Al frente del mayor centro de producción de vacunas de América Latina, con sede en São Paulo, Brasil, Esper Kallás participó como invitado en la 2ª Conferencia FAPESP 2023, cuyo tema fue “Virus, pandemia y vacunas”. El infectólogo disertó sobre la llamada “Misión 100 Días”, que apunta a producir nuevas vacunas en poco más de tres meses (foto: Renato Rodrigues/Instituto Butantan)
Al frente del mayor centro de producción de vacunas de América Latina, con sede en São Paulo, Brasil, Esper Kallás participó como invitado en la 2ª Conferencia FAPESP 2023, cuyo tema fue “Virus, pandemia y vacunas”. El infectólogo disertó sobre la llamada “Misión 100 Días”, que apunta a producir nuevas vacunas en poco más de tres meses
Al frente del mayor centro de producción de vacunas de América Latina, con sede en São Paulo, Brasil, Esper Kallás participó como invitado en la 2ª Conferencia FAPESP 2023, cuyo tema fue “Virus, pandemia y vacunas”. El infectólogo disertó sobre la llamada “Misión 100 Días”, que apunta a producir nuevas vacunas en poco más de tres meses
Al frente del mayor centro de producción de vacunas de América Latina, con sede en São Paulo, Brasil, Esper Kallás participó como invitado en la 2ª Conferencia FAPESP 2023, cuyo tema fue “Virus, pandemia y vacunas”. El infectólogo disertó sobre la llamada “Misión 100 Días”, que apunta a producir nuevas vacunas en poco más de tres meses (foto: Renato Rodrigues/Instituto Butantan)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – La probabilidad de que el mundo enfrente nuevas pandemias a corto o mediano plazo es muy alta. Y debemos estar preparados para ello. Esta fue la advertencia que realizó el médico infectólogo Esper Kallás durante la 2ª Conferencia FAPESP 2023, que tuvo lugar el pasado día 25 de mayo, con el tema “Virus, pandemia y vacunas”.
Kallás es director del Instituto Butantan, un centro de investigaciones biomédicas vinculado a la Secretaría de Salud del Estado de São Paulo, en Brasil, y que es el mayor centro productor de sueros inmunoterapéuticos y vacunas de Latinoamérica.
Estar preparado es combatir la “pandemia de la desinformación” fabricada por los negacionistas de la ciencia, e implementar en forma rápida y eficiente iniciativas como la llamada “Misión 100 Días”, que consiste en detectar al agente infeccioso, crear una forma de tratamiento y desarrollar la respectiva vacuna en poco más de tres meses. Kallás detalló en qué medida el Instituto Butantan ha avanzado en tal sentido.
“El primer paso, fundamental para cualquier país, consiste en contar con un sistema de vigilancia capaz de detectar cualquier anomalía. Para ello se deben definir los síndromes clínicos, rastrear los eventuales patógenos, investigar los nuevos agentes y determinar las tendencias epidemiológicas”, explicó. Y añadió que el Butantan cuenta con una estructura, el Centro de Vigilancia Viral y Evaluación Serológica (CeVIVAS), que posee capacidad como para efectuar el diagnóstico molecular y la clasificación genómica del SARS-CoV-2, el influenzavirus y el virus del dengue.
El segundo paso, de acuerdo con el infectólogo, consiste en diseñar una forma de tratamiento. Y la manera más rápida, aparte de rastrear los productos ya disponibles en las góndolas, es mediante anticuerpos monoclonales o asociaciones de anticuerpos con acción antiinfecciosa. En este caso, el Butantan posee dos plataformas: una que data de la época de la creación del instituto, y que es la producción de sueros hiperinmunes extraídos de plasmas de animales inmunizados, y la otra, bastante desarrollada durante la pandemia de COVID-19, es la identificación y el desarrollo de anticuerpos monoclonales neutralizantes.
El último paso es la producción de vacunas. “El rol de Brasil en el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19 es incuestionable. Los cuatro productos utilizados en el país se hicieron solamente acá o también acá. Junto a algunos pocos países del mundo, fueron científicos brasileños quienes hicieron los principales aportes para traer esas vacunas al día a día. Hemos vivenciado esto intensamente durante estos últimos años”, enfatizó.
Kallás enumeró las diferentes plataformas disponibles para la producción de vacunas, sus pros y sus contras: ARN mensajero, ADN, agente entero inactivado o atenuado, vectores virales, subunidades proteicas, moléculas transportadoras de proteínas y vacunas producidas en huevos. Y afirmó que el blanco principal en este momento es la influenza, por constituir la principal amenaza pandémica en el horizonte.
Los factores de riesgo
El infectólogo mencionó un conjunto de factores generales que contribuyen para el riesgo de eclosión de nuevas pandemias: el aumento de la población mundial y de la movilidad, el crecimiento de la cantidad de personas que viven en la frontera de la civilización con la vida silvestre, el incremento de la cantidad de personas con comorbilidades e inmunodeficiencias primarias y la mayor cantidad de catástrofes causadas por la acción humana. Y, por último, pero seguramente el factor más importante: el cambio climático.
“La población mundial superó en el año 2022 la marca de los 8.000 millones de personas, con una estimación de que llegará a un pico de 10.400 millones aproximadamente en 2080, antes de que la curva de crecimiento empiece a caer. Esto por sí solo eleva la cifra de personas que pueden ser susceptibles a la acción de agentes infecciosos. Con el aumento de la movilidad que brindan los viajes aéreos, es posible llegar a cualquier lugar del mundo en menos de 24 horas, cosa que constituye una gran ventaja para un agente transmisible, ya que así logra estar presente en distintos lugares en un lapso de tiempo muy corto”, dijo Kallás.
La enorme presión demográfica y la facilidad de locomoción hacen que los humanos invadan cada vez más los hábitats silvestres. Y el contacto directo con los animales que viven en esas áreas, ya sea a través de la alimentación, por la interacción con excrementos y por otros medios deja a la humanidad a merced de agentes patogénicos para los cuales aún no ha desarrollado defensas. “Los murciélagos por sí solos poseen más de 40 mil tipos de virus capaces de infectar a otros mamíferos”, informó el infectólogo.
Por otra parte, la prolongación del tiempo de vida y el aumento de las chances de sobrevivir a las enfermedades, que constituyen una gran vitoria de la ciencia y de la medicina, hacen posible que los porcentajes de personas con comorbilidades o inmunodeficiencias primarias crezcan progresivamente en el seno de la población. “Estos grupos se encuentran más sujetos a infectarse, albergar mutaciones de los agentes infecciosos y transmitírselas a otras personas. En el caso del COVID-19, se sospecha que algunas de las variantes surgieron porque el virus siguió multiplicándose durante períodos muy largos en pacientes inmunodeficientes, que no eran capaces de erradicarlos”, afirmó Kallás.
Todo esto compone un cuadro favorable a la aparición de nuevas pandemias. Un cuadro que se ve sumamente agravado por las catástrofes causadas por la acción humana (como las tragedias de las roturas de las represas de desechos minerales en las localidades brasileñas de Mariana y Brumadinho, en el estado de Minas Gerais, acaecidas en 2015 y 2019 respectivamente, con un enorme impacto social y ambiental) y, más aún, por la crisis climática.
“Las situaciones climáticas extremas crean diversas condiciones de impacto sobre la salud humana. El calor extremo puede causar por sí solo problemas de salud, pero el cambio del clima también tiende a facilitar la propagación de enfermedades de transmisión respiratoria, hídrica o alimentaria. Y la diseminación de vectores en regiones donde normalmente no se encontrarían presentes. Este es el caso del actual brote de dengue en el estado de Santa Catarina [en el sur de Brasil]”, ejemplifica Kallás, al recordar que el vector de esta enfermedad, el mosquito Aedes aegypti, no existía antes en el sur del país en función de su baja temperatura.
En este contexto de factores generales propicios para el surgimiento de una posible nueva pandemia, la Organización Mundial de Salud (OMS) listó los siguientes agentes o enfermedades como causantes prioritarios: el COVID-19, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, el ébola y el virus de Marburgo, la fiebre de Lassa, el MERS-CoV y el SARS, el virus de Nipah y otras enfermedades henipavirales, la fiebre del Valle del Rift y el zika. Y añade una “enfermedad X”, provocada por algún factor aún imponderable.
Kallás es profesor titular del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Parasitarias de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP). Fue director del Centro de Investigaciones Clínicas del Hospital de Clínicas de la FM-USP y actuó durante la pandemia de COVID-19 en la primera línea de atención clínica, integró el Centro de Contingencia del Estado de São Paulo y participó como investigador principal en la fase III del desarrollo de la vacuna CoronaVac.
En la sesión de preguntas y respuestas tras su conferencia, él recordó que las medidas de contención adoptadas durante la pandemia de COVID-19 en el estado de São Paulo impidieron que su sistema sanitario entrase en colapso, tal como sucedió en la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos, por ejemplo.
La 2ª Conferencia FAPESP 2023, “Virus, pandemia y vacunas”, contó con la participación del profesor Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP, y de los profesores Marcio de Castro Silva Filho y Carlos Américo Pacheco, director científico y director presidente del Consejo Técnico Administrativo de la fundación paulista respectivamente. También estuvieron presentes Andrew Simpson, quien coordinó el Proyecto Genoma FAPESP, y Walter Colli, exdirector del Instituto Butantan.
Zago sostuvo que la creación de un laboratorio con nivel de bioseguridad 4, destinado al manipuleo de microorganismos de extrema peligrosidad, es algo que debe estudiarse. “No es un proyecto de la FAPESP. Pero puede convertirse en un proyecto del estado de São Paulo. El estado puede resolver invertir en esto”, sostuvo.
La 2ª Conferencia FAPESP 2023, “Virus, pandemia y vacunas”, se encuentra disponible completa en el siguiente enlace: www.youtube.com/watch?v=4i2k9WuaGMY.
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