Análisis de muestras de tumores de piel mostraron una correlación entre los cambios en las proteínas que regulan el organismo y el pronóstico de la enfermedad. Científicos brasileños y franceses obtuvieron estos resultados, que salieron publicados en la revista Nature Communications (fotografía clínica de melanoma lentiginoso acral/Ronald P. Rapini, NCBI-NLM-NIH)
Análisis de muestras de tumores de piel mostraron una correlación entre los cambios en las proteínas que regulan el organismo y el pronóstico de la enfermedad. Científicos brasileños y franceses obtuvieron estos resultados, que salieron publicados en la revista Nature Communications
Análisis de muestras de tumores de piel mostraron una correlación entre los cambios en las proteínas que regulan el organismo y el pronóstico de la enfermedad. Científicos brasileños y franceses obtuvieron estos resultados, que salieron publicados en la revista Nature Communications
Análisis de muestras de tumores de piel mostraron una correlación entre los cambios en las proteínas que regulan el organismo y el pronóstico de la enfermedad. Científicos brasileños y franceses obtuvieron estos resultados, que salieron publicados en la revista Nature Communications (fotografía clínica de melanoma lentiginoso acral/Ronald P. Rapini, NCBI-NLM-NIH)
Por André Julião | Agência FAPESP – Un grupo de investigadores de Brasil y Francia logró develar las marcas que deja la exposición al sol en el genoma de las personas acometidas por melanomas cutáneos. Este trabajo, publicado en la revista Nature Communications, aporta también una nueva comprensión de lo que sucede con otros melanomas que no son causados por los efectos de los rayos ultravioleta.
“Vimos que algunas de estas alteraciones constituyen marcadores de supervivencia de los pacientes. Logramos predecir si una persona tiene mayores o menores probabilidades de sobrevivir gracias a estas marcas existentes en el ADN”, comenta Anna Luiza Silva Almeida Vicente, primera autora del estudio, realizado durante su doctorado en el Hospital de Amor, el antiguo Hospital do Câncer de Barretos, en el estado de São Paulo, Brasil.
Silva Almeida Vicente realizó parte de los análisis durante una pasantía de investigación en el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), en Lyon, Francia, con el apoyo de una beca de la FAPESP.
Este estudio, que contó con la participación de investigadores de la institución francesa, reveló las características moleculares que pueden indicar una mayor agresividad y orientar el tratamiento.
Uno de los melanomas analizados fue el cutáneo, que posee un subtipo ligado a la exposición a los rayos solares y otro que no tiene relación con la radiación ultravioleta. Estos tumores acometen sobre todo a los individuos blancos, con efectos fundamentalmente en partes de la piel expuestas al sol.
Una proporción menor de las muestras era de melanoma acral, que no tiene relación con exposición a los rayos ultravioleta, es más común en personas negras y aparece en partes del cuerpo tales como la palma de la mano y la planta del pie. Este tipo de melanoma aún es bastante soslayado en las investigaciones, normalmente enfocadas en poblaciones de Europa y Estados Unidos.
“Existen varios subtipos de melanomas y todos pueden ser agresivos, pero en algunos esto es más común. Hay caracterizaciones histológicas, es decir, que pueden ser realizadas en el microscopio, y otras genéticas, algunas de las cuales son conocidas y que se utilizan para orientar el tratamiento. Estamos abriendo un nuevo camino en esta área, la de la epigenética, teniendo en cuenta la presencia de la exposición al sol, que apunta alteraciones no en la secuencia del ADN [como en las mutaciones genéticas], sino en la forma en que este se expresa y codifica proteínas importantes para el funcionamiento normal del organismo”, explica Vinicius de Lima Vazquez, director ejecutivo del Instituto de Enseñanza e Investigación del Hospital de Amor y uno de los coordinadores del estudio.
Información molecular
La epigenética es un campo que estudia de qué manera los factores ambientales afectan a las funciones del organismo sin que se produzcan alteraciones en la secuencia del ADN (mutaciones). En el estudio, los investigadores aplicaron distintas técnicas para analizar la alteración epigenética conocida como metilación del ADN (una modificación bioquímica que consiste en el agregado de un grupo metilo a la molécula mediante la acción de enzimas).
La metilación del ADN es un proceso necesario para el funcionamiento del organismo, pero cuando está desregulado debido a factores externos –como la exposición excesiva a los rayos ultravioleta, en el caso del melanoma– puede causar disfunciones en las células y provocar cáncer.
Los investigadores analizaron un total de 112 muestras de melanomas cutáneos y 21 de melanomas acrales. En el primer caso, se utilizaron muestras recolectadas en el propio Hospital de Amor y de un banco de datos internacional, preponderantemente provenientes de Estados Unidos y de Europa. Las de melanomas acrales fueron todas de pacientes de la institución de la ciudad paulista de Barretos.
El análisis del conjunto de moléculas de ADN metiladas mostró que los melanomas cutáneos no relacionados con la exposición solar son mucho más similares a los melanomas acrales –aquellos que tampoco sufren la influencia de los rayos ultravioleta y que se hacen más presentes en personas negras– que a los melanomas cutáneos ligados al exceso de radiación ultravioleta.
Estos resultados son corroborados por las tasas de supervivencia: los melanomas acrales y cutáneos no relacionados con la exposición solar tienen una menor sobrevida que los cutáneos relacionados con la exposición a los rayos ultravioleta.
“Observamos que estos dos tipos de tumores no relacionados con la exposición solar pueden clasificarse mediante histología como subtipos distintos, pero, desde el punto de vista de la metilación, son molecularmente muy similares, incluso con una sobrevida menor. Este es un aspecto importante que aporta el trabajo y que puede tener un impacto clínico futuramente”, dice Silva Almeida Vicente, quien actualmente lleva adelante un posdoctorado en la Universidad de California en San Francisco, en Estados Unidos.
Otro resultado que llamó la atención de los investigadores fue que el que indicó que la mutación en los genes BRAF, NRAS y NF1, común en los melanomas cutáneos, no se detectó en la mayoría de los melanomas acrales.
Asimismo, el 28,6 % de los pacientes con melanomas acrales correspondía a personas negras. En tanto, en las muestras de melanomas cutáneos del Hospital de Amor, tan solo el 5,6 % poseía el fenotipo pigmentado de piel.
Según De Lima Vazquez, algunos tratamientos para otros tipos de cáncer están avanzando con miras a asociar la información molecular con el pronóstico e identificar a los pacientes más responsivos a las terapias disponibles. Este es uno de los objetivos de los estudios sobre tumores de piel.
“Los melanomas aún carecen de información de este tipo que pueda aplicarse en el día a día. Estudios como este aportan nuevas líneas de investigación que habrá que explorar, y allanan el camino hacia un tratamiento de los pacientes de un modo cada vez más personalizado”, culmina diciendo el investigador.
Puede leerse el artículo intitulado Cutaneous and acral melanoma cross-OMICs reveals prognostic cancer drivers associated with pathobiology and ultraviolet exposure en el siguiente enlace: www.nature.com/articles/s41467-022-31488-w.
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