>Así y todo, según Marengo, el país aún debe implementar acciones de adaptación permanentes, es decir, que solucionen en forma definitiva problemas relacionados con los cambios climáticos que afectan a la población.</p>
<p>“La primera etapa tendiente a la adaptación consiste en disminuir la vulnerabilidad ante la exposición al clima en el presente, y esto en Brasil se está haciendo de manera lenta”, evaluó. “La población del nordeste del país se ve a menudo afectada por la sequía, un problema que ha existido siempre en la región.”</p>
<p>La construcción de cisternas para acumular el agua de las lluvias, ejemplificó el investigador, constituye una de las medidas de adaptación a la sequía implementadas en el nordeste.</p>
<p>No obstante, el problema reside en que, cuando la sequía se extiende durante mucho tiempo, tal como ha sucedido en esa zona en los últimos años, resulta imposible acumular agua, pues casi no existe estación lluviosa, analizó.</p>
<p>“La adaptación a los cambios climáticos ha de ser una medida permanente. No es algo que se resolverá ahora, sobre un determinado problema climático que afecta a una población, y después, el año que viene, se evalúa qué puede hacerse si el surge nuevamente el problema”, afirmó.</p>
<p><b>La disminución de la pobreza</b></p>
<p>De acuerdo con los científicos autores del informe, la capacidad de adaptación a los cambios climáticos de los países de América del Sur y América Central ha mejorado en los últimos años, en parte debido a las iniciativas que han llevado adelante algunas naciones, pero también debido a la disminución de la pobreza.</p>
<p>Las condiciones socioeconómicas de Américas del Sur y América Central han mejorado, si bien que a un ritmo lento, desde la publicación del Cuarto Informe de Evaluación (AR4) del IPCC en 2007, señalaron los investigadores.</p>
<p>Sin embargo, existe todavía un elevado y persistente nivel de pobreza y de desigualdad socioeconómica en la mayoría de los países de ambas regiones, lo que ocasiona dificultades de acceso al agua potable, al saneamiento y a la vivienda adecuada, especialmente entre los grupos más vulnerables.</p>
<p>Este conjunto de factores tiene cuota de contribución en la escasa capacidad de adaptación a los cambios climáticos de dichas poblaciones, según se indica en el informe. “Los cambios climáticos afectarán en mayor medida a las poblaciones más pobres y que viven en las regiones más tropicales del planeta”, dijo Marengo.</p>
<p>En el informe se hace hincapié en que las proyecciones climáticas realizadas luego del AR4 prevén un aumento de temperatura de entre 1,7 °C y 6,7 °C en Sudamérica y entre 1,6 °C y 4 °C en Centroamérica en 2100.</p>
<p>En tanto, las lluvias experimentarían una merma del 22% en el nordeste de Brasil y entre el 22% y el 7% en América Central también en 2100. A su vez, serán más prolongados los períodos de sequía en la región tropical de Sudamérica y el este de los Andes, y serán más frecuentes las noches y los días calurosos en la mayoría de las regiones de Sudamérica.</p>
<p>También de acuerdo con el informe, aumentará la frecuencia y la intensidad de eventos climáticos extremos tales como sequías persistentes, lluvias fuertes e inundaciones.</p>
<p>Algunos de los posibles impactos de estas alteraciones climáticas en ambas regiones serán la extinción de hábitats y de especies significativas, fundamentalmente en la región tropical de América Latina; la sustitución de bosques tropicales por sabanas y de la vegetación semiárida por árida; el aumento de la población humana en situación de estrés hídrico (con falta de agua), y el aumento de las plagas en cultivos agrícolas y de enfermedades tales como el dengue y el paludismo.</p>
<p>“Los mayores impactos de los cambios climáticos en Sudamérica recaerán sobre la seguridad hídrica y alimentaria y sobre la salud de la población”, evaluó Marengo.</p>
<p><b>Alteraciones en el uso de la tierra</b></p>
<p>De acuerdo con los científicos autores del informe, las alteraciones en el uso de la tierra en ambas regiones –el desmonte y la degradación ambiental, por ejemplo– contribuyen significativamente para la desmejora ambiental y agravarán los impactos negativos de los cambios climáticos.</p>
<p>Pese a que los índices de desmonte en la Amazonia han disminuido sustancialmente desde 2004, hasta llegar a un promedio de 4.656 kilómetros cuadrados en 2012, zonas tales como la del cerrado, la sabana brasileña, presentan todavía altos índices de deforestación, con tasas promedio de 14.179 kilómetros cuadrados por año en el período 2002–2008, según se apunta en el informe.</p>
<p>“Los riesgos de los cambios climáticos pueden aumentar con el aumento de las emisiones de dióxido de carbono, producto de la quema de combustibles fósiles”, dijo Marengo.</p>
<p>Los altos índices de desmonte y la degradación del suelo que se han observado en la mayoría de los países de la región se atribuyen fundamentalmente a la expansión de la agricultura extensiva e intensiva para contemplar la creciente demanda mundial de alimentos.</p>
<p>Las dos actividades que tradicionalmente dominan la expansión agropecuaria en Sudamérica son la soja y la carne, y algunas de las áreas más afectadas por la expansión de la frontera agrícola en el país se encuentran en los bordes de la Selva Amazónica, en Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y en los Andes tropicales.</p>
<p>“Resulta importante considerar las necesidades políticas y legales tendientes a mantener bajo control ese proceso de alteración de la tierra en gran escala, tanto como sea posible”, se destaca en el informe.</p>
<p><b>Con el enfoque en la adaptación</b></p>
<p>A juicio de los investigadores brasileños autores del informe, uno de los cambios ostensibles del Quinto Informe del IPCC en relación al AR4 radica en su enfoque en la adaptación y la en mitigación.</p>
<p>Por cada proyección de cambios climáticos para diversas partes del mundo elaborada en el informe existen indicaciones de acciones de adaptación y mitigación, destacó Marcos Buckeridge, docente del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (USP) y uno de los autores del capítulo 27 del documento, referente a los impactos de los cambios climáticos en América del Sur y América Central.</p>
<p>“El informe deja muy claro que el problema del cambio climático es irreversible, por lo tanto resulta necesario definir e implementar medidas adaptativas”, declaró Buckeridge a Agência FAPESP.</p>
<p>“La fase de mitigación está culminando y la de adaptación está llegando, pues los países no han logrado concretar la mitigación necesaria como para que los impactos disminuyesen”, evaluó.</p>
<p>Aparte de Buckeridge y Marengo, otros investigadores brasileños que participaron en la elaboración del informe del IPCC fueron Carlos Afonso Nobre, secretario de Políticas y Programas de Investigación y Desarrollo (Seped) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI); Maria Assunção Silva Dias, de la USP; Carolina Dubeux, de la Universidad Federal de Río de Janeiro; Fábio Scarano, de Conservación Internacional; Jean Pierre Ometto, del Inpe, y Daniel Nepstad, del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (Ipam).</p>