Es una metodología desarrollada por científicos brasileños y se basa en el conteo de la cantidad de hembras de Aedes. También se la está probando para medir el mismo riesgo con el zika y el chikunguña (foto: Muhammad Mahdi Karim/ Wikipedia)
Es una metodología desarrollada por científicos brasileños y se basa en el conteo de la cantidad de hembras de Aedes. También se la está probando para medir el mismo riesgo con el zika y el chikunguña
Es una metodología desarrollada por científicos brasileños y se basa en el conteo de la cantidad de hembras de Aedes. También se la está probando para medir el mismo riesgo con el zika y el chikunguña
Es una metodología desarrollada por científicos brasileños y se basa en el conteo de la cantidad de hembras de Aedes. También se la está probando para medir el mismo riesgo con el zika y el chikunguña (foto: Muhammad Mahdi Karim/ Wikipedia)
Por Peter Moon | Agência FAPESP – Científicos brasileños describieron en la revista Acta Tropica un nuevo índice que permite medir el riesgo de transmisión del dengue en una ciudad o en una zona con base en el nivel de infestación de hembras adultas del mosquito Aedes aegypti.
El desarrollo de la referida metodología estuvo a cargo de Maisa Carla Pereira Parra y colaboradores, bajo la supervisión de Maurício Lacerda Nogueira, de la Facultad de Medicina de São José do Rio Preto (Famerp), y Francisco Chiaravalloti-Neto, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (FSP-USP), ambas con sede en el estado de São Paulo, en Brasil.
Este estudio forma parte del Proyecto Temático intitulado “Epidemiological study of dengue (serotypes1-4) in a cohort of São José do Rio Preto, São Paulo, Brazil, during 2014-2018”, que cuenta con el apoyo de la FAPESP.
A juicio de los investigadores, este nuevo método sería más práctico y más confiable que el llamado Índice de Breteau, un valor numérico que corresponde a la razón entre la cantidad de larvas de Aedes encontradas y la cantidad total de viviendas inspeccionadas por agentes sanitarios. Es el sistema que actualmente se aplica en el control epidemiológico para determinar el nivel de infestación por el mosquito transmisor del dengue.
“El Índice de Breteau calculado en São José do Rio Preto a comienzos de 2018 fue el mayor de todos los tiempos. Fue superior incluso al de 2013, cuando la región pasó por la peor epidemia de dengue de su historia, con 18 mil casos. Sin embargo, en 2018 se han notificado sólo 44 casos de la enfermedad hasta ahora. Es decir, al menos en nuestra zona, el Índice de Breteau ya no guarda relación con la prevención de dengue”, dijo Lacerda Nogueira.
La explicación para tamaña disparidad, a juicio del investigador, puede estar relacionada con la inmunidad adquirida por una parte de la población durante las epidemias recientes.
“El problema del Índice de Breteau reside en que constituye una medida de la cantidad de larvas del mosquito, la fase en que el insecto vive en el agua. Pero lo que realmente interesa es la fase adulta. Solamente las hembras adultas transmiten el virus después de aparearse, cuando buscan sangre humana para producir y poner huevos”, explicó Chiaravalloti-Neto.
Y con base en esta constatación surgió la idea de desarrollar un nuevo índice que tuviese en cuenta únicamente la cantidad de hembras adultas. “Creíamos que sería más fidedigno y más fácil de calcular. La lógica subyacente indica que cuanto mayor es la cantidad de hembras adultas en el ambiente, mayor será la cantidad de personas infectadas”, dijo Lacerda Nogueira.
La metodología
En el caso del Índice de Breteau, los agentes sanitarios deben visitar todas las viviendas de la zona que se pretende cotejar, verificar todos los reservorios en busca de larvas de mosquitos y sumar el total encontrado. Este trabajo debe repetirse con regularidad, por lo cual debe movilizarse una gran fuerza de trabajo a un costo elevado.
En tanto, para calcular el nuevo índice, se dispersaron en São José do Rio Preto 56 trampas especiales que liberan en el ambiente un olor similar al de la piel humana, capaz de atraer a las hembras de mosquito sedientas de sangre. Al entrar en el dispositivo, quedan aprisionadas y se mueren.
“Las trampas quedaban posicionadas con un espaciamiento de entre 200 y 400 metros, que es la mitad del radio de vuelo del mosquito. Y las recogíamos al día siguiente para realizar el conteo de las hembras adultas”, comentó Lacerda Nogueira.
Este experimento se realizó dos veces por semana, lo cual permitió reunir datos de hasta 62 residencias por semana en el transcurso de un año entre la 36ª semana de 2012 y la 19ª semana de 2013.
“Al final del trabajo de campo, reunimos datos de más de 1.500 trampas. Aparte de recolectar a las hembras, también verificamos cuáles eran positivas o negativas para dengue mediante la realización análisis moleculares ", comentó Chiaravalloti-Neto.
Con base en la cantidad de hembras adultas capturadas por cada trampa, se calculó un índice entomológico, que corresponde al número de hembras de Aedes aegypti por cada 100 viviendas (vecinas al sitio en donde se encontraba la trampa) a lo largo de una semana.
"La cantidad de hembras recolectadas en una sola trampa en una residencia puede ser pequeña, pero sirve como muestra para calcular el tamaño de la infestación en los alrededores", dijo Chiaravalloti-Neto.
De este modo, el grupo construyó un mapa de la zona de São José do Rio Preto con índices de la cantidad de hembras adultas por barrio durante las 52 semanas del año. En total, con las trampas se capturaron 1.333 mosquitos del género Aedes (536 machos y 797 hembras) y 4.691 del género Culex (3.325 machos y 1.366 hembras), lo que sumó 6.024 insectos.
Los especímenes de Aedes quedaron agrupados en 893 tubos y se los testeó para la presencia del virus del dengue. El serotipo 4 del patógeno (DENV-4) fue hallado en 25 mosquitos (el 2,8% de los tubos), de los cuales 19 eran hembras y seis machos.
“Creamos bancos de datos con información sobre cada trampa y sobre los casos de dengue: dirección, fecha de instalación, fecha de recolección, cantidad de especímenes, especies de mosquitos y resultados del análisis molecular. El banco de datos de casos de dengue incluyó los domicilios de las notificaciones de dengue, la fecha de comienzo de los síntomas y el tipo y los resultados de los análisis de laboratorio”, explicó Lacerda Nogueira.
Por último, se cotejó el resultado del índice entomológico con los datos del control epidemiológico para casos de dengue en la ciudad entre la 36ª semana de 2012 y la 19ª semana de 2013.
“Al obtener todos los casos notificados, realizamos un modelado a los efectos de verificar si existiría una relación entre la cantidad de casos y la cantidad mayor o menor de hembras", dijo Chiaravalloti-Neto.
Se informó sobre más de 2.500 casos sospechosos de dengue en el área de estudio. De ellos, 1.137 casos se registraron como confirmados. Hubo 820 casos que testearon positivo para DENV (el 72,1%) y 317 que combinaron con criterios epidemiológicos clínicos (un 27,9%). Como control se utilizaron 1.450 casos que testearon negativo para DENV.
Según Chiaravalloti-Neto, el resultado del modelado no podría haber sido mejor. “Cuando aumentó la cantidad de hembras, se observó un correspondiente incremento del riesgo de incidencia de dengue”, comentó.
“Nuestro índice entomológico se correlaciona positivamente con la incidencia de dengue, particularmente durante los intervalos en los cuales las medidas de control de vectores se aplicaron en forma menos intensiva”, dijo Lacerda Nogueira.
Los investigadores ahora están repitiendo el experimento en otro vecindario con el objetivo de validar los resultados del primer trabajo y demostrar que este nuevo método constituye efectivamente una alternativa confiable al Índice de Breteau.
“El estudio actual es más amplio que el primero. Además del dengue, estamos testeando el nuevo método para medir el riesgo de transmisión de zika y chikunguña. Pero los resultados tardarán un poco aún”, dijo Lacerda Nogueira.
Puede leerse el artículo intitulado Using adult Aedes aegypti females to predict areas at risk for dengue transmission: A spatial case-control study, de Maisa Carla Pereira Parra, Eliane Aparecida Fávaro, Margareth Regina Dibo, Adriano Mondini, Álvaro Eduardo Eiras, Erna Geessien Kroon, Mauro Martins Teixeira, Mauricio Lacerda Nogueira y Francisco Chiaravalloti-Neto, en el siguiente enlace: sciencedirect.com/science/article/pii/S0001706X17312020?via%3Dihub.
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